Desde la fila tres del patio de butacas
Por David Barbero | 18 noviembre 2017 - 10:57 am
Categoría: General

David Barbero

-Por un momento muy breve, he estado a punto de caer en la tentación de hacer un chiste malo. Iba a escribir en el título ‘La casa de Bernarda Alba llega a palacio’. Mi intención era jugar con el doble sentido de que la obra ha pasado a representarse en el palacio Euskalduna y que cada vez está mejor.
-He renunciado al chiste. Pero mantengo la esencia de la expresión.
-He seguido, con todo detalle, la evolución de esta pieza surgida en el laboratorio de Pabellón 6. Ya en los preparativos, hablé con la directora Itziar Lazkano varias veces sobre el planteamiento del proyecto y su desarrollo inicial. También conversé con algunas de las actrices sobre su entusiasmo y su serio trabajo. Asistí al primer estreno, allá a comienzos de este año. Me pareció fantástico. Alabé sus muchas cualidades y destaqué el buen trabajo del conjunto. Seguí la evolución posterior. También asistí al segundo estreno con ocasión de la Semana Grande. Me gustó todavía más. Volví a alabar su progresión. Ahora he vuelto a hablar con las personas implicadas en varias ocasiones. He notado los cambios sutiles y la consolidación de todo lo conseguido. Por supuesto, fui ayer para ser testigo del estreno de su tercera etapa.
-Reconozco que la pieza me pareció, otra vez, nueva, vibrante y de impacto directo. ¡Qué bien están encarnados los personajes! ¡Qué potentes son las relaciones, polivalentes, entre ellos!
-Había algunas variables dignas de analizar a mi juicio, en el arranque de esta nueva etapa. Después de muchas representaciones, cambiaban de escenario. Eso no es cosa baladí. Sobre todo si se pasa de un local donde el público está muy próximo a un teatro más estándar. También se enfrentaban a un distinto público. También …
-He podido comprobar que el equipo completo sigue funcionando como una maquinaria de relojería, humana pero muy bien engrasada, sólida, consistente, fuerte, dinámica, expresiva, conmovedora, entusiasta, coordinada, y otra serie de cualidades dignas de alabar en todas y cada una de las integrantes. Bueno, hay que reconocer que también hay algunos varones que aportan su contribución técnica. Su entusiasmo y su vitalidad no caen en la tentación de la rutina. La madurez les sirve para mejorar.
-Es imposible saber cuántas etapas le quedan a esta ‘Casa de Bernarda Alba’ y a su conjuntado equipo. Es de esperar que sean muchas. Sin duda, están preparadas para superar todas las pruebas.
-Es un conjunto que debería permanecer para bien de todos.

Desde la fila tres del patio de butacas
Por David Barbero | 17 noviembre 2017 - 11:38 am
Categoría: General

David Barbero

-Para nadie es un secreto que Lluis Homar es uno de los actores más sólidos de toda la península ibérica. He elegido el adjetivo ‘sólido’ para englobar su gran personalidad, su variedad de registros, su actitud segura, su madurez y otras muchas cualidades dignas de ser destacadas.
-Es un actor que ha desarrollado y domina el ejercicio de otros oficios teatrales como la dirección y la adaptación. Eso hace que su personalidad sea más completa y más rica.
-Asimismo, ha dado muestras de su calidad no sólo encima del escenario sino también en otras manifestaciones representativas como son el cine y la televisión. He dicho ‘muestra de su calidad’. No me he referido a que ha ‘hecho cosas’ en esos otros medios.
-Pero comprobarlo en directo y desde cerca es una oportunidad digna de saborear con deleite. Eso es lo que se pudo disfrutar ayer en el teatro Arriaga de Bilbao. Allí representó ‘Tierra baja’ de Ángel Guimerá.
-Por cierto, también es sabido que la trayectoria artística de Lluis Homar ha estado vinculada desde el principio a esta obra y a este autor. Pero en la presente ocasión, se puede decir que la representa de forma íntegra y total. Asume la encarnación de todos los personajes, de toda la acción y del significado completo de la misma.
-En esa labor ímproba, demuestra todas sus capacidades y su maestría. Casi es una exhibición de su dominio en los matices, en las expresiones, en las entonaciones, en los movimientos, en las actitudes, en los gestos…
-La palabra exhibición no la adecuada. No hay nada de presunción ni de ostentación. Todo lo contrario. Mantiene la equilibrada actitud de su autoestima justa y de su sencillez magnifica. La de los grandes intérpretes.
-Así que no cabe más que saludar al gran Lluis Homar con el sombrero en la mano y con una reverencia contenida. Como él.

Desde la fila tres del patio de butacas
Por David Barbero | 13 noviembre 2017 - 11:30 am
Categoría: General

David Barbero

-Vamos a comenzar por la última consideración. Al salir anoche de la sala La Hacería en Bilbao, reflexionaba yo con mis acompañantes sobre la existencia de una especie diferente entre los intérpretes teatrales. Son los grandes actores de la periferia. No sé si la palabra especie es la adecuada. Raza no lo sería. Quizá idiosincrasia, naturaleza, manera de ser. La palabra no es lo más importante. Tienen una serie de cualidades que los hacen diferentes. Son más naturales, más auténticos, más viscerales, más expresivos, más contundentes, más sólidos. No tienen los tics de los protagonistas de las series de televisión más vistas. Tampoco acusan los manierismos de las masterclases que dan los directores famosos en las capitales. Ni están afectados por el virus de la vanidad o el de soberbia o el de la prepotencia. Han aprendido el oficio a fuego lento, poco a poco, conociendo todos los trabajos de la profesión. Su escuela ha sido la trabajada construcción de personaje tras personaje. De esa experiencia, emanan una sabiduría extraordinaria y una expresividad desbordada.
-Esas reflexiones nos las había inspirado la visión de ‘La semblanza de Maurizio Kartun’ y ‘Cumbia morena cumbia’ en la citada Hacería del Off Bilbao. La interpretación de Manuel Pizarro y de José Antonio Lobato nos había impresionado, sorprendido e impactado.
-Son dos actores curtidos en el oficio teatrero. Radicados en Asturias. Cada uno baluarte de una veterana compañía. Lobato, de Teatro Margen y Pizarro, de Teatro Estudio Gijón.
-Sus actuaciones iban cargadas ayer con todas sus experiencias, aprendizajes y esfuerzos que les han hecho acreedores de ser dos genuinos representes de esa especie de los grandes actores de la periferia. Espero que no esté en peligro de extinción.
-Al terminar la función de ayer, fueron recompensados con aplausos largos, intentos y prolongados. Pero ellos reaccionaron dando ‘muchísimas gracias’ al público. Otro detalle.
-Los que allí estábamos seguíamos impresionados por la extraordinaria labor interpretativa de los dos.

Desde la fila tres del patio de butacas
Por David Barbero | 12 noviembre 2017 - 12:07 pm
Categoría: General

David Barbero

-Ayer tenía un problema. Se representaban en Bilbao varias obras teatrales que deseaba ver. Todas eran a la misma hora. Así que me vi obligado a elegir. El problema estaba en prescindir de las que desechaba. Con bastantes dudas, decidí ir a ver ‘Los universos paralelos’ que se ofrecía en el Teatro Serantes de Santurtzi.
-La elegí principalmente el autor el norteamericano David Lindsay. Abaire. He visto otras obras de él. Me han interesado. Sabía que ésta era considerada como su obra más emblemática. Por ella, consiguió el premio Pulitzer y tuvo varias nominaciones a los premios Tony. Incluyo influyó que hubiera sido adaptada al cine con un resultado muy apreciable. Asimismo el nombre de otro David Serrano, como director y adaptador, influyó positivamente.
-De alguna manera, me atrajo también el título que se ha dado aquí a esta pieza. La traducción fiel al original hubiera sido ‘La madriguera’. Pero ‘Los universos paralelos’ abre un mundo interesante por experimentar y descubrir que me sedujo. Tras ver la obra, reconozco que este título puede ser más expresivo de lo que al final de la obra se dice.
-Ya sabía que la pieza trataba el tema del dolor y la tragedia vivida en una familia con la muerte en accidente de un niño. La trama planteada se refería a cómo cada uno de los miembros de esa familia afronta esa ausencia traumática y trata de recomponer su vida.
-Todo eso encaja en las características del teatro de David Lindsay. Presenta temas o asuntos o problemas cotidianos y cercanos que tienen una fuerte y profunda tensión humana. Incluso podía sospechar que, como es su costumbre, al final tratara de dejar abierta una puerta a la esperanza o, al menos, a la resignación.
-No hubo decepción ni sorpresa. Eso es lo que me encontré. Además, en un texto bien construido, equilibrado, sereno, sin despropósitos, llevado con eficacia hasta la presentación de la alternativa de esos universos paralelos.
-Me pareció muy acertado el tratamiento de los personajes en el sentido de que cada uno tenía su propio problema además de la pérdida del niño que afectaba a todos.
-Aprovecharé este momento para decir que las actrices y los actores demuestran haber hecho un trabajo muy serio, detenido, con un esfuerzo de interiorización muy notable. La mano del director se nota.
-Lo que me chirrió fue la, para mí desordenada, mezcla de drama y comedia. Por supuesto, soy consciente de que no sólo es legítima esa unión. En muchos casos, es muy conveniente y enriquecedora. El propio autor David Lindsay es muy partidario de esta combinación en sus obras. Pero hay que saber hacer esa mezcla. No es nada fácil. En la versión concreta de esta obra aquí, tengo la sensación subjetiva de que no se ha logrado el punto exacto. Algunas situaciones y sobre todo algunos personajes se han llevado a un extremo que alejan o distorsionan las intenciones principales. Eso puede tener la consecuencia de que se lleve, quizá sin pretenderlo, a una frivolización, o una confusión o una banalización de un asunto que se desea presentar como angustiosamente vivido.
-Por esa razón, en el titulo de este comentario he querido hacer ver que los universos de lo cómico y lo dramático viven paralelos y no han logrado entremezclarse. Pero es sólo una sensación subjetiva.

Desde la fila tres del patio de butacas
Por David Barbero | 8 noviembre 2017 - 10:52 am
Categoría: General

David Barbero

-Estos días pasados, se ha representado en el Teatro Campos Elíseos de Bilbao la obra ‘La misión de la familia Coleman’ del ahora prestigioso autor y director argentino Claudio Tolcachir.
-Anuncian que es la despedida. Han estado más de una docena de años recorriendo el mundo con esta obra. Han visitado 22 países. Han estado en numerosos teatros de todo tipo. Han recibido muchos premios. Han sido acogidos en un elevado número de festivales.
-Han tendido un gran éxito. Se ha reconocido su trabajo innovador y sorprendente. Se han conventito en un referente por su forma de trabajar, de elaborar el producto teatral, de vivirlo de una manera propia y de desarrollarlo apasionadamente.
-Han mostrado una forma no habitual de hacer teatro con participación de todos los integrantes, sin respetar las normativitas habituales para llevarlo a cabo. Así han ido dando pasos en la construcción de la acción, en la elaboración de los personajes, en las relaciones entre ellos, en la manera de estar en el escenario, de enfrentarse al público y de sacar adelante un espectáculo complejo, sorprenderte, casi hipnótico.
– Y todo empezó llamando al timbre número 4 de un edificio nada lujoso en el barrio Boedo de Buenos Aires. Allí todos los integrantes del grupo se reunían, alrededor de Tolcachir, para trabajar durante meses con un método colectivo y participativo hasta conseguir ‘La omisión de la familia Coleman’.
-Como en las despedidas amistosas, les danos un fuerte abrazo, una expresión de profundo agradecimiento por la visita, y un deseo sincero de que se produzca pronto otro encuentro tan fructífero y tan gratificante.
-¡Hasta pronto, amigos!

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