Desde la fila tres del patio de butacas
Por David Barbero | 1 febrero 2020 - 2:33 am
Categoría: General

David Barbero

-Esta tarde noche, se ha estrenado la quinta producción de la compañía joven de Pabellón 6 de Bilbao. La mejor manifestación de su éxito es que, en tan sólo en media docena de años, estos estrenos se han convertido en un acontecimiento esperado.
-En esta ocasión, la obra elegida ha sido ‘Ubu, rey de las finanzas’. Está basada en el texto de Alfred Jarry, un clásico moderno de especial trascendencia. Muchos lo señalan como el comienzo de una etapa histórica en el desarrollo teatral del último siglo. Habría motivos para pensar que su elección evidencia una declaración de intenciones.
-El resultado ha superado incluso las expectativas que se había depositado en el proyecto. Reúne características y valores muy dignos se señalar. Se podría decir que se enmarca en una manera de hacer teatro con innovación y enmarcarlo en las tendencias más jóvenes.
-Destacan estas características, comprobando, a la vez, que la versión elaborada por Raúl Quirós Molina recoge todo el potencial de esta obra tanto en los aspectos ideológicos y simbólicos como en los estrictamente teatrales. Además, se coloca en plena actualidad para conectar con el momento actual.
-De la dirección, realizada por Ramón Barea, es preciso destacar también ese mismo carácter de absoluta modernidad. Destaca especialmente el ritmo creado a todo el desarrollo de la acción. Los constantes cambios de situación. La movilidad y transformaciones de los actores. Los tránsitos inmediatos de las escenas.
-Una especial atención atrae la intervención de los ocho miembros de esta nueva compañía joven. Causa sorpresa su madurez, acompañando al dinamismo de su juventud. Su polivalencia. La capacidad de transformación en muy poco tiempo para adoptar una nueva identificación y colocarse en una situación actoral diferente. El mantenimiento de la fuerza y la concentración a pesar de enorme esfuerzo que desarrollan.
-Es de justicia citar sus nombres. Kepa Alesso, Alazne Astorga, Aitor Echarte, Alex Gibaja, Diana Irazabal, Sandra Martín Gómez, Arnatz Puertas y Leire Ormazabal.
-Algo muy destacable es la música y los efectos sonoros. Tanto en la colaboración permanente de la acción, como en la potenciación de determinados momentos. Además, realizada en vivo. Ahí está la creatividad y la mano hábil de Naiel Ibarrola. También la de Lander Macho.
-Se nota un especial cuidado con el vestuario, responsabilidad de Betitxe Saitua. La escenografía y la iluminación de Fernando Alcauzar.
-Ya he indicado arriba, que ésta es la quinta producción de las sucesivas compañías jóvenes de Pabellón 6. Todavía se recuerdan las anteriores: ‘Romeo y Julieta’ ‘Aborígenes’, el ultimo baile’, y ¿Qué ha sido de Ana López?’. Todas memorables.
-Da la sensación de que este ‘UBU’ marca el comienzo de una nueva etapa. Como que estos jóvenes van a adquirir autonomía antes incluso de su mayoría de edad. Preparación, ganas, espíritu, decisión, ideas… han demostrado que tienen.

Desde la fila tres del patio de butacas
Por David Barbero | 31 enero 2020 - 12:11 pm
Categoría: General

David Barbero

-Estos días se está representando en el teatro Arriaga de Bilbao ‘Mrs. Dalloway’. Es una destacada coproducción del Teatro Español de Madrid y el Kvs de Bruselas. Está basada en la muy reconocida novela de Virginia Woolf. La adaptación y la dirección han sido realizadas por Carme Portaceli. Tiene un amplio elenco de intérpretes, en el que sobresale la presencia de la actriz Blanca Portillo.
-En el programa de mano, la directora explica, con claridad, que la autora hace un recorrido durante 24 horas en la vida de la protagonista. Las que emplea en preparar una fiesta para su marido. Este recorrido está señalado por las horas que va marcando la campana del Big Ben. En ese breve tiempo, se ofrece el reflejo de toda su vida. Lo hace a través de los recuerdos y de los encuentros con las personas que más han significado en ella.
-El paso de las horas y la preparación de la fiesta constituyen el marco y la estructura que permite ese recorrido interior y exterior y sus saltos hacia adelante y hacia atrás, Establece un ligero, pero necesario y sutil, hilo narrativo. Sitúa en su sitio los hechos, los encuentros, los recuerdos y las reflexiones. Crea la intriga y la expectación.
-Sorprende cómo, teniendo esto teóricamente tan claro, se prescinde de ese marco y de esa estructura en el montaje y la construcción de la obra. Esa ausencia malogra todo el proyecto. Los recuerdos, las reflexiones, los encuentros y los hechos van cada uno por su lado. El sutil hilo conductor no existe. Ni la expectación. Ni la intriga. En su lugar, aparece la confusión y la deslocalización.
-A fortalecer esa confusión, colabora, además, un escenario lleno de ‘cosas’. Incluso dificulta el movimiento de los actores. Tampoco ayuda que todos los intérpretes estén todo el tiempo en escena sin tener una misión concreta que realizar. Los actores se convierten en músicos y cantantes. Pero no se termina de saber si están en la fiesta de la madre o en el concierto de la hija. Tampoco ayuda esa efectista bajada de la protagonista al patio de butacas. Ni la abundancia de frases sonoras, a veces reiteradas, ni los continuos monólogos interiores altisonantes, que pueden dar la sensación de verborrea.
-¡Una pena! Habría que concluir diciendo que siempre nos quedará Virginia Woolf.

Desde la fila tres del patio de butacas
Por David Barbero | 29 enero 2020 - 12:11 pm
Categoría: General

David Barbero

-Para que puedas entender, y también disfrutar, de la obra que se ha estrenado estos días en el Teatro Arriaga de Bilbao, creo que debes tener en cuenta varias conclusiones previas. O quizá no.
-Tiene dos títulos con muchas connotaciones. El primero es ‘Oymyakon’. Es el nombre del rincón habitado más frio del planeta Tierra. El segundo, ‘habitación 101’, es tomado de la novela de George Orwell 1984. En ella, se encerraba a los sospechosos para producirles más miedo.
-Alex Gerediaga, autor y director de esta obra, la autodefine como film escénico. Con ello, indica su intención de relacionar los códigos teatrales y los cinematográficos. Lo viene haciendo desde hace tiempo. Unas escenas se desarrollan sobre el escenario. Otras se proyectan en la pantalla superior.
-También se da otra auto definición como ‘una tierna tragedia al más puro estilo Tarchov’. Alude al destacado cineasta, poeta y escritor ruso. La contradicción intencionada de la ternura y la tragedia puede referirse a que, a pesar de todo, al final podría encontrarse un deseo de felicidad. Al menos aparente. O quizá no.
-La historia, en el caso de haberla y ser una, se desarrolla en un lugar misterioso, algo claustrofóbico. Los hechos no se exponen de forma lineal. La coherencia, si existe, no se puede explicar a través de la lógica.
-Allí viven, e incluso conviven, tres personajes en una situación extrema, con una carga emocional muy fuerte. ‘Aunque es la primera vez que se encuentran después de la enfermedad’, puede llegar a existir entre ellos algo parecido a la solidaridad. O quizá no.
-Para encarnar a estos tres complicados y enigmáticos personajes, Arrate Etxeberria, Miren Gaztañaga y Txubio Fernández de Jauregui ponen en juego todo su empeño y sus grandes capacidades interpretativas. ¡Aquí sí que sí!
-Con estas conclusiones previas, o quizá posteriores, me gustaría convencerte de que se trata de una propuesta de muy notable interés. Yo acudí interesado en el juego teatral-cinematográfico. Pero desde el principio quedé enganchado por la situación, la historia, si la hay, y los personajes.
-Y a los tres intérpretes no podría ponerles más que muestras de admiración.
-Mi sugerencia. Arriésgate y ganarás.

Desde la fila tres del patio de butacas
Por David Barbero | 27 enero 2020 - 12:29 pm
Categoría: General

David Barbero

-Creo que sabéis que, cuando se va a la sala teatral de la Fundición de Bilbao, os podéis encontrar con cualquier sorpresa. Habitualmente positiva.
-Yo fui ayer a ver la obra ‘Cariño’ de la compañía valenciana Pérez 6
& Disla. Aunque no son nuevos en esta plaza, pregunté para tener alguna información previa. La enigmática respuesta fue la siguiente: ‘Te puedo decir que, para entender que la pieza es como la vida misma, hace falta tener experiencia vital’. Esa pista me llenó todavía más de inquietud.
-Al entrar en la sala, en el escenario estaba dibujado una especie de ruedo taurino con dos sillas enfrentadas. Los intérpretes eran un hombre y una mujer. Más que animal y torera, ambos parecían el toro.
-Durante toda la pieza estuvieron discutiendo sobre ellos mimos. Sobre su relación. Enfrentándose y a la vez no queriendo enfrentarse. Asegurando que no merecía la pena discutir. Pero no dejando de hacerlo. Solapándose en las interpelaciones idénticas. Recriminándose los mismos fallos. Haciendo ver que era la misma discusión que tenían varias veces cada día. Ambos implicados en esa relación permanente y consolidada. Pero reiteradamente replanteada. Siempre a punto de romper el lazo rojo que une sus dedos meñiques. Pero siempre unidos por ese lazo. Debatiendo incluso sobre lo que están de acuerdo.
-Llegan, en un momento determinado, a pelearse a modo de juego. O quizá más exactamente, a jugar como si fuera una pelea de verdad. Lo hacen, además, acompañados por una canción cuyo estribillo reiterativo es ‘¿Qué significa la palabra amor?’
-En la parte final de la pieza, las posiciones de cada miembro de la pareja se van aclarando. O quizá al revés. Seguramente se enquistan en las respectivas contradicciones. Se hace más evidente que lo que están diciéndose, – pero sin decirlo -, es que no pueden dejar de discutir a la vez que les es imposible dejar de quererse.
-Así que, al terminar la pieza, estaba meridianamente claro el enigma que me había planteado el técnico de la sala justo antes de entrar. La pieza es como la vida misma para parejas con ‘larga’ experiencia.

Desde la fila tres del patio de butacas
Por David Barbero | 26 enero 2020 - 12:07 pm
Categoría: General

David Barbero

-Confieso que ayer acudí al teatro Barakaldo convencido de que iba a disfrutar de un espectáculo interesante y de calidad. Se trataba de ‘Marta la piadosa’ de Tirso de Molina por la compañía Teatro de Fondo. El motivo de esta confianza estaba en la satisfacción que me produjo su producción anterior ‘Orlando’, programada también en este local.
-Mi expectación no fue defraudada. Incluso se añadió la positiva sorpresa por la absoluta libertad cómica y escénica con que han tratado este texto de teatro clásico español. El original ya evidencia intencionalidad burlesca. Pero no es un texto no especialmente fácil de decir ni de entender, por el enrevesado quiebro gramatical para lograr el verso.
-Esa absoluta libertad se manifestó en la búsqueda, eficaz e inteligente, de la comicidad. Tanto en el planteamiento general como en cada uno de las escenas, acciones y hasta gestos de los personajes. Muy curiosos los acentos – cubano o andaluz entre otros – encomendados a los actores a la hora de ‘decir’ el verso.
-En este sentido, es preciso destacar la minuciosa labor de Vanessa Martínez en su doble trabajo de dirección y adaptación. Se nota el cuidado prestado a cada uno de los movimientos y expresiones. Especial atención se ve en la consecución de un ritmo y u n tono cercanos a las dinámicas del vodevil.
-Un elevado porcentaje del mérito hay que atribuirlo a la calidad y versatilidad de los intérpretes. Su dominio va desde los movimientos a los gestos y desde las expresiones a las muecas. Un elemento a destacar es la complicidad entre sí que adquieren las actrices y actores acostumbrados a trabajar con continuidad en las compañías estables. Alejados de los divismos procedentes de famas o series televisivas.
-En la página del debe, hay que señalar la falta de cuidado en que el enrevesado texto de Tirso de Molina llegue al espectador con la nitidez y claridad necesarias para ser comprendido en su totalidad y sus detalles.
-En las columnas positivas, en cambio, hay que añadir la ágil y muy eficaz utilización de una escenografía móvil y expresiva. Tampoco en este apartado, deberían faltar elogios para la música y efectos sonoros.
-Como sugerencia, anoten los nombres de ‘Marta la piadosa’ y de los componentes de Teatro defondo, por si les entra la curiosidad sobre lo que se puede hacer con una obra clásica.

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