David Barbero
-Confieso, de antemano, mi inclinación a favor del debate y la polémica sobre acontecimientos culturales. Me parece un signo de vitalidad, de implicación e incluso de compromiso. Cuando el arte, la ciencia, o la cultura en general, caminan plácidamente, es muy posible que estén alejadas de la realidad circundante.
-Esa polémica artística ha surgido con el estreno, dentro de la temporada de ópera de la ABAO, de ‘La fanciulla del West’ de Giacomo Puccini. Tampoco vamos a exagerar las dimensiones del debate. La sangre no ha llegado al río de la cultura cotidiana. Pero tampoco hay que desdeñar ese síntoma de vitalidad.
-Es un debate sobre criterios operísticos. Sobre gustos. Sobre si es ‘demasiada’ o no su modernidad e innovación. No se pone en cuestión la calidad musical. Ni a los directores. Ni a los cantantes. Ni al montaje.
-Recordemos que esta ópera fue estrenada en 1910 en la Metropolitan Opera House de Nueva York. Señalemos que la acción se mueve en el mundo, no muy solemne ni operístico, del Western norteamericano, con la construcción del ferrocarril y los buscadores de oro. Indiquemos también que pertenece a la segunda etapa de Puccini, cuando estaba influido por las nuevas formas musicales, compartidas con Debussy o Strauss.
-Esta obra fue compuesta y representada hace ya bastante más de un siglo. Eso pone en duda los calificativos, y hasta denuncias, de que es demasiado moderna para este momento. ¡Con todo lo que ha ‘pasado’ desde entonces!
-Otra polémica sobre esta ópera ha surgido entre los propios admiradores de su reconocido compositor. Hay quienes alaban, con más ardor, sus obras anteriores como ‘La boheme’, ‘Tosca’ o ‘Madama Butterfly’. Otros, en cambio, defienden que su auténtico valor está en su evaluación final encarnada en ‘La fanciulla del West’ y ‘Turandot’. El propio Puccini tomó partido y afirmó que ‘La fanciulla’ era su mejor ópera.
-A mí, personalmente, esta representación, en el palacio Euskalduna de Bilbao, me ha resultado más gratificante que polémica. Me ha agradado presenciar a unos personajes diferentes como protagonistas de una ópera. He considerado positivo ver al mundo del Oeste elevado a categoría ‘operística’. Ha constituido una aventura apreciar una música no muy habitual, pero extraordinaria. He disfrutado de las grandes cualidades de la soprano Oksana Dyka, el tenor Marco Berti y en barítono Claudio Sgura. Me ha vuelto a entusiasmar el coro, como cantantes y como actores. Creo que la orquesta sinfónica de Euskadi y el director Josep Caballé Domenech han estado a gran altura. Y posiblemente Hugo de Ana se mueve mejor como director de escena que en la dirección de intérpretes.
-De todos modos, bienvenida sea la polémica y el debate como muestra de vitalidad cultural. El ideal sería que esa polémica apasionada versara sobre las obras y la música creadas en este momento y sobre la sociedad actual.
Esta entrada se escribio el Miércoles, 19 febrero 19 2020 a las 11:16 am. en la categoría: General. Puedes seguir los comentarios de esta entrada usando RSS 2.0 feed. Puedes dejar una respuesta, o trackback desde tu pagina web.