Desde la fila tres del patio de butacas
Por David Barbero | 24 marzo 2018 - 10:34 am
Categoría: General

David Barbero

-He aprovechado que el último espectáculo de la compañía T de Teatro es un acrónimo o unas siglas con puntos intercalados para construir este título absolutamente incomprensible. Pido perdón. Intentaré explicarlo.
-Comienzo confesando que desde hace mucho tiempo siento debilidad positiva por este grupo de teatro femenino y catalán. Exactamente desde que empezaron a trabajar en los primeros años de la década de los noventa del siglo pasado.
-Desde entonces, he seguido, y me han gustado, sus planteamientos. Han tenido una visión contemporánea, ágil, nueva, directa, cómplice, inteligente, dinámica. Sus componentes han dado la sensación de estar atentas a lo que sucedía en cada momento dentro y fuera del teatro.
-Por esa razón, acudí ayer contento a la presentación en el Teatro Campos Elíseos de Bilbao de la obra con la que están celebrando su 25 aniversario. Significaba participar y congratularse de una trayectoria ya consolidada y exitosa.
-Reconozco que, en las lecturas previas, me había desconcertado un poco ese título acronímico aludiendo a la Escala Visual Analógica del Dolor. Pero estaba seguro de entenderlo perfectamente desde el arranque de la obra.
-Efectivamente casi desde el arranque del espectáculo, se entiende esa alusión. También se puede dar cuenta uno de que siguen con su estilo de argumento abierto, con esquema de puzle, con varias historias a la vez, con técnica de laberinto inicial que termina en una salida ingeniosa para atar todos los cabos.
-Sería inadecuado dar más pistas sobre el desarrollo y el desenlace de esas historias. El espectador debe ir descubriéndolas personalmente.
-Soy consciente de que me queda por explicar lo de ‘T de Tiempo’ que he puesto en el título. Hubiera sido más exacto poner ‘R de Ritmo’. Uno de los recuerdos positivos con que iba ayer a la presentación de esta obra en Bilbao era la sensación de que los espectáculos de esta compañía se desarrollaban con rapidez inteligente y funcionaban con ritmo ágil apoyados en la complicidad con un público inteligente. Ya lo he dicho antes. Por esa razón, me sorprendió negativamente la sensación de lentitud y sobre todo de reiteración que se produce, esta vez, no sólo en el conjunto sino también en cada una de las escenas.
-He de reconocer que me disgustó salir con esa sensación negativa en un acontecimiento tan destacado como la celebración del cuarto de siglo.
-De todos modos, mantengo la confianza y buen sabor de sus obras anteriores. A su próxima propuesta, acudiré con la esperanza renovada. Todavía son jóvenes. Un cuarto de siglo no es nada.

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