Desde la fila tres del patio de butacas
Por David Barbero | 24 septiembre 2023 - 12:24 am
Categoría: General

DAVID BARBERO

-Acabo de salir del Teatro Barakaldo, donde he visto la representación de la obra ‘María Luisa’ del muy reconocido y contrastado autor y director Juan Mayorga.

-Me voy a aventurar a hacer un pronóstico, aunque no tengo ningún fundamento para ello. No pasará mucho tiempo sin que este autor escriba otra obra sobre este mismo asunto de los personajes imaginarios y sobre las cortas distancias entre la realidad y la imaginación.

-Asumido ese riesgo, situémonos. El recientemente rejuvenecido filósofo José Ortega y Gasset insistía en que ‘yo soy yo y mis circunstancias’. Ese axioma debe aplicarse, creo, no sólo a las personas sino también a las obras de teatro.

-Lo aplico en esta ocasión. No es lo mismo haber visto la obra teatral ‘María Luisa’, de Juan Mayorga, el día del estreno absoluto en el Teatro de la Abadía de Madrid que verla hoy, en el Teatro Barakaldo, ya en el comienzo de la gira, después de todas las reacciones, comentarios y valoraciones que desde entonces ha habido sobre ella.

-El estreno de ‘María Luisa’ provocó una notable expectación, como ocurre con las obras del que, en estos momentos, es el más destacado representante de la autoría teatral en castellano. Incluso se añadía la circunstancia de que entonces acababa de ser nombrado director del teatro en el que tenía lugar el estreno. Y que la representación de hoy era la primera de la gira.

-Los comentarios críticos de la capital fueron, como sucede siempre, variados. Pero hasta los partidarios más entusiastas de Mayorga debemos reconocer que una buena parte de los opinadores aludían, en sus juicios subjetivos, a un desequilibrio en el desarrollo. Desde un arranque muy bueno, pasando por firmes expectativas, a caer en un periodo de flojedad y llegar a un final ambiguo.

-Así que había muchos intereses para la presentación de hoy en el Teatro Barakaldo. Con curiosidades repartidas y atenciones hacia diversos lados. Siempre, por supuesto, subjetivas y discutibles. Insisto con esa circunstancia importante, de que se ha tratado de la primera representación tras las representaciones de Madrid.

-Después de presenciarla con todas estas atenciones y curiosidades, he tenido la impresión de estar ante una obra ambiciosa, en el noble sentido de la palabra. Quizá una de las sinceramente más ambiciosas entre las suyas. Además con la circunstancia de plantearla, de modo intencionado, en el complicado terreno de la comedia.

-Creo que el verdadero tema no es la vejez, aunque también se trate. El foco está dirigido netamente a los difusos límites entre la realidad y la imaginación. Tomar como protagonista a una señora mayor es añadir un nuevo reto. Pero no lo fundamental.

-Vamos por partes. El salto inicial de la realidad a la imaginación, la mezcla, la fusión, la complicidad, a mí, me ha parecido ágil, ingeniosa, eficaz, atractiva, cómplice con el espectador, original, llena de sorpresas. Por eso, la primera parte funciona tan bien, incluso en esta ocasión,.

-Los que tienen experiencia en escribir teatro creo que saben, por experiencia, que las dificultades aparecen en lo que antes se llamaba segundo acto. Cuando hay que ir dando respuestas, acercar soluciones, recoger velas, encauzar el desenlace. Y el remate final requiere poseer un arte y una habilidad, de las que ha demostrado poseer en numerosas ocasiones Juan Mayorga.

-Un aspecto que, subjetivamente, ha llamado mi atención durante toda la pieza ha sido la construcción de los personajes. No sólo el de la señora María Luisa, que también. De todos. De los teóricamente reales y de los imaginarios. En unos tiempos como los actuales en los que se tiende a que los personajes sean devorados por la acción.

-Aprovechando este última expresión, me aventuraré a decir que quizá aquí ha sucedido lo contrario. Como si esos personajes imaginarios tuvieran una personalidad tan potente que hubieran desequilibrado las sutiles lineas que debían sustentar la acción global. Como si hubieran impedido que se viera con claridad el desarrollo del conjunto.

-En esta obra, Mayorga, además de ser el autor, asume la responsabilidad de la dirección escénica. Quiero suponer que ha sido un deseo de llevar a cabo con precisión el difícil proceso deseado, perfilando con exactitud esa línea invisible que, a la vez, separa y une la realidad y la imaginación. O al revés.

-Otra cualidad que se ha quedado marcada en mi impresión subjetiva es la interpretación. No se ha ido por un camino de sorprender, de lograr excelencias o dar clases magistrales. Se ha buscado la encarnación eficaz y completa de los personajes tan claramente diseñados.  Voy a citar los nombres de todos los interpretes. Lola Casamayor es es María Luisa. Juan Codina, Juan Paños y Juan Vinuesa interpretan a los personajes imaginarios. Marisol Ronaldi y Paco Ochoa a los supuestamente reales.

-Creo que ese propósito, esa investigación, esa lucha por el adecuado tratamiento del muy interesante y profundo intento de plasmar las invisibles líneas entre la realidad y la imaginación hay que atribuirlo también a Juan Mayorga en su calidad de director.  Quizá con la sensación de no haber llegado a la consecución definitiva.

-Por esa razón es por la que he tenido la osadía de decir al comienzo que creo que no pasará mucho tiempo antes de que haya otro intento. Pero la línea entre lo que llamamos realidad y lo que calificamos de imaginación es muy sutil.

Esta entrada se escribio el Domingo, 24 septiembre 24 2023 a las 0:24 am. en la categoría: General. Puedes seguir los comentarios de esta entrada usando RSS 2.0 feed. Puedes dejar una respuesta, o trackback desde tu pagina web.

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