Desde la fila tres del patio de butacas
Por David Barbero | 23 agosto 2022 - 11:43 pm
Categoría: General

David Barbero

-Esta tarde he acudido al palacio Euskalduna de Bilbao para ver, de nuevo, la obra teatral ‘Escape room’ con un objetivo muy claro. La vi el año pasado, también en ese mismo edificio y dentro de la programación de la Aste Nagusia.

-Por supuesto, recordaba que esta pieza fue quizá la que recibió, hace un año, la mejor aceptación del público. Añadiré que yo también realicé, entonces, en este espacio un comentario laudatorio. Ahora se presenta con las mismas características. El único cambio es la sustitución de una de las actrices. Mónica Pérez sustituye a Kira Miró.

-He indicado antes que esta tarde he acudido con un objetivo prefijado. Deseaba analizar de nuevo el mecanismo de relojería con el que se mueve la acción y las intenciones de esta pieza.

-Arranca con el disimulado truco de que se va a tratar de una sesión divertida, intrascendente, para pasar un buen rato, sin más transcendencia ni problemas ni situaciones complicadas. Pero éstos, los problemas, comienzan a aparecer antes de que pasen unos minutos. E irán aumentando en número e intensidad.

-Se mezclan diversas situaciones, tramas e intereses. Por una parte, es un grupo de amigos, dos parejas, con la incorporación de un miembro nuevo. Van a asistir a un juego de intriga. Además, ha aparecido en el lugar un cadáver descuartizado cuyas incógnitas no se han aclarado. Se añade un conflicto de compromisos políticos. Incluso aparecen tensiones sexuales no resueltas y otras resueltas en exceso.

-Además, se desarrolla con maestría un muy hábil juego de verdades y mentiras, de compromisos y deslealtades, de apariencias falsas y realidades por interpretar. Existen sorpresas en los momentos adecuados y descubrimientos cuando no se esperan.

-Como me ocurrió hace un año, hoy he ratificado la gran habilidad creativa, quizá se deba llamar sabiduría, de Joel Joan y Héctor Claramunt como autores y directores. Para el manejo de todos estos elementos, ponen en marcha un mecanismo muy cuidado, a un ritmo preciso, sin pausas, pero sin precipitaciones. Están calculados los avances y también los sobresaltos. Una de las claves sutiles está, creo, en relacionar las diferentes tramas, para que avancen simultáneamente y caminen hacia una resolución coordinada.

-En la ejecución de este mecanismo o resolución de este rompecabezas, tienen una buena parte de responsabilidad los cuatro actores. En esta nueva visión, me ha parecido que lo llevan ya muy asumido y muy aprendido, con el número de representaciones acumuladas.

-He encontrado al elenco todavía más compenetrado. Tanto a los ‘veteranos’ Antonio Molero, María San José y Leo Rivera, como a la ‘nueva’ Mónica Pérez. Dominan las situaciones y son conocedores de las impresiones que deben causar en el público en cada momento. Obedecen a la exigencia, en las obras de intriga, de llevar al espectador por los caminos deseados para que la resolución resulte más eficaz.

-Por lo tanto, lección confirmada. En teatro, para que algo funcione de modo fluido, debe poseer un mecanismo muy engrasado en todos los elementos: la historia, el ambiente, el ritmo, los personajes, las sorpresas…

– Ah! El buen manejo de la verdad y la mentira, las apariencias y la realidad es fundamental y muy agradecido.  Pero exige una exactitud de relojería.

Esta entrada se escribio el Martes, 23 agosto 23 2022 a las 23:43 pm. en la categoría: General. Puedes seguir los comentarios de esta entrada usando RSS 2.0 feed. Puedes dejar una respuesta, o trackback desde tu pagina web.

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