DAVID BARBERO
-Reconozco que tenía ganas de ver sobre el escenario un nuevo texto de Ignacio Amestoy. Así que he acudido, con mucha curiosidad, esta tarde al Teatro Campos Elíseos de Bilbao, para ver ‘Malditos tacones’.
-Os adelanto que me he sentido muy gratificado al conectar de nuevo con su característica manera de escribir teatro, su planteamiento directo, su tratamiento intenso, cuidado en los detalles, sólido y consistente.
Voy a ser más concreto. Me ha vuelto a gustar su detenido estudio y construcción de los personajes. Creo que los femeninos se le dan mejor. Y en esta ocasión son dos mujeres. Me ha parecido excelente la graduación en la entrega de la información dramática. Ha sabido modelarta muy bien para mantener el suspense y producir sorpresas. Otro punto destacado han sido las referencias a los mitos griegos para darle más trascendencia al tema.
Este texto, firmado por Ignacio Amestoy y dirigido por Magüi Mira, es una apuesta dialéctica por el teatro de texto, en el que la interpretación también es un eje destacado del espectáculo. Los espectadores hemos sido testigos de un duelo entre dos personajes muy potentes y otro duelo interpretativo entre dos actrices, Luisa Martín y Olivia Molina, quienes, con increíble química, libran una batalla muy personal.
En «Malditos Tacones», destaca su capacidad de desnudar la trama y focalizar la atención en la fuerza de las palabras y la verdad de las emociones enfrentadas. El montaje realizado, con la simplicidad de elementos, realza el contenido expuesto por el autor y el peso interpretativo de las protagonistas. La escenografía austera subraya el poder de la narrativa, donde las dos protagonistas se enfrentan cara a cara con sus dilemas y contradicciones en un espacio repleto de significado.
Luisa Martín da vida a una matriarca poderosa que arrastra el peso del uso y hasta el abuso de poder. Cada palabra suya está cargada de intención, como resultado de su dedicación y profesionalismo. Por su parte, Olivia Molina interpreta a una abogada que ha luchado por su lugar en una sociedad que no siempre le ha favorecido. Realiza una interpretación apasionada, creando un contraste perfecto con su antagonista. Los diálogos entre ambas están cargados de tensión y emociones contenidas, a la vez que ponen de manifiesto la evolución de sus personajes.
Debo decir que, en la relación entre los dos personajes citados, hay un elemento muy destacado que condiciona toda la acción y la psicología de ambas, pero que no debo desvelar.
‘Malditos Tacones’ plantea un debate de gran actualidad en el que está metida ahora la mujer al asumir su liderazgo en los muchos campos en los que se ve inmersa, a la vez que lucha por su libertad.
Ignacio Amestoy siempre ha planteado en su teatro, de casi cuarenta obras, la importancia del conflicto entre los personajes. Autor de la llamada generación de la Transición, ha escrito y editado obras que explican su visión crítica y ponderada, sobre la sociedad en la que vivimos.
(Pongo entre paréntesis la alusión a un elemento, a mi juicio, negativo, que deforma la caracterización emocional de los personajes. Se trata de la utilización de micrófonos, que cada vez son más habituales)
He comenzado refiriéndome al deseo de ver una nueva obra de Ignacio Amestoy. Termino reconociendo la satisfacción que me ha producido esta obra suya.