Desde la fila tres del patio de butacas
Por David Barbero | 15 marzo 2019 - 11:45 am
Categoría: General

David Barbero

-Soy conocedor de que, para muchos buenos aficionados al teatro, el actor Arturo Fernández no existe. En su derecho están de tener esa opinión. ¡Faltaría más! No me voy a meter yo en decir lo que cada uno debe valorar.
-De hecho, a mí ese teatro que algunos llaman alta comedia me importa poco.
-Pero tiene su público. Incluso sus seguidores. Y sus aficionados. No sé cuantificarlos. Pero hay quienes conceden una ‘alta’ valoración a ese género y defienden las exigencias constructivas e interpretativas de esas obras y sus personajes.
-Ayer estuve viendo la obra ‘Alta seducción’ que presenta en el teatro Campos Elíseos de Bilbao el actor Arturo Fernández, coincidiendo con su noventa cumpleaños.
-El señor Fernández lleva muchas décadas dedicándose a este género. Lo defiende. Se ha preparado y cuidado para mantenerlo. Se ha convertido en su emblema. Tiene muchos y sobre todo muchas incondicionales. Muy pocos intérpretes, si hay alguno, pueden decir lo mismo.
-Ayer, con noventa años, mantuvo el tipo, el genio y la figura.
-En consecuencia, añado mi reconocimiento y mi elogio.

Desde la fila tres del patio de butacas
Por David Barbero | 11 marzo 2019 - 12:30 pm
Categoría: General

David Barbero

-Voy a intentar ser lo menos subjetivo posible. Ayer asistí, en el teatro Serantes de Santurtzi, a la representación de ‘Hermanas’ escrita y dirigida por Pascal Rambert e interpretada por Bárbara Lennie e Irene Escolar. La sala estaba completamente llena. Al final de la representación, los aplausos fueron unánimes y entusiastas. El público hizo salir a las actrices varias veces a recibir más aplausos.
-Deseo enfatizar en ello por contraste con el título de este comentario. También quiero destacar que este espectáculo se ha convertido en una referencia por su notoriedad. Tampoco deseo poner en duda la exitosa trayectoria del autor y los numerosos premios que ha recibido.
-Es muy posible, por lo tanto, que si yo discrepo en la valoración positiva de esta obra, el equivocado sea yo.
-Dicho esto, me gustaría aclarar la elección de la palabra verborrea. Responde a la sensación de que el texto de esta obra es un cúmulo de palabras y frases lanzadas sin dirección, en forma de bucle, sin progresión dramática y sin conexión como dialogo entre los personajes. En todo caso, podrían valorarse como parlamentos inconexos para ser expuestos a toda velocidad, en tono de enfado, mientras las interpretes gesticulan y se mueven sin responder a la interpelante, sin replicar a los argumentos expuestos y desde luego sin ofrecer al público un argumento ideológico o emocional coherente.
-De esa manera, lo que se dice sobre el escenario, de modo aparentemente apasionado desde el principio, ni avanza, ni cambia, ni progresa, ni provoca conflictos entre las posiciones estáticas que no se comunican, a pesar de repetir las mismas palabras en un tono casi idéntico y con gestos muy similares.
-La dirección escénica, realizada por el propio Pascal Rambert, se rige por las mismas coordenadas. Las parrafadas son lanzadas en tonos aparentemente encrespados pero emocionalmente distantes. No se ayuda a la comprensión por parte del público. Sólo hay un intento de impactarle con los gritos y los gestos aparatosos desde el principio y en el mismo tono durante toda la obra.
-Sería injusto echar la culpa de esta ‘verborrea’ a las actrices. Suficiente esfuerzo se ven obligadas a realizar para mantener el tipo durante todo el tiempo en este bucle sin posibilidad de evolucionar y sin personajes tratados en profundidad donde anclar su interpretación.
-En relación con este último aspecto, no me resisto a recoger una parte del programa de mano firmado por el autor. Dice: ‘Escribo para cuatro cuerpos. Dos cuerpos de actrices españolas y dos cuerpos de actrices francesas. Cuatro cuerpos para dos personajes femeninos’. Supongo que es una metáfora. Pero quizá hubiera sido más acertado escribir no sólo para los cuerpos de Bárbara Lennie e Irene Escolar. Son dos actrices con muchas cualidades y personas muy inteligentes.
-Pero vuelvo al principio. La mayoría de los asistentes al espectáculo de ayer en el Teatro Serantes de Santurtzi aplaudieron con entusiasmo. Así que – lo vuelvo a reconocer – seguramente la equivocación es mía.
-Y confieso otro sentimiento. Reconozco que termino este comentario con la sensación de haber caído yo en el fallo denunciado al principio: la verborrea.

Desde la fila tres del patio de butacas
Por David Barbero | 10 marzo 2019 - 11:46 am
Categoría: General

David Barbero

-Ayer, en la sala La Fundición de Bilbao, participé en un espectáculo teatral de extraordinaria fuerza, con gran contenido dramático y con una intensa capacidad de trasformación social y humana.
-Voy a aclarar lo de ‘participar’. Fui sólo un espectador. Pero la representación tuvo tal capacidad de identificación y de comunicación, que no nos permitió a nadie mantener una actitud pasiva.
-Se representó el monólogo de Bernard. Marie Koltés ‘Noche justo antes de los bosques’. La traducción y la dirección son responsabilidad y mérito de Fernando Renjifo. La emotiva, vibrante, intensa y decidida interpretación fue realizada por Juan Ceacero.
-Este texto de Koltés tiene ya algo más de cuarenta años. Pero no sólo mantiene la vigencia. Parece como si hubiera sido escrito hoy mismo. Refleja con exactitud la situación y los problemas actuales e inmediatos. En las últimas décadas del pasado, pero reciente, siglo XX, este autor y este monólogo fueron muy reconocidos. Sin duda, influyó la juventud y la pronta muerte del autor. Pero pronto se impuso la profunda capacidad de analizar la sociedad y las fragilidades humanas. Así que se convirtió en un clásico contemporáneo, cuya vigencia y fuerza pudo confirmarse ayer en la Fundición.
-El gran impacto producido en ésta representación es mérito de la limpieza y absoluta claridad lograda en la traducción de Renjizo. Su dirección también favorece los mismos objetivos: Respeto al texto, profundización en las ideas y las emociones expresadas, comunicación directa con el espectador.
-La otra gran parte del mérito hay que atribuírsela a Juan Ceacero como intérprete de este difícil paro también agradecido texto. En su actuación demuestra una entrega total, una absoluta capacidad de comunicación intelectual y emotiva, una intensa labor física y técnica y un dominio absoluto de los recursos interpretativos.
-Fue la de ayer una intensa, productiva y gratificante sesión teatral que se completó con el encuentro posterior en el que se pudo comprobar la manera profesional, cuidada, entregada y emotiva de su trabajo.
-Así que muy agradecido por vuestro trabajo.

Desde la fila tres del patio de butacas
Por David Barbero | 9 marzo 2019 - 11:27 am
Categoría: General

David Barbero

-Ayer acudí al estreno en el teatro Arriaga de Bilbao de la obra ‘Ilusiones’. Venía precedida de fama como una pieza innovadora desde Madrid. Pertenece a la prestigiosa y productiva factoría de Kamikaze. El texto es de un autor ruso. Aunque desconocido aquí, ha sido presentado con valores positivos. El director y adoptador es un teatrero de gran prestigio, como es Miguel del Arco. En el elenco, hay intérpretes conocidos y reconcomidos. Pueden destacar los nombres de Marta Etura y Daniel Grao.
-Sin embargo, el aforo no estaba ni mucho menos lleno. Quizá se pueda atribuir a que coincidencia con los actos principales del día reivindicativo de las mujeres. Siendo éstas las que más acuden a los actos culturales, ayer estaban con otra preocupación muy importante.
-La palabra ‘Ilusiones’ pude tener un doble sentido. Por un lado, significa los anhelos de una persona. Por otro, se refiere a las apariencias vacías de contenido real o carentes de veracidad consistente. La obra parece referirse a lo segundo, aunque las dos acepciones suelen estar relacionadas.
-‘Ilusiones’ es un curioso ejercicio sobre la manera de exponer las historias en un escenario. Teóricamente, se suele decir que en teatro las cosas no se tienen que narrar verbalmente, sino que deben suceder. En eso, se diferencia por ejemplo de la novela. Aquí en cambio, las historias se narran. Los actores van contando sucesivamente diversos aspectos de los personajes protagonistas. Con todos esos monólogos, se completa la historia, que no tiene lugar ante los espectadores.
-Eso permite un juego, digamos que, ‘ilusorio’ sobre la realidad de las relaciones entre las personas, sobre el matrimonio y hasta un debate verbal sobre la necesidad de correspondencia en el amor.
-Hay que reconocer que tiene originalidad. También hay que reconocer que la calidad y experiencia del director ayuda que el experimento funcione. Asimismo hay que atribuir parte del mérito al buen hacer de las dos actrices y dos actores que lo llevan a cabo.
-Sin embargo, el juego de narraciones monologadas tiene sus riesgos. Añade dificultades para mantener la atención y es más proclive al aburrimiento. Los responsables de la dirección y la interpretación, conscientes de ello, realizan esfuerzos para evitarlo. Introducen canciones y movimientos complementarios para distraer al personal.
-Ese ejercicio de narraciones parciales para completar una historia a modo de puzle debe realizarse, además, con mucha exactitud. Se nota si hay alguna pieza que es innecesaria para completar el rompecabezas. Existe el riesgo de producir confusión. Eso suele repercutir en que la pieza resulte innecesariamente larga,
-De todos modos, es digno de agradecer el bien intencionado ejercicio de innovar y llevar al teatro por caninos distintos. Así que bienvenidas ‘Ilusiones’.

Desde la fila tres del patio de butacas
Por David Barbero | 7 marzo 2019 - 12:09 pm
Categoría: General

David Barbero

-No recuerdo con exactitud la definición oficial de ‘Joyita’. Más o menos es así: Expresión antigua que alude a un objeto, o también persona, hecho, o hecha, con materiales de gran valor y adornado/a con piedras preciosas. Aunque sea diminutivo, puede aplicarse para destacar todavía más cualidades muy destacadas.
-Es, por lo tanto, un calificativo que viene como anillo al dedo a la pieza teatral ‘Lyceum club’, que ayer volví a ver en el escenario del teatro Arriaga de Bilbao.
-No es de extrañar que, a pesar de su escasa difusión hasta ahora, y sus reducidos medios publicitarios, haya sido reconocida con las nominaciones a destacados premios teatrales.
-Tiene, además, esta pieza una característica muy propia de las joyitas. Es el cuidado, el mimo, la atención a los detalles, el amor con que ha sido hecha y se renueva en cada una de las representaciones. Y otro requisito más. Todos los elementos, por pequeños que sean, dejen encajar a la perfección.
-Por esa razón, va también mejorando en su evolución. Ayer, me gustó, me emocionó, me interesó, me dejó todavía mejor sabor de boca que hace unos meses.
-Una buena parte del mérito debe atribuirse a María Goiricelaya como autora del texto y directora. Sin aparatosos planteamientos, nudos y desenlaces, ha sabido plasmar la creación del primer club feminista de España. Ha condensado los ambientes en los que nació y se desarrolló ese movimiento feminista. Ha reflejado las vidas de sus fundadoras con sus matices específicos. Ha expuesto los anhelos de las mujeres trascendiendo las épocas. Ha creado las atmosferas adecuadas. Ha expuesto los objetivos sin necesidad de enfatizarlos. Ha transmitido las emociones. Ha logrado la identificación de las y los espectadores.
-la misma proporción de mérito hay que atribuir a las cuatro intérpretes. Citemos sus nombres. Ane Pikaza, Nagore González, Olatz Gamboa y Getari Etxegarai. Exactas en sus movimientos y en sus expresiones. Contenidas en unas emociones y extendidas en otras. Muy expresivas en las matizaciones de sus personajes. Colaboradoras en la creación de atmósferas. Generosas en colaborar en el protagonismo de las otras.
-No menos mérito hay que conceder a la parte musical del espectáculo. Aquí el destinatario principal del aplauso debe ser Adrián García de los Ojos. Muy adecuado y oportuno el acompañamiento instrumental. Afinada la selección de las canciones. Muy cuidadas y ajustadas las intervenciones de canto. A este punto, han prestado mucha atención las actrices.
-Sería una injusticia no aludir a los elementos técnicos del espectáculo. No se puede dejar de citar que, en el diseño de vestuario, se han cuidado las hechuras, los colores y todos los detalles. Tampoco es posible dejar de reconocer la exactitud de las iluminaciones. Contribuye al desarrollo de las escenas y a la matización de las atmosferas. La funcionalidad del atrezo permite la agilidad en los movimientos.
-En resumen, una gran joyita. Además, especialmente oportuna en este momento.

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