David Barbero
-Vamos a comenzar por la conclusión. La representación de ‘L’Orfeo’ de Claudio Monteverdi en el Teatro Arriaga, dirigido por Karel Valter, en lo musical, y por Barbora Horakova, en lo escénico, ha constituido una muestra de lo que hay que hacer para traer a la actualidad, con todas las consecuencias, la primera de los óperas. Ha sido unintento logrado de hacer llegar al espectador de hoy mismo una gran ópera compuesta hace mucho tiempo.
-Reconoce que es una apreciación subjetiva.
-Reconocido está.
-En el ánimo de todos los asistentes al estreno, estaba que éste era uno de los proyectos más importantes de la actual temporada del Teatro Arriaga, la primera en la que el nuevo director artístico, Calixto Bieito, lleva a cabo sus ideas y propuestas. Se había planteado esta ópera como el primer intento de colocar este teatro municipal de Bilbao en el circuito de teatros europeos, integrado ya por Basilea, Hamburgo y otras ciudades escénicamente muy desarrolladas.
-Esa curiosidad se notaba en el ambiente creado en el teatro desde el arranque. Incluso en la plaza exterior se habían colocado coches engalanados con globos para dar ambiente a la boda de Orfeo y Eurídice. Dentro, en el hall, había también una inquietud diferente, un look distinto de los asistentes, una tensión contenida, unos comentarios, una expectación, una sensación de asistir a un acontecimiento destacado.
-Estaba todo lleno. Ni una butaca se quedó vacía. Es un detalle a tener en cuenta para valorar el interés hacia las propuestas novedosas.
-Muchos curiosos nos acercamos al foso para ver los sorprendentes instrumentos de la orquesta barroca de Sevilla. Hubo sorpresa también al contemplar el decorado del escenario formado por estructuras mecánicas para facilitar juegos y movimientos múltiples.
-El espectáculo fue seguido con una atención intensa y generalizada. Yo lo entendí como una muestra de que el público había venido a percatarse con exactitud de lo que esta propuesta concreta y todo el proyecto artístico significan.
-Reconocerás que en el comienzo, en la celebración de la boda del primer acto, se encendieron muchas luces rojas interiores de duda. Nació el miedo de que el resto pudiera ir por aquel desorden pseudo festivo, desordenado y hasta chabacano.
-Reconocido ese momento de preocupación. Pero fue momentáneo. Pronto el espectáculo derivó hacia momentos de gran intensidad dramática, artística y musical.
-La orquesta barroca contagió el ambiente de gran calidad. Se notaron las aportaciones del compositor, intérprete y disc-jockey Janiv Oron. Funcionaban como dos mundos distantes que se entendían, sumaban y aportaban una riqueza instrumental complementaria.
-Algo a destacar fue la aportación del dibujo en directo sobre la gran pantalla del fondo para ir configurando el clima de cada uno de los actos y de las distintas escenas. Funcionó como un efecto envolvente muy eficaz.
-Los intérpretes demostraron tener y desarrollar unas capacidades expresivas muy notables para lograr el dramatismo adecuado de los diferentes personajes y las distintas situaciones.
-Me reconocerás, sin embargo, que no todos los cantantes están entre la reducida élite de la lírica mundial.
-Se reconoce también. Pero, a cambio, añaden el ser intérpretes integrales.
-Sería injusto no alabar las intervenciones musicales del coro.
-Al finalizar, el público unánimemente premió a todos los participantes con prolongados e intentos aplausos que les obligaron a salir a saludar repetidas veces.
-En la tertulia ya habitual en la plaza del teatro, al salir del espectáculo, hubo práctica unanimidad en las alabanzas al espectáculo presenciado. También hubo coincidencia en considerar que el público bilbaíno, en una buena proporción, manifestaba aprobación y satisfacción por la línea de innovación iniciada.
Esta entrada se escribio el Sábado, 6 mayo 6 2017 a las 17:18 pm. en la categoría: General. Puedes seguir los comentarios de esta entrada usando RSS 2.0 feed. Puedes dejar una respuesta, o trackback desde tu pagina web.
No podría estar más en desacuerdo. La puesta en escena me pareció deleznable, una bazofia anacrónica que nada tenía que ver con la ópera. Consiguió perturbar hasta tal punto la bella música de Monteverdi que resultaba un fastidio. Una provocación carente de todo talento, burda, y mediocre. Debo ser una voz discrepante al comentario según usted general (no es lo que oí en mi entorno, ciertamente). L´Orfeo no necesita ninguna re-adaptación a las paranoias de ningún escenógrafo de esos sufragados con el dinero público. Por eso es un clásico y sobrevivirá incluso a modas y esperpentos como éste.
José Luis, tu opinión demuestra que para gustos hay colores y que las apreciaciones artísticas son subjetivas. Te agradezco muy sinceramente el contraste de tu opinión. A mi juicio, la discrepacia siempre es enriquecedora.