Desde la fila tres del patio de butacas
Por David Barbero | 20 diciembre 2019 - 12:20 pm
Categoría: General

David Barbero

-La representación de ‘El jovencito Frankenstein’ me pareció ayer un ejemplo claro de que una comedia musical, para que guste, debe funcionar como un mecanismo de relojería. Y para que funcione como un reloj, deben estar encajadas y engrasadas hasta las piezas más pequeñas.
-Situémonos en que ayer arrancó en el teatro Arriaga de Bilbao, la temporada teatral de navidad. Para ello, ha sido elegido este musical, originariamente escrito y dirigido por el gran Mel Brooks. Tendrá numerosas representaciones. Ocupará el escenario municipal bilbaíno hasta final de año.
-Vayamos con la demostración de la tesis expuesta al comienzo de este comentario con el símbolo del reloj.
-Este ‘Frankenstein’ es el fruto del riguroso planteamiento y desarrollo que ha llevado a cabo la empresa Letsgo, creada ahora hace 10 años en Bilbao. Durante ese tiempo, ha levantado toda una ‘industria’ del musical basada en el trabajo metódico y riguroso. La base elegida es hacer bien cada uno de los elementos del espectáculo. Esto lo han tenido siempre claro los dos Iñakis Fernández, hijo y padre.
-Una mano fundamental, también en este espectáculo, es la dirección de Esteve Ferrer. Sus bases de trabajo, en esta ocasión y en todas, son la rigurosidad y el ritmo. La rigurosidad hay que aplicarla en todos los detalles. El ritmo es elemento esencial, sobre todo, para lograr la comicidad.
-Dentro de estas preocupaciones prioritarias, está la adaptación de las letras y las referencias a cada momento y lugar. Desde luego, la meticulosidad en los elementos técnicos como iluminación, escenario, vestuario, maquillaje, hasta las sonrisas de las bailarinas…
-Algo que hay que cuidar con rigor es la interpretación. Mejor, las interpretaciones. La actoral, la musical, la de danza. Con una exigencia generalizada de calidad. Y también con una preferencia por interpretes integrales, que se muevan bien en todos los campos. En este espectáculo, habría que citar a todos. Dado su número, se puede destacar a Víctor Ullate, Teresa Vallicrosa, Jordi Vidal, Marta Ribera, Anna Herebia, Albert Gracia…
-Funciona, asimismo, el convencimiento de que es preciso cuidar los detalles que parecen ajenos. Desde la comunicación dirigida por Itxaso Barrios hasta los programas de mano diferentes. Desde los testimonios y las entrevistas hasta las formas de implicar a los espectadores en la producción.
-Con todas estas piezas, encajadas y engrasadas con mimo artesanal, el ‘reloj’ de Frankenstein puede funcionar como funciona.

Desde la fila tres del patio de butacas
Por David Barbero | 16 diciembre 2019 - 11:52 am
Categoría: General

David Barbero

-Mi osadía no llega a pretender imitar a Pablo Neruda. Pero deseo escribir palabras tristes, por lo menos agridulces, esta noche. Ha comenzado el periodo de despidida a la pieza ‘Alicia después de Alicia’, del laboratorio Kabía.
-Es una obra a la que voluntariamente me he unido de una forma muy especial. Yo he puesto afecto y admiración. En recompensa, he recibido emociones y gratificación.
-Tuve ocasión de poder asistir a algunos ensayos antes de que naciera. Desfruté del ensayo general. Me conmoví en su estreno. He vuelto a disfrutar en otras varias representaciones en diversos espacios. Tuve el honor de que me encargaran el prologo para la publicación de su texto. Me he alegrado de los premios que ha recibido. La he recomendado a todas las personas que he podido. Y los que me han hecho caso, me lo han agradecido.
-Ayer acudí, en Pabellón 6, a una de las representaciones de este periodo de despedida. Se merecía una vida más larga. Pero el mercado teatral es así de insensible.
-Allí siguen renovados Borja Ruiz, Emilio Encabo, Alicia Lor, -perdón, Juana- Yolanda Bustillo, Javier Liñera, Florentino Badiola, Haisea Aguila, Karol Benito, Bea Insa…
-Es una pena que no exista eso que algunos llaman la vida eterna. Los muertos – vivientes podrían disfrutar de infinitas representaciones de ‘Alicia después de Alicia’.
-Pero todavía quedan representaciones en esta mini temporada de clausura en Pabellón 6. Sería un error no aprovecharlas.

Desde la fila tres del patio de butacas
Por David Barbero | 15 diciembre 2019 - 10:59 am
Categoría: General

David Barbero

-Ayer asistí, en el coqueto teatro Campos Elíseos de Bilbao, a la representación del espectáculo unipersonal de la actriz Antonia San Juan, titulado ‘Mi lucha’.
-Para una definición más exacta, hay que advertir que es unipersonal en lo que se refiere al número de intérpretes. Sólo actúa Antonia San Juan. Pero no en lo que se refiere a los personajes interpretados. Ella sola encarna a más de quince.
-Cuando caminaba hacia el teatro, llevaba yo la incógnita de lo que podía significar en concreto ese título. Al salir, me había quedado claro que Antonia San Juan ha querido reflejar cuál es su lucha en contra del machismo, de la hipocresía, del autoritarismo, de la envidia, de la injusticia… Y además, lo hace con toda valentía y del modo más directo.
-Aprovecha los diversos personajes que va encarnando para realizar una crítica de las lacras que invaden la sociedad actual. Unas veces, las más, utiliza el humor: Otras, las menos, lo hace con drama, En los dos géneros se mueve con soltura.
-Para ello, cuenta con textos de Feliz Sabroso, Pedro Almodóvar, Enrique Gallego o Arthur Lee Kopit. Pero es ella la que los dirige, los adapta y los encarna a su manera. Lo convierte todo en un espectáculo personal, muy a su media y de acuerdo con su decidida intención.
-Normalmente, en estos comentarios, no doy de modo directo mi opinión personal sobre el espectáculo que veo. Considero que importan poco mis gustos personales.
-Pero, en esta ocasión, deseo decir que este espectáculo me ha cambiado la idea que yo tenía, quizá por un conocimiento insuficiente, de Antonia San Juan. Me ha parecido que tiene y desarrolla unas muy elevadas cualidades como actriz y como directora de teatro. Además, he visto que su planteamiento vital, su personalidad, su compromiso y su actitud son consistentes, fundamentados y valientes. Se puede coincidir o no con ellos. Pero ahí están muy bien expuestos teatralmente.

Desde la fila tres del patio de butacas
Por David Barbero | 12 diciembre 2019 - 11:47 am
Categoría: General

David Barbero

-‘Las obras de teatro se seleccionan fundamentalmente por la fama de las actrices y los actores que las protagonizan’. Esta frase sintetizó las opiniones de un grupo privado de tertulianos ayer a la salida del teatro Arriaga.
-Acabábamos de ver, en el teatro municipal de Bilbao, la representación de ‘La golondrina’ escrita por Gillem Clua. Está dirigida por Josep María Mestres. E interpretada por la conocida actriz Carmen Maura y el joven Dafnis Balduz.
-Esa misma opinión fue reforzada por otra frase. ‘El autor, el director y hasta el tema tratado son secundarios para esa elección’. Desde luego, no todos los participantes en ese debate improvisado pensábamos igual. O, al menos, eso decíamos.
-Yo reconozco, ahora, que uno de mis principales intereses, al ir ayer a esa función, era ver sobre el escenario a la muy reputada actriz, sobre todo cinematográfica, Carmen Maura. Últimamente se prodiga poco en el teatro.
-De acuerdo con la imagen, como actriz y como persona, que yo me he hecho de ella, esperada encontrarme una obra combativa, una actuación enérgica, una actitud hasta polémica, batalladora, moderna. Pero recibí la sensación de ser un trabajo más bien plano, sin gran impulso, con la necesidad publicitaria de contar con el tirón de una actriz de fama.
-El público, en cambio, manifestó mayoritariamente una evidente y sonora satisfacción por el trabajo realizado. Escuchó en atento silencio el texto y hasta rió educadamente los golpes de humor.
-Los participantes en el debate, al que he eludido, éramos pocos. Algunos nos quedamos con ganas de saber si es generalizada esa opinión de que lo más valorado, a la hora de elegir la obra de teatro, es la fama de los intérpretes.
-Nos hubiera gustado conocer otras opiniones.

Desde la fila tres del patio de butacas
Por David Barbero | 10 diciembre 2019 - 11:48 am
Categoría: General

David Barbero

-Ayer acudí, en el escenario del Teatro Arriaga de Bilbao, a lo que creo que es una pieza del teatro del absurdo. Se titula ‘Camiselle’. Y lleva un subtítulo ‘Una pesadilla sobre bebés robados’. Digo ‘creo que es’ y no afirmo que lo sea, por prudencia.
-El teatro del absurdo, por su naturaleza, no se puede – ni se debe – comprender. Por lo tanto, nunca se puede estar seguro de que lo sea.
-De todos modos, los creadores del espectáculo se autodefinen en esa dirección. Aseguran que hay una ‘mezcla de naturalismo con lo absurdo, del sueño con la realidad, de la pesadilla con el gozo’.
-Este grupo de creadores cuenta con Ángel Mirou como autor. Bea Insa es la directora e intérprete. En la interpretación, se añaden Loli Astoreka y Juanjo Otero. Están desarrollando una trayectoria muy interesante con obras de su propia factoría.
-Se equivoca quien piense que hacer teatro del absurdo es fácil. No se trata de poner escenas incongruentes una tras otra. Requiere un especial talento y una muy fina habilidad.
-Estas dificultades afectan a todos los participantes. Ya hemos aludido a la autoría, la dirección y la interpretación. No cometeré la injusticia de olvidarme de los otros oficios teatrales.
-Pero hay que incluir entre los que sufren estas dificultades, al público. A los espectadores. A los que se enfrentan a este tipo de piezas desde la butaca.
-Si esas dificultades deben ser generalizadas, el mérito y la valentía de afrontarlas, también deben ser repartidas en la misma proporción.
-Así que mi felicitación, por la valentía, a todos los ayer estuvimos sobre el escenario del Teatro Municipal de Bilbao. Los espectadores también estábamos allí arriba.
-¡Bueno! Quizá sea exactamente al revés. Esto es teatro de absurdo.

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