Desde la fila tres del patio de butacas
Por David Barbero | 19 diciembre 2022 - 12:44 am
Categoría: General

David Barbero

-Os voy a contar la historia de una decepción, no sé si teórica o metafórica.

-Esta tarde-noche he acudido al Teatro Social de Basauri para ver la obra ’El beso’, escrita por el autor holandés Ger Thijs, veterano y con experiencia. Traducida por Ronald Brouwer, dirigida por María Ruiz e interpretada por Isabel Ordaz y Santiago Molero. Ah! No se debe olvidar la labor de otros destacados profesionales.

-Quiero aprovechar este párrafo intermedio para insistir en que el trabajo de todas ellas y ellos me ha parecido muy meritorio. Y aseguro que lo que diga a continuación, en mi historia, no contradice esta afirmación.

-Tenía yo gran ilusión por ver este espectáculo, ya que había leído, en su momento, criticas laudatorias que insistían en la naturalidad y la verosimilitud general, la cercanía  de los interpretes, la puesta en escena y todo el resto de elementos. Se aseguraba, en ellas, que no había ningún artificio ni escénico, ni teatral, ni técnico. Se afirmaba que era como chocar directamente con la vida misma, encontrar personas reales, no personajes de artificio, situaciones cotidianas, no escenas de ficción.

-Así que he acudido al Teatro Social de Basauri convencido de que iba a

encontrarme con otra manera de representación escénica diferente a la que creo que impera, salvo honrosas excepciones.

-No iba a ser una obra en la que notas precipitación, deseo de éxito, prisa, casi urgencia. Ni hecha siguiendo las cinco o siete normas que marcan el estilo actual de triunfar o hacerse un hueco o conseguir una subvención o batir el récord de representaciones. Sería algo sentido, sincero, vivo, real. Una visión, una meditación, un pensamiento largo, una mirada al horizonte. Una vivencia. Una nostalgia, quizá más hacia adelante que hacia atrás.

-Había imaginado que, sobre el escenario, para plasmar toda esta atmósfera, iba a predominar directamente la vida, en toda su pureza, con las emociones a flor de piel, junto a un humor entrañable y sentido, de media sonrisa, a veces irónico, con mucha poesía, aunque nada edulcorada.

-Creo que no he logrado expresar con exactitud lo que me había imaginado o soñado, mientras caminaba a pie hasta Santurtzi y su teatro. No he conseguido plasmarlo por mi reconocida torpeza.

-Termino aquí la historia metafórica iniciada arriba: Y, tras sentarme ilusionado en mi localidad, me he encontrado con lo teatral.

 

Esta entrada se escribio el Lunes, 19 diciembre 19 2022 a las 0:44 am. en la categoría: General. Puedes seguir los comentarios de esta entrada usando RSS 2.0 feed. Puedes dejar una respuesta, o trackback desde tu pagina web.

Dejar un comentario

Esta página web utiliza cookies para mejorar tu visita adaptando la navegación a tus preferencias.
Para seguir navegando tienes que Aceptar las política de cookies. Más información