David Barbero
-Ayer asistí a un espectáculo teatral poco habitual. Tuvo lugar en la sala de representaciones de Ánima eskola en Erandio. El título es ‘Carmen y Antonio’. El autor, director y también protagonista se llama Alguis Arlaukas Pinedo, que también es el director de ese centro de formación artística.
-Se presentó y se vivió un ejercicio teatral encaminado a reconstruir la memoria en el plano personal y también social.
-Esa reconstrucción y (re)vivencia ha sido realizado por el propio Alguis en la recuperación de las historias y las circunstancias vividas por sus antecesores, en especial por su madre.
-Las vivencias que se recuperan están marcadas por la guerra civil española; el exilio de los niños de la guerra; la acogida en la Unión Soviética; la segunda guerra mundial; la invasión del Rusia; los enfrentamientos internos, personales y sociales; la búsqueda de identidad individual y colectiva; la dictadura de Franco, los deseos y las desilusiones; la adaptación a la realidad no siempre –casi nunca – favorable; el esperado regreso…
-Todo ello contado, además, en primera persona. De modo directo. En la distancia corta. Oyéndose mutuamente la respiración en el patio de butacas y en el escenario. En los dos sitios, había protagonistas. El coloquio final unió todavía más los dos lados.
-Ha quedado citada la implicación múltiple de Alguis Arlaukas. Queda por reconocer el mérito de los intérpretes Ianire Calvo, Jon Melero y David Valdelvira.
-En definitiva, una muestra de lo que puede llegar a ser la esencia del acto teatral.