Desde la fila tres del patio de butacas
Por David Barbero | 14 abril 2018 - 4:59 pm
Categoría: General

David Barbero

-Asistí ayer, en el teatro Arriaga de Bilbao, a un muy destacado acontecimiento cultural. Fue el estreno absoluto del montaje de ‘Johannes Passión’ por Calixto Bieito bajo la dirección musical de Erik Nielsen.
-Para sintetizar la importancia del acontecimiento, además de destacar el hecho de ser un estreno a escala mundial, es preciso destacar su característica artística. Fue la plasmación, a mi juicio, de cómo algo que se puede quedar en un concierto sacro al uso es convertido en un espectáculo total.
-Entiendo por espectáculo total aquel que integra toda la diversidad de expresiones artísticas a nivel humano, instrumental y técnico. Su objetivo es comunicar al público no solo un cúmulo de sensaciones estéricas y vitales. También busca un impacto y una convulsión personal.
-Ese efecto se logra mediante la profundización en todos los elementos de la obra que se representa y en la potenciación de los sentimientos, las ideas, las emociones, las sorpresas, los impactos psíquicos y estéticos que se encierran en ella.
-Asimismo hay que idear, crear, coordinar, unir y dirigir todos los instrumentos y capacidades de que se dispone. Es preciso trabajar con excelencia en los campos de la creación, la dirección y la interpretación. Sólo de esa manera, el potencial de conocimiento y de emoción llega con toda su fuerza hacia el destinatario.
-Calixto Bieito había manifestado, en varias ocasiones, su deseo de afrontar esta ‘Pasión según San Juan’ de Juan Sebastián Bach por considerar que en esa pieza se incluyen todos los elementos que pueden permitir un efecto artístico y vital de tales dimensiones.
-Aparte su evidente contenido religioso, el director ve en ella un camino hacia la búsqueda personal, el encuentro con el otro, la autovaloración, el perdón, la liberación personal, el dolor, el consuelo o la posibilidad de una renovación interna.
-Ese deseo y ese proyecto artístico integral es el que ayer culminó sobre el escenario y el patio de butacas del teatro Arriaga de Bilbao. Para ello, ha contado con un equipo humano de gran categoría. Entre todos, han realizado un trabajo profundo e intenso orientado en una misma dirección. Todo el conjunto ha estado contagiado de un espíritu idéntico
-Muy destacada es la participación de Erik Nielsen, tanto en su labor de director de la orquesta Sinfónica de Bilbao como en la interpretación del clave. Él también está inmerso en la profundidad del mundo de Bach y ha querido llevar a sus músicos hasta ese descubrimiento.
-Una importancia decisiva hay que atribuir a la labor dramatúrgica de Bettina Auer, en el sentido que esta actividad tiene en el centro de Europa. Se trata de la mediación entre el ‘texto’ original y el director para llevar todo ese contenido hasta el público. En este trabajo concreto, se nota mucho su esclarecimiento del carácter de cada uno de los personajes. También la determinación de las acciones y el progreso continuo en la evolución del espectáculo.
-La coordinación entre ella y el director ha llevado a resaltar la fuerza de determinados objetos simbólicos, como las piedras, la soga, los zapatos, la tierra. También su planteamiento conjunto ha permitido acercar la obra y conectarla directamente con las personas de hoy para lograr una comunicación inmediata y sin intermediarios.
-Una consideración destacada se merecen las interpretaciones. Por supuesto, hay que alabar su calidad vocal. También es justo elogiar su intensidad interpretativa como actores que encarnan con toda la fuerza sus personajes hasta las últimas consecuencias. Hay que aplaudir a la soprano Berit Norbakken, como una María Magdalena integral; al alto Carlos Mena sin límites interpretativos; al tenor, desolado, Robert Murray; al patético e impactante Jonathan McGovern; al sorprendente Jesús de James Newby, o la seguridad del evangelista de Johua Ellicot.
-El coro fue también un punto y aparte en su trabajo. Su intensidad, su calidad, su fuerza, su ductilidad. La expresividad del conjunto basada en los méritos de cada uno. ¡Extraordinario!
-En realidad, es una injusticia no alabar a cada uno de los otros participantes en este espectáculo por la calidad de su trabajo. Citemos a las ayudantes de dirección Lucía Astigarraga y Barbora Horákova.
-Habiendo seguido con detenimiento la trayectoria de Calixto Bieito en su todavía corta estancia en el teatro Arriaga, se puede decir que este espectáculo pone la coherencia y el sentido a los propósitos que él expuso en su presentación inicial. Allí señaló que deseaba proyectar en Bilbao una manera de crear espectáculos que era aquí desconocida y que ya se practica en centro Europa. Eso se vio ya en el primer espectáculo que programó y que llevada el sugerente título de ‘Y entonces viniste a robarme el alma’. Aunque por medio, quizá, todo no haya ido en la misma dirección, ayer esa línea quedó de manifiesto con toda su fuerza.
-Otro de los objetivos que se expuso aquel día primero fue el deseo de internacionalizar el teatro municipal de Bilbao. Esta ‘Johannes Passión’ es una coproducción con el teatro du Chatelet de Paris. ¡Y el estreno absoluto ha sido aquí!

Desde la fila tres del patio de butacas
Por David Barbero | 8 abril 2018 - 11:13 am
Categoría: General

David Barbero

-Me voy a referir otra vez a la teoría de los ‘coreógrafos teatrales’. Ya he dejado claro que no me la puedo atribuir. Todavía ando debatiendo sobre ella con interés. Me han intentado convencer de que es un punto clave para conocer los nuevos caminos del teatro. Yo, por mi torpeza sin duda, estoy todavía intentando asimilar su naturaleza y su importancia.
-Ayer me defendieron que la obra ‘El funeral’ que vimos, no muchos, en el teatro Barakaldo es otra muestra de esa tendencia. Añadamos que se trata de una producción de la compañía Teatro Che y Moche. Son de Zaragoza. El director de la función es Joaquín Murilllo. En el programa de mano, no aparece ninguna alusión ni nombre del autor. El espectáculo lo desarrollan cuatro instrumentistas musicales, también actores. Hay que reconocer que son buenos en sus diferentes facetas.
-La síntesis de la obra, ellos lo dicen así, es una reunión para celebrar el funeral de su abuelo Dimitri. En su honor, tocan y cantan las piezas o canciones que más le gustaban a él. De esa manera, la reunión se convierte en un teórico homenaje hacia el fallecido y una fiesta divertida para el público.
-La que me explicaba esta teoría sobre el carácter coreográfico de la dirección teatral, me insistía ayer en que esos son los elementos esenciales de la nueva tendencia, Fundamentalmente, hay que coger un acontecimiento musical y ‘teatralizarlo’, darle profundidad, o comicidad o acercarlo al público. En definitiva, convertirlo en espectáculo. Queda claro que en el buen sentido de la palabra. No siempre va dirigido hacia la comicidad ni mucho menos. En general, tiene como objetivos potenciar y destacar los valores o el sentido de lo que se quiere comunicar.
-Escuché atentamente las explicaciones. Hice algunas preguntas. Voy avanzando en la comprensión de la teoría. Pero tengo que seguir investigando.

Desde la fila tres del patio de butacas
Por David Barbero | 7 abril 2018 - 10:15 am
Categoría: General

David Barbero

-Me han recomendado que no me reitere en lo ya dicho. Por lo tanto, no lo voy a hacer. Sólo diré que he vuelto a las jornadas de Teatro Breve de Pabellón 6. Ha sido una renovada inmersión en lo breve. Desde luego, el tamaño es algo determinante. En favor de lo breve. Resultó todavía más gratificante, más entretenido, más divertido. Encontré obras curiosas y llenas de contenido, ¡Cuantas cosas caben en 20 minutos! ¡Qué poco se dice a veces en dos horas! Había actores y actrices magníficos. Textos que aprovechan al máximo la expresividad. Directores y directoras muy hábiles. Entre el público, descubrí mucho interés. Tienen una capacidad de análisis y de valoración muy elevados.
-Hemos quedado en no insistir en lo mismo.
-¡Bueno! Obedezco. Por lo dicho, dicho está.

Desde la fila tres del patio de butacas
Por David Barbero | 25 marzo 2018 - 11:54 am
Categoría: General

David Barbero

Os contaré mi gratificante aventura de ayer por la tarde en las jornadas de Teatro Breve que se están celebrando en Pabellón 6 de Bilbao. Es ya la sexta edición. Da la sensación de que han consolidado una fórmula con mucha participación popular.
La primera circunstancia exterior a relatar es la lluvia abundante que caía inmisericorde con los que hicimos el trayecto a pie. Por culpa del viento, el paraguas resultaba más un estorbo que una protección. Así que llegué calado desde la cabeza hasta los pies. Pero pronto me olvidé de esta circunstancia negativa.
Pabellón 6 estaba completamente lleno. Resultada una ocasión para entrevistarse con otros teatreros de todos los oficios. También con amigos próximos y lejanos o con compañeras y compañeros de múltiples intereses. Había una cola enorme para adquirir las entradas a las diferentes muestras de espectáculos breves. Era lógico. La gestión de las entradas se veía afectada porque cada espectador podía hacer el itinerario a su gusto.
Esa tardanza me obligó a precipitarme para ser puntual en mi primera cita. No atendí bien a las indicaciones de la megafonía y me equivoqué de grupo. Me fui a una pieza distinta de la que me correspondía. La acomodadora, por la aglomeración, tampoco se dio cuenta del error.
Así comencé mi itinerario por la pieza titulada ‘El cordón’. Está escrita, dirigida, y, en parte, interpretada por Iñaki Reyna. Busca las revueltas a las relaciones entre una madre y una hija, a la vez que hace una intencionada crítica social. Fue una ocasión para comenzar disfrutando de las interpretaciones de Itziar Lazkano, como madre, e Yllenia Baglieto, como hija.
Un aspecto a destacar en estas jornadas es la posibilidad de participar en las representaciones en distancias tan cortas que puedes oír hasta la respiración de los y las intérpretes.
En el descanso, mientras debía trasladarme y cambiar de sala, nuevos encuentros o saludos rápidos. Justo para decir que habría que buscar otro momento para hablar más detenidamente. Puse cuidado en acudir a la sala que me correspondía en segundo lugar. Tuve ayudas para lograrlo. El título era ‘Ser o influencer’. Anunciaba un tema de absoluta y rabiosa actualidad. Plantea el conflicto entre una actriz de éxito y una moderna influencer en las llamadas redes sociales. El local estaba absolutamente abarrotado dado el interés por esa pieza. La interpretación corrió a cargo de Nerea Elizalde y Ainhoa Artetxe, que también es la responsable del texto.
La tercera pieza tenía un carácter totalmente distinto. Recuerdo que era la que tenía que haber visto en primer lugar. Se titulaba ‘E pur si muove’ de Enrique Vázquez. Recreaba la comparecencia Galileo Galilei ante el tribunal de la Inquisición. Los intérpretes principales eran Germán Hernández y Enrique Irazabal. Por allí, estaba muy presente la muy destacada actriz Juana Lor. Además de las labores de dirección, intervenía poniendo orden en la acción. Incluso tenía tiempo para saludar, en italiano, a los asistentes.
Para terminar, quedaba el espectáculo invitado a las jornadas. El título ‘Tabernaria’ daba pistas sobre su contenido y situación. Patxo Tellería dejaba muestra de su calidad como autor hasta en las distancias cortas. Y el gran Mikel Martínez hacía una demostración de sus cualidades, su trabajo y su compromiso como intérprete.
A la salida, Pabellón 6 continuaba lleno. Seguía siendo un hervidero de conversaciones, encuentros, comentarios, hamburguesas, bebidas, saludos y debates. Una autentica demostración de la vitalidad del teatro, cuando se le da oportunidad y ocasión para hacerlo sin protocolos.
Ahora me quedan por lo menos, otras dos jornadas, intensas, para disfrutar de las breves joyitas teatrales que completan estas jornadas organizadas por Pabellón 6 de Bilbao.

Desde la fila tres del patio de butacas
Por David Barbero | 24 marzo 2018 - 10:34 am
Categoría: General

David Barbero

-He aprovechado que el último espectáculo de la compañía T de Teatro es un acrónimo o unas siglas con puntos intercalados para construir este título absolutamente incomprensible. Pido perdón. Intentaré explicarlo.
-Comienzo confesando que desde hace mucho tiempo siento debilidad positiva por este grupo de teatro femenino y catalán. Exactamente desde que empezaron a trabajar en los primeros años de la década de los noventa del siglo pasado.
-Desde entonces, he seguido, y me han gustado, sus planteamientos. Han tenido una visión contemporánea, ágil, nueva, directa, cómplice, inteligente, dinámica. Sus componentes han dado la sensación de estar atentas a lo que sucedía en cada momento dentro y fuera del teatro.
-Por esa razón, acudí ayer contento a la presentación en el Teatro Campos Elíseos de Bilbao de la obra con la que están celebrando su 25 aniversario. Significaba participar y congratularse de una trayectoria ya consolidada y exitosa.
-Reconozco que, en las lecturas previas, me había desconcertado un poco ese título acronímico aludiendo a la Escala Visual Analógica del Dolor. Pero estaba seguro de entenderlo perfectamente desde el arranque de la obra.
-Efectivamente casi desde el arranque del espectáculo, se entiende esa alusión. También se puede dar cuenta uno de que siguen con su estilo de argumento abierto, con esquema de puzle, con varias historias a la vez, con técnica de laberinto inicial que termina en una salida ingeniosa para atar todos los cabos.
-Sería inadecuado dar más pistas sobre el desarrollo y el desenlace de esas historias. El espectador debe ir descubriéndolas personalmente.
-Soy consciente de que me queda por explicar lo de ‘T de Tiempo’ que he puesto en el título. Hubiera sido más exacto poner ‘R de Ritmo’. Uno de los recuerdos positivos con que iba ayer a la presentación de esta obra en Bilbao era la sensación de que los espectáculos de esta compañía se desarrollaban con rapidez inteligente y funcionaban con ritmo ágil apoyados en la complicidad con un público inteligente. Ya lo he dicho antes. Por esa razón, me sorprendió negativamente la sensación de lentitud y sobre todo de reiteración que se produce, esta vez, no sólo en el conjunto sino también en cada una de las escenas.
-He de reconocer que me disgustó salir con esa sensación negativa en un acontecimiento tan destacado como la celebración del cuarto de siglo.
-De todos modos, mantengo la confianza y buen sabor de sus obras anteriores. A su próxima propuesta, acudiré con la esperanza renovada. Todavía son jóvenes. Un cuarto de siglo no es nada.

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