David Barbero
-La pieza teatral ‘Todas las hijas’, que estos días se está estrenando en el teatro Arriaga de Bilbao, tiene una serie de singularidades que la convierten en especial y aportan un notable atractivo.
-Su origen no parte de un texto previo sino de la inquietud de una de las actrices, relacionada con la condición femenina, las discriminaciones, los miedos, la familia, los prejuicios sociales o la educación recibida.
-Al rededor de ese germen personal, se ha ido constituyendo un equipo diverso, en lo personal y lo profesional, para desarrollar esa inquietud, alargándola, aportando profundidad, vivencias y emociones. También aportando connotaciones teatrales, escénicas, narrativas, visuales y técnicas.
-Una de las singularidades es la formación del elenco de actrices implicadas en el proceso. El criterio para esta formación ha sido la complicidad personal y artística basada en un trabajo común desde hace tiempo. Así la promotora, Gemma Martínez, ha reunido a Maribel Salas, Sol Maguna, Ane Gabarain y Vito Rogado. Excelentes actrices todas ellas y curtidas en mil batallas teatrales o audiovisuales.
-Un punto decisivo del proceso ha sido la búsqueda de un director experimentado, que además sea innovador, y promotor, y diseñador de un proceso creador, y coordinador de ideas, y generador de actividades o cursillos para desarrollar esa inquietud y llevarla hasta la altura escénica deseada. Además, debía ser un profesional con prestigio, con autoridad y con nombre para que todo el proceso se colocara en un nivel ranking de primera línea.
-Esta elección se dirigió hacia Andrés Lima, que reunía todas esas cualidades señaladas. Además, en los últimos tiempos, ha adoptado un método de trabajo que incorpora la investigación, la pedagogía, la experimentación, los análisis de nuevos caminos y la incorporación de las técnicas complementarias.
-No fue menos importante la elección de un autor para coordinar el texto con muchas connotaciones añadidas. Tendría que trabajar con una idea que no era suya, que, además, iba surgiendo desde distintas fuentes, con cambios constantes, con añadidos y supresiones, la necesidad de poner coherencia, y ritmo y unidad. Ése fue David Caiña.
-No menor mérito ha tenido la labor de producción para un proyecto tan fuera de los cauces habituales. De todo eso, se ha encargado el polifacético Gorka Mínguez. No me puedo detener en cada uno de los aspectos escénicos tratados con el mismo mimo. Pero ahí están Beatriz San Juan en el diseño escenográfico y el vestuario; David Alkorta en la iluminación; Nerea Alberdi en el espacio sonoro, o Laura Ortega, como ayudante de dirección.
-Hay que tener en cuenta, sin embargo, que un proceso muy gratificante e integrador para los creadores no logra siempre, en el resultado final, los mismos efectos para el público. Puede ocurrir que la diversidad de testimonios no lleguen coordinados. O pueden existir tantos complementos que dificulten ver el camino común. O quizá su fragmentada exposición no favorezca la emotividad. O puede suceder que los personajes, a pesar de sus extensos testimonios, no queden suficientemente definidos. O que la acción dramática no avance. O incluso que el punto de intriga sea tan débil que no llegue a percibirse.
-Lo que, a mi juicio, resulta incontrastable es la exhibición interpretativa que realizan las cinco actrices. Resulta obligado repetir sus nombres, como reconocimiento a su buen trabajo, Ane Gabarain, Vito Rogado, Gemma Martínez, Maribel Salas y Sol Maguna,
-Todo esto ha hecho que el proyecto, en el estreno de estos días en el teatro Arriaga, esté siendo muy bien acogido por los aplausos, sonoros y entusiastas, de un público numeroso.
Esta entrada se escribio el Sábado, 26 noviembre 26 2022 a las 0:20 am. en la categoría: General. Puedes seguir los comentarios de esta entrada usando RSS 2.0 feed. Puedes dejar una respuesta, o trackback desde tu pagina web.