David Barbero
-He de decir que no siempre coincido con los planteamientos escénicos e ideológicos del director teatral Albert Boadella. Y cuando coincido, a veces, no lo hago de modo completo. Pero tengo, hacia él, respeto e incluso admiración. Mantener sus criterios y criticar con valentía a los poderosos le ha costado estar en la cárcel, recibir numerosos ataques, perder ayudas y ser discriminado.
-La compañía Els Joglars, que él fundó y dirigió durante muchos años, ha sido el grupo teatral más emblemático de las últimas – muchas – décadas. Ha tenido un estilo propio inconfundible. Muchos de sus espectáculos se han convertido en referencia. Algunos de los personajes, criticados o caricaturizados por ellos, están en la mente de muchos aficionados al buen teatro comprometido.
-Tras abandonar Els Joglars, Boadella ha mantenido su peculiar genio y figura con algunos matices diferenciadores. También con ciertas polémicas propias de su estilo y propósito. Sus espectáculos teatrales, en los últimos tiempos, se han acercado más a la música, en especial a la lírica. Pero siempre ha conservado sus características de identificación y, en muchas ocasiones, su intención provocadora. Ésa sí que marca de la casa.
-Así, hemos llegado a su último espectáculo, ‘Diva’, que esta tarde he tenido ocasión de ver y disfrutar en el teatro Arriaga de Bilbao. He visto en él, casi todos los rasgos definitorios del polémico creador. También está la atención – con elementos de fascinación y de repulsa a la vez – por grandes figuras en sus respectivos campos. En este caso, son la mítica soprano María Callas y el multimillonario Aristóteles Onassis.
-A la cantante, la sitúa intencionadamente en los últimos años de su vida, en los momentos de decadencia. Pero le atribuye una notable grandeza, no solo como artista. Pueden apreciarse, en el tratamiento de su figura, elevados tonos de la tragedia clásica griega. En cambio, el diseño del multimillonario está cercano de la caricatura exagerada, como los personajes catalanes ridiculizados en sus tiempos más críticos. Pero también le atribuye algún rasgo de nobleza.
-En el dibujo de estos dos personajes, hay que destacar la pericia de Boadella en la creación de su perfil, en los detalles definitorios y en la dirección de los actores. Un detalle: si ven el espectáculo, fíjense en las manos de la protagonista. Son de admirar la ágil coexistencia de la actualidad y el recuerdo. Los rápidos cambios de personalidades. Los pasos instantáneos de situación. Las inteligentes elipsis. La elegancia de los rasgos expositivos.
-Pero también hay que atribuir el mérito a los dos intérpretes, habituales en sus últimas producciones. La actriz y soprano – o al revés – María Rey-Joly realiza una reencarnación muy meritoria de la diva de la ópera. La sitúa en esa ambivalencia de la grandeza y la decadencia. Una gran versatilidad para sugerir diversas emociones, o sentimientos encontrados o atmosferas complementarias.
-El pianista y tenor Antonio Comas dobla y matiza dos personajes. Con transformaciones por un solo gesto, o una diferente entonación. Con Onassis, camina seguro en los matices bufonescos y críticos de su personaje. También marca las diferencias instantáneas cuando pasa a encarnar al admirador último.
-Así que la alusión del título al ‘genio y figura’ lleva intención de positiva valoración hacia el poliédrico Albert Boadella. También a los destacados intérpretes. E incluso a los personajes retratados.
-Un detalle. Albert Boadella ha salido a corresponder a los aplausos finales en el Teatro Arriaga, aunque no se trataba de un estreno absoluto. Yo lo he interpretado como un reconocimiento a este teatro y a este público.
David Barbero
-Confieso que he sido seguidor fiel de los espectáculos del grupo ‘Tricicle’. Creo que los vi todos. Incluso los primeros, cuando no eran tan famosos. Cuando yo hacía entrevistas en ETB, tuve largas conversaciones con ellos. En trío y por separado.
-Me ha interesado mucho su trabajo. No sólo los espectáculos protagonizados por ellos. Pero especialmente esas funciones. También su eficacia comunicativa en los gestos y movimientos. Su expresividad. Su humor. La compenetración entre ellos. Su profesionalidad.
-He seguido su actividad como creadores y productores de otros espectáculos. Muy variados. Desde ópera, a musicales, pasando por comedias, policiacos, y otros muchos géneros. Planteados siempre con mucho rigor, con análisis detenidos, gran meticulosidad y buenas dosis de imaginación.
-Me ha interesado especialmente su investigación -teórica, pero con aplicación práctica- sobre el mecanismo del gag en el humor. Sobre todo, la importancia del ritmo y el mecanismo de relojería que hay que aplicar a la conjunción de todos los elementos para lograr, en el momento preciso, el resultado cómico final.
-Hace ya un tiempo que están retirados de actuar en público en grupo. Todo parece que es definitivo. Se les echa de menos. Pero sus cerebros siguen funcionando, creando ideas y elaborando planes. Ahora para otros intérpretes.
-Todo esto viene a cuento de que esta tarde he estado viendo y disfrutando de un espectáculo unipersonal en el teatro Campos Elíseos de Bilbao titulado ‘Por fin solo’. Protagonizado en solitario por Carles Sans. Uno de los tres de Tricicle. El más alto, el de rasgos más marcados en el rostro.
-En definitiva, es un monólogo sobre el ‘Tricicle’. Anécdotas, curiosidades. Encuentros. Métodos. Complicidades. Bromas. Chistes. Por supuesto, es otra cosa. Predomina, casi en exclusiva la palabra. Dice que deseaba hablar. Pero se nota, para bien, el trabajo realizado en la comunicación gestual. También funciona el mecanismo de la conexión de cada elemento para lograr el estallido en el momento preciso.
-En la representación de esta tarde, he podido comprobar que continúa habiendo seguidores fieles de su trabajo. Por los aplausos y las risas, algunos mantienen la buena conexión. El público se ha mostrado satisfecho del reencuentro.
-No es que a Carles Sans se le de mal la comunicación verbal. Ni mucho menos. Además, la acompaña bien con gestos y movimientos. Pero yo mantengo la nostalgia de aquella eficacísima y divertida comunicación gestual. Porque realmente ahora es muy difícil encontrarla. Y en cambio, abundan mucho los monologuistas.
David Barbero
-Dejémoslo claro desde el principio. Ana Zamora y su compañía Nao d’Amores’, con su apoyo en la investigación y la innovación, son la máxima garantía y el referente más certero en el tratamiento teatral de los clásicos españoles.
-Su acercamiento, sobre todo a las obras pre-barrocas no muy conocidas, es integral. Parte de una investigación profunda y multidisciplinar. Desde ese estudio exhaustivo, se pasa un tratamiento delicado, meticuloso y fiel. De los contenidos y de las formas expresivas. Con respeto. Pero también con libertad, valentía e imaginación.
-Un ejemplo perfecto de todo lo dicho en los párrafos anteriores es la obra que esta tarde se ha presentado en el Teatro Barakaldo. No sólo es una muestra muy significativa del trabajo de esta compañía y su directora. Es también uno de sus proyectos más difíciles y completos. ¡Ah! Para situarnos totalmente, también hay que decir que el teatro Barakaldo ha mostrado siempre una muy delicada sensibilidad hacia sus creaciones.
-Hablo de la obra ‘Nise, tragedia de Inés de Castro’. El texto es la fusión de dos obras del renacentista hispano portugués Jerónimo Bermúdez: ‘Nise lastimosa’ y ‘Nise laureada’. Es el primer gran autor trágico de la península ibérica. La dramaturgia ha sido realizada por Ana Zamora, que también es la directora de escena y dinamizadora de las investigaciones.
-Inés de Castro fue un personaje real de especial relevancia histórica. Su figura y la de su enamorado Pedro de Portugal constituyen una referencia como víctimas de injusticias, maniobras y ambiciones políticas. Alrededor de ellos, se ha creado esta función, que, siendo fiel a los hechos de entonces, lanza una mirada hacia la actualidad al cuestionar las luchas, las ambiciones y la violencia por conseguir el poder.
-Es también esta pieza un ejemplo del cuidadoso e imaginativo tratamiento estético habitual en esta compañía y en Ana Zamora como directora comprometida con todos los valores teatrales. Ya hemos aludido a la meticulosidad y el respeto. Pero también la fuerza, la precisión, la expresividad y, aunque parezca extraño, la innovación.
-Es muy destacable el tratamiento musical de Alicia Lázaro. Con la recuperación de instrumentos originales y la búsqueda de composiciones coetáneas. Otra muestra de expresividad muy contundente e impactante es el vestuario de Débora Macías. (Supongo que no pasa desapercibido la abundancia de los nombres femeninos.)
-La interpretación de este muy cohesionado grupo es también fruto de un continuado trabajo de análisis, perfeccionamiento e innovación. En las dos décadas que lleva trabajando esta compañía, ha adquirido y va ampliando unas señas claras de identidad. También demuestra una disciplina escénica tanto individual como colectiva. Otro de los cuidados es la preocupación por lograr un equilibrio estético austero, pero significativo y muy expresivo.
-El elenco es amplio. Pero todos los integrantes merecen ser nombrados en reconocimiento del trabajo realizado. José Luis Alcobendas, Javier Carramiñana, Alba Fresno, José Hernández Pastor, Natalia Huarte, Irene Serrano, Eduardo mayo, Alejandro Saá, Ernesto Arias e Isabel Zamora.
–Permitidme un comentario final subjetivo. Hay espectáculos que no se merecen que queden tantas butacas sin ocupar. Oportunidades para disfrutar de piezas como ‘Nise, la tragedia de Inés de Castro’ no abundan.
David Barbero
-Cuando esta tarde, acudía al Teatro Arriaga para ver la obra ‘Variaciones enigmáticas’, ya era consciente de que iba a tener que estar muy atento durante toda la representación. El título ya da una pista sobre esa necesidad. Pero hay más motivos.
-La obra es un enfrentamiento dialectico entre dos intelectuales destacados en los juegos de las ideas y también de las palabras. Además, ese enfrentamiento dialectico trata sobre las sutilezas diferenciadoras entre la verdad y la mentira. Las habilidades lúdicas para que la una se transforme en la otra, o al menos pueda ocupar su lugar.
-El autor de esta obra es el, prestigioso internacionalmente, escritor francés Eric Emmanuell Schmitt. He dicho autor como término general. También es historiador, estudioso de literatura, traductor, investigador, novelista, guionista, director de cine y musicólogo. Incluso actor. Y algunas cosas más.
-Para ese juego de descubrimientos enigmáticos, este autor suele tener la costumbre de elegir, para sus obras, personajes históricos de especial relevancia y bastante misterio. También acostumbra a colocar pocos personajes en sus textos dramáticos. Y jugar a descubrir los enigmas que esos personajes presentan en sus vidas o proponen en sus escritos, teorías o composiciones. En este caso, son un premio nobel de literatura de ficción y un supuesto periodista que le entrevista con el objetivo de sacar a la luz los misterios que oculta.
-También tiene el prurito de poner sus obras en manos de directores más conocidos que experimentados. Procura entregar la interpretación a actores muy famosos. Uno de sus preferidos ha sido el recientemente fallecido Jean Paul Belmondo. Y el protagonista, en el estreno en Paris de la obra que hoy se ha puesto en el Teatro Arriaga, fue nada menos que el muy famoso, pero no sé si buen actor, Alain Delón.
-En esta ocasión, el director de estas ‘Variaciones enigmáticas’ ha sido Ramón Calleja. Y los intérpretes, Juan Gea y Alberto Iglesias, conocidos del gran público por las series televisivas.
-Jugando más a los nombres, esta obra fue estrenada en España en el año 1999. El traductor y adaptador fue el muy prolífico Juan José Arteche. En aquella representación, figuraban como intérpretes Jesús Puente y Juan Gea. Éste último se mantiene, pero cambia de papel. Y el otro protagonista actual, Alberto Iglesias, firma la actual adaptación.
-Soy consciente de que me he entretenido excesivamente en este juego de los nombres del autor, de los adaptadores y de los actores protagonistas aquí y fuera. Es intencionado. De la misma manera que es intencionada la reiteración de la palabra juego.
-Les diré el motivo personal para hacerlo. Estas ‘Variaciones enigmáticas’, las primeras, las de en medio y las de ahora, me han parecido ingeniosas, hábiles, con un planteamiento hábil, con sorpresas bien colocadas y con cierta intriga. También creo que son un tanto discursivas, bastante reiterativas y sin falta de ritmo para hacer avanzar la acción. Es decir, una suma, o resta, de aciertos y desaciertos. Sobre todo, me ha producido la sensación de ser un juego de artificio y que se nota esa artificialidad.
-Pero es muy posible que el equivocado, y el artificioso, sea yo.
David Barbero
-Esta tarde, he asistido en el Teatro Campos Elíseos de Bilbao, a la representación de la obra ‘El último que apague la luz’. Está protagonizada por Emma Ozores. La autoría y la dirección del espectáculo corresponden a su padre Antonio Ozores, ya fallecido.
-El sentimiento más fuerte que me ha suscitado este espectáculo ha sido el de la nostalgia del humor de otro tiempo, del que fue protagonista esta inefable familia Ozores, a través de sus destacados miembros.
-Para ser más exacto, habría que sustituir la palabra nostalgia por recuerdo. No se puede afirmar que, en estos momentos, aquel tipo de humor se eche de menos. Ha pasado mucho tiempo. Ha cambiado todo. Y quizá la comicidad lo haya hecho todavía con más celeridad.
-Durante la representación, he comprobado que todavía hay espectadores que conectan con esa comicidad. Se ríen con los ligeros juegos de palabras. Con los contrastes ingenuamente provocados. Y hasta con los toques que estaban entonces cercanos al surrealismo. Incluso encuentran que hay juegos humorísticos que todavía se conservan.
-Lo que despierta más curiosidad son las sagas familiares que antes se daban con más asiduidad entre actores y actrices. Quizá porque los avatares de sus vidas estaban mucho más distanciados que ahora de los de otras profesiones. Eso los llevaba a emparejarse endogámicamente.
-Tomemos como ejemplo el caso de la actriz Emma Ozores, la protagonista de obra que he visto esta tarde. Según mis, cortos, conocimientos genealógicos, se puede llegar por lo menos a cinco generaciones hacia atrás en el mundo del teatro. Tanto por la vía materna como la paterna.
-Por el apellido de los Ozores, sus abuelos fueron Mariano Ozores Francés y Luisa Puchol Butiel. Ambos teatreros de la interpretación y de la producción. Tuvieron tres hijos. José Luis, Mariano y Antonio. A todos los oficios escénicos, después unieron los del cine, y posteriormente los televisivos.
-Dejo a José Luis, mi preferido, para después. Mariano se casó con la actriz Teresa Arcos, que también era guionista. Él hizo más carrera como director y productor. Se le considera uno de los padres del ‘landismo’, del destape y de otros géneros más comerciales que cinematográficos.
-Antonio, que en su momento escribió y dirigió la obra que he visto esta tarde, estuvo casado con la actriz Elisa Montes. Se especializó en los trabalenguas, los juegos de palabras y las exageraciones gestuales. Adquirió fama como humorista en los primeros años del concurso ‘Un, dos, tres’ de TVE.
-Por el otro apellido familiar, Emma – y su prima Adriana, de la que voy a hablar después – son biznietas de Antonio Puchol Ávila. Fue director y productor de zarzuelas. Se casó con la actriz Claudia Butier. Este apellido es también otra ramificación de la misma saga.
-Existe parentesco directo con otra saga teatrera. Los Penella. Adriana y Emma son tataranietas de Manuel Penella, que también une el teatro y la música. Su hijo Manuel Penella Moreno fue compositor de obras musicales. Por medio, está también el parentesco con la actriz y tiple Teresita Silva.
-Las dos actrices actuales serían nietas de Magdalena Penella Silva. Y sobrinas de las más cercanas en el tiempo Emma Penella y Terele Pávez. ¡Ah! Me quedaba por decir que Emma Ozones ha estado unida sentimentalmente al actor Nicolas Dueñas.
-Y ahora pasamos a la otra prima actual. Adriana Ozores es hija de José Luis Ozores Puchol. El mayor de los tres hijos a los que aludí antes. He dicho de él que era mi preferido por sus calidades artísticas e interpretativas. Traspasó la comicidad con elegancia y talento. Pasó por el cine emotivo. Y también en teatro, hizo todo tipo de papeles. Y muy bien. Tuvo una vida corta, a causa de su enfermedad, la esclerosis múltiple. No quiero que se me olvide afirmar que Adriana también está entre mis actrices actuales preferidas.
-Bueno. Creo que no he explicado los parentescos de forma clara. Así que otro día, con más tiempo, puedo preparar un esquema gráfico. Mientras, no está mal recordar los antecedentes de la comicidad de hoy.
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