Desde la fila tres del patio de butacas
Por David Barbero | 18 noviembre 2019 - 11:11 am
Categoría: General

David Barbero

-A algún crítico, le sorprendió que ayer se llenara el teatro Serantes de Santurtzi para ver la obra ‘Viejo amigo Cicerón’ escrita por Ernesto Caballero, dirigida por Mario Gas y protagonizada por José María Pou.
-Sabía que es una obra muy densa, valiente, llena de debate de ideas. Pensaba ese critico que el público está más acostumbrado a acudir a las obras ligeras, protagonizadas por actrices o actores famosos por aparecer en televisión.
-No solamente hubo muchos espectadores. Escucharon my atentos la función y aplaudieron con convicción y generosidad al terminar.
-El texto analiza la actitud y las ideas de Cicerón en unos tiempos de crisis política en la república romana. Incide, además, en los paralelismos que puede haber con el momento actual. Se plantea como un debate de propuestas y actitudes personales ante esa situación y ante los poderosos que desean utilizar el gobierno en su beneficio.
-Para los intérpretes, es una función muy exigente. Reclama de ellos un cambio constante de registros, de tonos, incluso de personalidades. Aparentemente no sacuden acontecimientos destacados sobre el escenario. Pero la dialéctica interior es muy fuerte y dinámica. Antes he citado a José María Pou. Es preciso añadir a sus jóvenes acompañantes, Bernat Quintana y Miranda Gas.
-Al público, también se le exige un estado de atención activa sin descanso. Es preciso no perder los detalles para participar de la muy matizada
propuesta.
-En las butacas próximas a la mía, había dos profesoras de instituto, que se alegraban de presenciar una obra implicada en los problemas de la sociedad actual. Manifestaban su propósito de comentárselo a sus alumnos adolescentes para despertar su quizá perdido interés por el teatro al considerarlo algo ‘pasado’.

Desde la fila tres del patio de butacas
Por David Barbero | 17 noviembre 2019 - 11:40 am
Categoría: General

David Barbero

-Antes de contestar a esa pregunta, vamos a hacer referencia a lo visto ayer en el Teatro Serantes, dentro del festival internacional de teatro de Santurtzi.
-Ayer se representó ‘Tito Andrónico’ de William Shakespeare. Por la compañía Teatro del Noctambulo. La versión es de Nando López. La dirección, de Antonio Castro Guijosa.
-El espectáculo duró tres horas, con un pequeño descanso. En otras ocasiones, hora y media se hace larga. Esta vez, no se notó el paso del tiempo.
-Es el mismo montaje que ha participado en el festival internacional de teatro clásico de Mérida. Un espectáculo potente, directo, violento, sin concesiones, con fuerza, con ritmo, valiente…
-La versión del texto consigue que los hechos fluyan, que los personajes se expresen con fuerza y naturalizad. Sin el encorsetamiento por las rimas y los versos. Con claridad, con firmeza.
-La dirección es eficaz. Sin preocuparse por el lucimiento. Al servicio de la acción y de las emociones.
-La interpretación cuidada, adecuada para cada personaje, para cada situación, para cada escena.
-Los efectos técnicos acompasados y dirigidos en la misma dirección.
-Ahora llega mi respuesta a la pregunta del título. Soy consciente de que voy a ser generalista. Y también sé que hay alguna excepción. Pero creo que el teatro clásico español está lastrado por sus temas superficiales; por su preocupación por el honor o la honra mirada como apariencia; por su obsesión por la infidelidad de la esposa o ser coronado con cuernos; por considerar que el rey debe decidir quién se casa con quien; por la censura de la Inquisición; por los intereses de la iglesia católica; por la utilización de todo para predicar el concilio de Trento; por…
-Mientras, Shakespeare y el teatro isabelino atendían a las emociones básicas; a los conflictos esenciales; a la lucha por el poder; a la violencia. Tiene ‘caracteres’ potentes, básicos, enfrentados a lo fundamental.
-Bueno. Las opiniones parten de la subjetividad. Quizá tú opines de otra manera.

Desde la fila tres del patio de butacas
Por David Barbero | 16 noviembre 2019 - 11:11 am
Categoría: General

David Barbero

-Os voy a repetir la frase. ‘¿Es que el teatro no evoluciona o qué?’. Ésta es la expresión que me lanzaron ayer tres jóvenes al salir del teatro.
-Sitúo la acción. Yo salía del teatro Ser antes en Santurtzi. Acababa de ver, la adaptación semi musical de ‘Muerte en el Nilo’ de Agatha Christie. La adaptación y la dirección son responsabilidad de Víctor Conde. Llovía un poco. Hacía bastante frio y viento. Coincidí a la salida con dos chicas y un chico.
– El parlamento completo fue: ‘Tú que comentas cosas sobre artes escénicas. ¿Es que el teatro no evoluciona o qué?
-Yo tímidamente respondí. ‘No sé por qué lo decís’.
-‘Ni en el cine ni en la novela negra, se le ocurriría a nadie a estas alturas repetir los esquemas de la Christie. Son maneras de narrar absolutamente superadas.’ Ésa fue la respuesta.
-Para ser más exacto, diré que la primera interpelación hacia sido del chico. Pero la explicación más detallada fue de una de las chicas. La más delgada, con los labios pintados de rojo. Elegante.
-Para entonces, ya se había detenido alguna gente alrededor. Así que me puse nervioso.
-Sólo supe decir: ‘Lo voy a pensar y os contesto’.
-Fue la otra chica la que remató la conversación. Un poco gordita. Pero más moderna. ‘No creas que te vas a escapar. El próximo día que nos veamos, te lo preguntamos’.
-Así que tengo que preparar una respuesta. ¿Me ayudaréis?

Desde la fila tres del patio de butacas
Por David Barbero | 15 noviembre 2019 - 12:36 pm
Categoría: General

David Barbero

-El debate de ayer al salir del Teatro Arriaga, tras ver ‘Juguetes rotos’, fue algo más largo de lo normal.
-Sobre todo porque había dejado de llover.
-El espectáculo está escrito y dirigido por Carolina Román. Los intérpretes son Kike Guaza y Nacho Guerreros.
-Todos coincidíamos en haber acudido esperanzados por la ‘fama’ previa del espectáculo. Algunos se motivaron porr las palabras de la directora y autora de que proponía una reflexión sobre la identidad sexual y los problemas que ello conlleva.
-Casi la mayoría pensábamos que no hay que hacer mucho caso a la propaganda. También coincidíamos en que es difícil realizar esa reflexión partiendo de tópicos. Pero algunas se negaban a llamar tópica a la realidad.
-Otro motivo previo para acudir a esta pieza había sido que los intérpretes habían estado nominados a los premios Max por su actuación. Sin embargo el debate se centró en la cuestión de si los actores acostumbrados a hacer series televisivas adquieren el vicio de pronunciar mal. Hubo quien afirmó que no están preparados para emitir la voz más allá de la cuarta fila de los teatros.
-Pero todos los tertulianos improvisados estuvimos contentos de acudir el teatro y poder debatir después. Siempre es enriquecedor.

Desde la fila tres del patio de butacas
Por David Barbero | 13 noviembre 2019 - 11:34 am
Categoría: General

David Barbero

-Ayer me ratifiqué en la necesidad de que exista y se desarrolle un teatro ‘difícil’. Entiendo por difícil, un teatro conceptual, discursivo, intelectual, ideológico, de debate. Hay que aceptar que también suele resultar árido, duro, esforzado y poco gratificante.
-Llegué a esa conclusión, asistiendo a la representación en el teatro Arriaga, de la ya conocida obra ‘Ella no es Liz Taylor’, escrita y dirigida por Chema Trujillo. Está interpretada por Ana Blanco y Eguski Zubia. En su preparación, también han participado, Aitor Borobia como ayudante de dirección, Anitz en la caracterización y Nati Ortiz de Zárate en el vestuario.
-Se mueve esta pieza en el ambiente del arte contemporáneo. Ofrece una exposición y un debate sobre las maneras de concebir y vivir la creación artística. Se toma como pie el regalo de un retrato que Andy Warhol hace a la actriz Elizabeth Taylor. Y desarrolla las consideraciones que hace Marcel Duchamp, otro mito de ese mundo plástico.
-El polifacético Chema Trujillo demuestra aquí un más que notable conocimiento del arte moderno y de las teorías que tratan de explicarlo. También evidencia una gran valentía al afrontar un proyecto de gran riesgo.
-Esas mismas cualidades exhiben las actrices Eguzki Zubia y Ana Blanco. Sus personajes ofrecen muchísimas resistencias para ser interpretados. El desarrollo discursivo y abstracto de la pieza hace su labor todavía más complicada. Por esa razón, es preciso reconocer su merito.
-Yo ya he expuesto, al comienzo, mi opinión favorable a la existencia y desarrollo de este tipo de teatro.
-Pero también es comprensible el criterio de quienes ayer salían del teatro Arriaga opinando que la experiencia de asistir a una representación escénica debe ser gratificante.

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