-Ya comenté ayer, en este mismo espacio, que estaba muy interesado en analizar el espectáculo titulado en castellano ‘Un cuarteto de cuerda: Ansiedad y sexo’ que está presentando el Teatro Arriaga de Bilbao, bajo la dirección de Calixto Bieito.
-Se ofrece como una manera muy representativa del tipo de teatro que se hace, en la actualidad, en Centro Europa y los Países escandinavos. Además, uno de los objetivos por los que Bieito se ha encargado de la dirección artística del teatro bilbaíno es sintonizar escénicamente con estos países.
-No es la primera vez que acudo a este mismo local con la inquietud de entender en su plenitud esta forma de presentar el teatro. Por delante, ha habido, en los dos últimos años, otros destacados espectáculos dirigidos por el propio Bieito y por algunos de los colegas que caminan por esas mismas coordenadas. Como puntos de referencia, es preciso citar las piezas presentadas esta misma temporada: ‘Obabakoak’ y ‘Johannes Pasión’.
-Debo reconocer que, a pesar de mis esfuerzos y del interés que pongo en captar sus claves, todavía no he logrado desentrañar y definir los elementos esenciales.
-Evidentemente hay un propósito de llevar el teatro por un camino diferente. El propio Calisto Bieito ha dicho en público y en privado que ya no está en la fase de ‘montar textos teatrales’. Se mueve en otras coordenadas.
-Hay quien tiene la teoría de que los directores teatrales de ahora, o una parte de ellos, se han convertido en coreógrafos, a modo de lo que sucede en la danza o el ballet. Hay elementos de semejanza. También se podría decir que adoptan la actitud de un director de concierto. No digo de orquesta. Adoptan la forma de concierto musical para transformarlo.
-Por ejemplo, en ‘Johannes Passion’, parte de un típico concierto clásico y lo lleva hasta una performance llena de emotividad y fuerza comunicativa. En la propuesta actual, arranca de unos textos filosóficos, nada teatrales, y camina hacia una estructura de concierto de un cuarteto de cuerda y unos recitadores a los que imprime una notable fuerza expresiva.
-El tratamiento del texto teatral adquiere una forma diferente. Desde luego, está alejado de los habituales parlamentos dialogados. Se convierten en párrafos, generalmente muy largos, expositivos, narrativos o discursivos, que son recitados directamente al público. Se podría decir que la acción no ‘sucede’ sobre el escenario sino que se cuenta, se narra, se expone. Ésa era la diferencia substancial entre la narrativa y el teatro. Pero también ha sido eliminada.
-La misión del intérprete también es otra. Ya no se trata de encarnar un personaje y darle vida. Quizá aquí sí que sea útil la imagen de los bailarines que hacen una coreografía. No realizan su ‘papel’ con movimientos sino con expresiones y actitudes dirigidas al espectador, pero sin darle las claves para entenderlo o comprender su significado. Este esquema no se aplica sólo a los considerados actores y actrices. Los intérpretes de la música también deben participar de este espíritu.
-Es muy posible que el objetivo de este tipo de espectáculos sea mantener al espectador en una especie de inquietud inestable, de tensión indeterminada o de búsqueda que no termina de hallar lo que persigue.
-El decorado y otros elementos visuales tampoco colaboran con la reconstrucción entendible. Son quizá elementos inquietantes o que pretenden llamar la atención. Además, son utilizados para, en un momento determinado, producir una gran caída a modo de cataclismo con gran ruido y aparatosidad con el fin de impactar al espectador, despertarte e impresionarle.
-Podría enumerar otra serie de los elementos que alcanzo a ver en esto que se presenta como una nueva manera de presentar los espectáculos escénicos. Pero supongo que ha quedado claro que no he llegado a comprenderlo en la profundidad que yo desearía. Así que tendré que seguir intentándolo.
-Desde luego, si reconozco que no he llegado a entenderlo, no tengo la osadía de juzgarlo.
DAVID BARBERO
Dentro de la oferta teatral para este fin de semana en los escenarios vizcaínos, me voy a referir exclusivamente a la propuesta del Teatro Arriaga. A mi juicio, tiene unas muy destacadas características que le hacen merecedora de una especial atención. No es un espectáculo al uso. Tiene unas connotaciones multidisciplinares que no son frecuentes en los espectáculos teatrales.
El título con el que se presenta es ‘The String Quartet’s Guide to Sex and Anxiety’. Es una creación original y muy personal de Calixto Bieito, el director artístico del propio teatro. Se trata de una coproducción con el Birmingham Repertory Teatre. Ya se ha presentado allí y en festivales con notable éxito.
Cuando, hace casi exactamente un año, se presentó la temporada que ahora termina en el Teatro Arriaga, ya se habló este proyecto y se expusieron las características que iba a tener. Pero por tratarse de un proceso en marcha, todavía no se indicó el título definitivo ni los nombres de los participantes.
Se adelantó que las bases de su contenido eran dos textos filosóficos. O quizá más sociológicos. Dos ensayos. Desde luego, muy alejados de la estructura clásica en que se presentan los textos teatrales. Se trata, por una parte, del famoso libro ‘La anatomía de la melancolía’ de Robert Burton, escrito en el siglo XVII. Además, se hizo referencia al escritor y pensador surcoreano, aunque residente en Alemania, Byung-Chut Han. En concreto, a su ensayo titulado ‘La sociedad del cansancio’, publicado hace unas décadas.
Ambos textos responden a investigaciones y análisis sobre la psicología de las personas, pero principalmente sobre las características de la sociedad. Son tratados de psicología y sociología. También se pueden clasificar dentro de los estudios filosóficos. Tienen planteamientos científicos. Pero también participaban del cuidado de la exposición literaria, de reflexiones colaterales, y hasta de notas de humor.
Analizan lo que antes se llamaba ‘melancolía’ y ahora se designa como ‘ansiedad’ o ‘depresión clínica’. Pero los análisis se aplican sobre todo a la sociedad, al conjunto de las personas. Se toma como una lente de aumento para examinar, con más precisión, el conjunto de las emociones, los pensamientos, las actitudes sexuales y los comportamientos humanos en general. Se estudia cómo las personas forman la sociedad. Pero también cómo el conjunto influye en el individuo, cómo le manipula y de qué manera culpabiliza a los que no se someten o fracasan.
Ya en los planteamientos iniciales de este proyecto, se daba mucha importancia a la música Por allí, ya aparecían Beethoven y Ligeti. También estaba presente el cuarteto que la iba a interpretar. Este apartado ha adquirido más fuerza y se ha llevado incluso el título del espectáculo.
Tampoco hace un año se destacaron los nombres de los intérpretes definitivos. Pero ahora está confirmada la presencia, entre otros, de la actriz Cathy Tyzon, conocidísima por su intervención en la película ‘Mona Lisa’. A su lado, están otros destacados actores europeos.
En definitiva, un espectáculo y un proceso de trabajo escénico muy interesante y representativo de maneras nuevas de trabajar. Una gran oportunidad para conocer los actuales caminos de las artes escénicas.
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-Fui ayer al Teatro Arriaga a ver el monologo ‘Inconsolable’, escrito por Javier Gomá, ensayista, director de la Fundación Juan March, patrono del Teatro real y del teatro de la Abadía de Madrid. Llevaba una inquietud colateral. El monologo está interpretado por Fernando Cayo. Es un actor cuyo trabajo estimo. Sin embargo, recordaba que había criticado con bastante severidad su interpretación anterior sobre Maquiavelo.
-Desde el mismo momento de empezar la función, tuve la sensación de que a Fernando Cayo tampoco en esta ocasión le había tocado un buen texto para su esfuerzo interpretativo.
-El texto es un ensayo escrito para ser leído o pronunciado (quizá también leído) en una conferencia. No tiene la configuración ni la estructura ni el dinamismo ni la frescura ni la naturalidad de lo que se suele considerar idóneo para una estructura teatral o favorece para el trabajo interpretativo.
-Desde luego, a estas alturas, o bajuras, de la historia del teatro, no hay motivo para rechazar ningún texto, tenga la configuración que tenga. Pero tampoco se pueden considerar como hallazgos lo que son evidentes errores o claras deficiencias. Un texto con esas carencias, como sucede en esta ocasión, obliga a un trabajo de actuación y de dirección que debe multiplicar efectos, o movimientos, o gestos o complementos para disimular esos fallos. Así las palabras van, o se quedan quietas, en una dirección y todo el resto camina en sentido contrario.
-De esa manera, el espectáculo se convirtió en una reflexión discursiva, reiterativa, con numerosas introducciones para ninguna conclusión, con mucha verborrea, numerosos circunloquios y bastantes meandros intelectualoides, no siempre llenos de contenido. De ‘inconsolable’ pudo pasar a ‘insufrible’.
-A la salida de espectáculo, en nuestra habitual tertulia improvisada, oí comentarios que cuestionaban los motivos para la elección del texto. No faltaban manifestaciones de haber deseado que terminara pronto la función. Alguien consideraba una osadía que el autor de un texto semejante se hubiera permitido hacer, dentro de él, críticas a la mismísima Madame Bovary
-En cuanto a los colaboradores técnicos del espectáculo, había alabanzas para la música. Alguno atribuía al escenógrafo el mérito de haber ‘distraído’ la atención en determinados momentos. Al responsable de la iluminación, le agradecían algunos efectos estéticos. Nadie encontraba justificado la presencia de un responsable de vestuario y un ayudante para la camisa blanca, el vaquero y las deportivas del protagonista, a no ser que se tratara de otra maniobra de distracción.
-En cuanto a la labor de Ernesto Caballero, como director, la mayoría de mis compañeros de debate improvisado se inclinaba por mantenerle la confianza por lo hecho en otros trabajos.
-Yo volví a casa sin haber podido eliminar mi preocupación colateral por los trabajos interpretativos que le ‘tocan’ al esforzado Fernando Cayo. Otra vez será.
David Barbero
-El título de ‘Cronología de las bestias’ no describe fielmente el contenido de la obra que este fin de semana se representa en el Teatro Arriaga de Bilbao. Pretende más ser un símbolo o una imagen o quizá una pretensión del impacto artificioso que se desea conseguir.
-Por lo que ve en el desarrollo de la representación, existe el intento de construir una historia complicada de intriga; obligar al espectador a estar muy atento a los indicios, datos y contradatos que se le van ofreciendo. Quizá como si se tratara de la receta ya conocida de un thriller cinematográfico.
-Otra imagen o pretensión puede ser la de proponer un puzle, o rompecabezas, con piezas difíciles de colocar, para provocar la sensación de un artificio ingenioso, cuya resolución se agradece al finalizar.
-En este intento de retorcer la intriga, se juega constantemente con la mentira. Se parte de una situación en la que las cosas no son como se presentan. Y a partir de ahí, se añaden todavía más equívocos para que el revuelto narrativo sea muy complejo.
-Otro de los ingredientes utilizados es el juego o la mezcla con acciones sucedidas en diferentes momentos pero que se presentan deslocalizadas. Se utiliza así la fórmula de crear falsos paralelismos para que la diferenciación de los tiempos sea más dudosa.
-Con esta conocida receta, se intenta que el espectador permanezca atento e se dedique a encajar las diferentes piezas. Esa provocación a la actividad mental del público asistente es siempre una laudable intención digna de agradecer.
-Pero en el programa de mano, ya se dice que la obra parte de ‘sospecha de que una mentira fundacional requiere de un gran tejido de otros engaños y auto convencimientos indispensables para sostenerla’.
-Quizá esa sospecha sea una premonición de que las obras de intriga, los puzles o los rompecabezas requieren un tratamiento muy meticuloso y sutil. No se trata de echar grandes cantidades de datos inconexos o contradictorios. Requiere más de manos hábiles en arte de las sugerencias veladas y de las sorpresas realmente inesperadas.
-De todos modos, sería injusto no reconocer el mérito del intento trabajado por parte del autor y director, Laurato Perotti, que ya ha triunfado como actor en la escuela del maestro Tolcachir.
-También hay que alabar la convicción y el entusiasmo con el que los intérpretes, algunos tan conocidos como Carmen Machi, asumen la labor de superar todas las dificultades.
-Asimismo, como espectadores, hay que reiterar el agradecimiento por el intento de hacer pensar y seguir la obra activamente.
David Barbero
-Este domingo se va a presentar en el Teatro Barakaldo una pieza titulada ‘Las muertes de los otros’. Es especialmente interesante tanto en los aspectos formales como en su contenido y en el tratamiento reflexivo de los acontecimientos de la actualidad social. Asimismo hay que destacar, y agradecer a sus artífices, por abrir nuevos caminos expresivos en las artes escénicas.
-Especialmente destacado es el intento de comunicar la pieza como una elaboración de radiofrecuencia. El público ve las acciones actuales, pretéritas o alegóricas, a la vez que escucha, a través de cascos inalámbricos, la exposición de los hechos, los parlamentos de los personajes y las reflexiones de la protagonista,
-Este mecanismo hace, por una parte, que el público se concentre alrededor de la propuesta escénica. También, y sobre todo, produce el efecto de tener una comunicación directa e individualizada. Convierte la experiencia teatral en una confidencia intima y cómplice.
-Quizá este método de retrasmisión radiofónica exige superar algunas reiteraciones narrativas, con el peligro hacer un producto algo monocorde. Pero abre nuevos caminos para la comunicación emocional y artística. Permite participar más intensamente en el espectáculo escénico.
-El tratamiento de los preocupantes acontecimientos actuales se concreta en un análisis, reflexivo y emotivo a la vez, de la obligada emigración de los refugiados sirios. Se convierte en una denuncia del genocidio despiadado de muchas personas por los egoístas intereses políticos de los poderosos.
-Se nota, en la puesta en escena, el variado periodo de elaboración y las aportaciones recogidas en las investigaciones de campo junto al trabajo directo encima del escenario.
-A este resultado polifacético, contribuye el trabajo coordinado de muchas personas. Seguramente hay que destacar la labor de Fer Montoya. Además de asumir la autoría y la dirección, ha estado muy activamente atento a todos los elementos complementarios. Muy encomiable es el esfuerzo realizado alrededor de los mecanismos sonoros, responsabilidad de Ibon Aguirre y Olatz Gorrotxategi. También las video-protecciones de Urko Olazabal; el vestuario de Lorena Montenegro; el atrezzo de Laura Fernández e Itxaso San Juan; la escenografía de Andrés Arias y Sabina Peca; la iluminación de Arantza Flores y Joseba Lazkano. En la interpretación, Marta Álvarez del Valle y Andrés Arias han tenido que jugar con delicados matices para implicarse en el conjunto.
-Sin duda, una trabajada labor de equipo que se aprecia en el resultado innovador.
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