Desde la fila tres del patio de butacas
Por David Barbero | 27 marzo 2009 - 10:54 am
Categoría: Teatro

-¿De verdad? ¿Hoy es el Día mundial del teatro?

-Por supuesto. Es el día 27 de marzo.

-No he visto su recuerdo en ningún medio de comunicación.

-¿Ya estás llorando?

-Lo que quiero decir es que los medios de comunicación no han prestado atención a ese acontecimiento.

-Los medios de comunicación tienen sus intereses y no se preocupan de lo demás.

-¿Tú crees que la celebración del día mundial del teatro es noticiable?

-¡Por supuesto! El teatro es una de las bases más sólidas de la cultura. Por lo tanto, toda la sociedad debería preocuparse de cuidarlo. Sobre todo, las administraciones públicas tienen la obligación de protegerlo y procurar, por todos los medios, que tenga buena salud y prospere.

-Por supuesto, lo primero que os tienen que dar es más pasta, más subvenciones. ¿No?

-No ironices con eso. Las subvenciones son necesarias. Es una obligación que el gobierno tiene con la cultura en general y con el teatro en concreto.

-Bueno, tío. Por hoy, ya has llorado bastante. ¿No?

-¡Los teatreros sois unos llorones! Unos pedigüeños.

-Lo que tenéis que hacer es obras que interesen a la gente. De esa manera, habría público suficiente y no necesitaríais vivir de las limosnas del gobierno.

-Veo que a vosotros os importa poco que el teatro se muera. Pero en el caso de que eso suceda, la sociedad, toda la sociedad, perdería algo muy muy importante. Perdería sus raíces. ¡Su identidad!

Desde la fila tres del patio de butacas
Por David Barbero | 19 enero 2009 - 11:41 am
Categoría: Teatro

-Antes de que te metas a hacer consideraciones con el mundo de la ópera, quisiera recordarte ese refrán que dice: zapatero a tus zapatos. No te metas a opinar sobre cosas que desconoces.

-Te acepto el consejo. Soy el primer consciente de que mis conocimientos sobre ópera están próximos a ser nulos.

-Entonces….

-Quizá en esa distancia, me puedo colocar para hacer comentarios de profano en la materia.

-Seguro que metes la pata.

-Tengo la sensación de que la gran mayoría de los aficionados, incluso los más partidarios de la pureza de las voces, van asumiendo que la ópera es un espectáculo escénico, visual, además de auditivo, lo que establece una serie de exigencias.

-¿A esa conclusión llegaste al ver el otro día el ‘Giulio Cesare in Egitto’ de Haendel?

-¿Qué pasa con las sopranos y los tenores voluminosos y entrados en años que hacen papeles de galanes o ingenuas doncellas, imposibles de creer a la vista?

-Ese es uno de los aspectos en que los espectáculos operísticos han cambiado mucho. Algunos lo pueden considerar un matiz insignificante. Pero se procura que la figura de los cantantes sea la adecuada para el papel que representan.

-Además de cantantes, tienen que ser actores.

-Ya no vale eso de salir hasta el proscenio y dar el do de pecho.

-¡Hombre! Es que Montserrat Caballé debe dejar ya de interpretar a Julieta.

-Si antes estábamos en la tiranía de los tenores y las sopranos, ahora vendrá la tiranía de los directores de escena. No sé qué va a ser peor.

-Oí a señoras de abrigos de pieles, discrepando de la narrativa barroca de Haendel, por las continuas repeticiones en las arias y pidiendo un ritmo expositivo más actual.

-Otro cambio significativo: los críticos de ópera ya no hablan sólo de las cualidades de la voz de los divos. Incluso comienzan explicando cómo fue la puesta en escena y los decorados.

-Ahora ya sólo falta que se den las representaciones operísticas a precios populares.

Desde la fila tres del patio de butacas
Por David Barbero | 15 enero 2009 - 10:28 am
Categoría: Teatro

-¡Esa no es la cuestión! Es lógico que los musicales norteamericanos hayan cambiado y mucho durante las últimas décadas. La cuestión es si han cambiado para bien o para mal.

-Estuve ayer viendo el musical Sweeney Todd, del insigne Stephen Sondheim.

-Calculando a bote pronto, ese musical fue compuesto o por lo menos estrenado hace unos treinta y cinco años más o menos.

-A mi juicio, conserva toda su frescura.

-Los personajes son entrañables.

-Están muy bien perfilados.

-Hasta los personajes secundarios.

-De la música qué te voy a decir. Cómo crea el ambiente.

-Pero…

-En la versión que tu viste hay que destacar, además, que se han unido la calidad musical y la calidad interpretativa.

-Vicky Peña está magistral.

-Pero ….

-Hay que destacar también la consistencia del argumento. La conexión entre las diversas historias. Las sorpresas en sus momentos justos.

-Lo que deseaba decir, desde el principio, es que el ritmo al que tienen lugar los hechos sobre el escenario no es actual. En estas últimas décadas, supongo que por influencia de la televisión, del cine y de otros medios audiovisuales, se ha aprendido a que las historias vayan mucho más directas al grano.

-Eso no siempre es bueno. Si vas directa y exclusivamente al grano, te pierdes muchos elementos complementarios.

-Por eso, yo no sabría contestar a la primera cuestión que has planteado. No sé si ha cambiado para bien o para mal.

-Yo siento nostalgia de otros tiempos.

-En cambio, yo habría preferido que para contar esa historia no hubieran sido necesarias tres horas y media.

-¡Bueno!

Desde la fila tres del patio de butacas
Por David Barbero | 12 diciembre 2008 - 10:38 am
Categoría: Teatro

-Fijaos qué idea tan innovadora para el teatro. Cuando entran los espectadores, no existe la diferencia entre el escenario y el patio de butacas. Todo es una unidad. El suelo está cubierto con trozos de cartón. El público, al entrar, tiene que colocarse como puede o como quiere. Puede estar de pie. Pasear. Sentarse. Poco a poco van saliendo las actrices. Salen riéndose. Es una risa contagiosa. Se ríen. Se ríen. Se ríen de todo. Espontáneamente el público se contagia y se ríe también. Van descubriendo que los trozos de cartón, por detrás, tienen escritas frases alusivas a distintas cuestiones de la actualidad y a problemas que existen. Y las actrices siguen riendo. De modo contagioso. El público también. Se parten de risa. Y el público también. Se ríen de las cuestiones que aparecen en los cartones. Se ríen. Se ríen. De todo. De ellas mismas. De ellos mismos. Se ríen.

-Bueno sí. Esta bien. Pero….

-Es es la última obra de La Ribot. ¿No?

-No sé si es la última. Hace tantas cosas.

-Pero dura cinco horas.

-En otros sitios, ha durado hasta ocho horas.

-Más mérito todavía.

-El público puede salir y entrar. Ir tomar un vino. Echar un cigarro. Y vuelve a contagiarse de la risa y de las cuestiones que se plantean.

-Cuando vuelven, las actrices están allí todavía riéndose.

-Te decía que, en cinco horas, no es fácil crear un tempo dramático.

-Todo lo contrario. Lo curioso del caso está en esas cinco horas y en el tempo largo de la representación.

-No sé si eso se adapta a las condiciones de la sociedad actual.

-Es el público quien tiene que adaptarse al espectáculo.

-¡Eso es el arte!

-No sé. Igual tienes razón. Pero a mí me parece que quizá eso, concentrado en hora y media…

-No. De ninguna manera. Eso sería otra cosa.

Desde la fila tres del patio de butacas
Por David Barbero | 10 diciembre 2008 - 12:42 pm
Categoría: Teatro

(Tras leer el comentario dialogado de ayer en este blog)

Vaya David, esto todavía es más duro que lo que llegamos a hablar aquí!

En la Fundición sólo ves cosas interesante de analizar?, nada que te prenda como espectador, sin análisis?

Nada que te lleve a «ese lugar» que no es una función teatral sino una experiencia?

Si que me parece que tu critica está un poco pegado al esquema planteamiento , nudo, desenlace… Yo creo que ya no es eso lo que se le pide a una pieza…Además, te recuerdo que acaban marchándose al desierto, tiene un final según guión…

Entiendo que no te interese la pieza, que la voz en off te parezca un recurso antiguo (yo no estoy de acuerdo) , pero en cuanto al desarrollo, yo lo percibo como una propuesta como tantas que NO se ajustan al esquema que mencionas: que son circulares, repetitivas, hacen elipses, juegan como en el cine, cortando planos, etc. En fin, que está más cerca de una «road movie». Y los personajes se ajustan a ese tipo de trabajo, perdedores, hundidos, inadaptados, pero que sueñan con un futuro.

Además, tacos que me incordian aparte, la pieza tiene un espíritu que conecta con la gente joven, quiero decir, con otra sensibilidad urbana de otra edad, que no es la mía y que me gusta por la creatividad de las historias y es ritmo narrativo de cada cuento, y que me parece que consigue actualizar el texto teatral en «los tiempos».

Evidentemente no es el Artaud del 2008, ni mucho menos, pero creo que renueva estilos. No crea escuela, fijo, pero está próximo a una tendencia urbanita-dura, con una dosis de poesía interesante.

Creo que crece, y no me importa ver su crecimiento. No creo, como espectadora, que me utiliza para ello, sino que me ofrece compartir su trayectoria. Me gusta su evolución. Lo próximo irá en otra línea. Me crea curiosidad. Vamos, que no tengo la misma sensación que viendo cómo Resines en el cine me ha dado unos primeros años actorales bochornosos, hasta que ha aprendido un poco, por poner un ejemplo.

En fin, que la cosa daría para más, pero tengo que cortar.

Muchos saludos,

Laura

Esta ‘cosa’ dialogada.

Entro con ilusión en esta ‘cosa’ dialogada de opiniones entre tú y yo. Estoy seguro de que la sangre no llegará al río, ni a la ría que está más cerca, sino que, al menos yo, puedo aprender y conocer nuevos criterios o maneras de ver el teatro.

-Comencemos por lo que yo creo que es el planteamiento. Cuando alguien critica un montaje de teatro estándar, clásico o no, de esos de texto, por poner un ejemplo, nadie entiende que está en contra del teatro en general ni de ese tipo de teatro. Simplemente, se critica un montaje concreto. Creo que con el teatro experimental (Utilizo esta palabra para entendernos. Si te parece mejor otra, la acepto.) no sucede siempre lo mismo. Cuando se critica un montaje de este tipo de teatro, a veces, se entiende que se está en contra de todo tipo de teatro nuevo o experimental, (otra vez la palabreja) o teatro que abre nuevos caminos. En este caso no es así.

-Yo estoy muy a favor del teatro que busca nuevos caminos. Lo estoy incluso para aprovecharme de él. Voy al teatro buscando nuevos caminos, nuevas maneras, nuevo signos. Cualquier novedad. Yo deseo, aunque no lo parezca, incorporarme a las novedades y también incorporar las novedades a mí. Pero claro, quiero incorporar las novedades que a mí me convenzan, las que juzgue interesantes. Analizo y escucho los criterios ajenos, pero al final la valoración es mía. Supongo que eso es lógico y lo hacemos todos.

-Entonces, el planteamiento no es la valoración del teatro nuevo en general, sino exclusivamente sobre esta pieza.

-Con este enfoque, ya sobre esta pieza, ni siquiera he dicho que me parezca mala. He comentado, y con timidez, que me ha parecido poco trabajada. Que me ha parecido desequilibrada. Algo confusa. Que se ha quedado, a mi juicio, en la acumulación de ocurrencias, en al primera fase, que no ha dado el paso de trabajar, unir, seleccionar, configurar y profundizar en el resultado final. Yo no soy crítico. No tengo elementos de juicio. Pero mi sensación, después de haberla visto una sola vez, es esa. Es una obra, creo, inmadura. Creo que puede tener interés para que el propio autor evolucione y madure. Pero dudo sobre sus aportaciones al desarrollo exterior.

-No tengo un muestreo amplio para sacar conclusiones generales. Pero me inclinaría por pensar que hay determinados personas en el teatro, que se confían demasiado en las ocurrencias o genialidades que se les ocurren y que después no las trabajan suficientemente. No corrigen. No borran. No eliminan lo superfluo. En ello, puede influir que haya quienes les jalean esas novedades sólo por parecer ‘novedades’ sin establecer el criterio de calidad. Hay que tener en cuenta que lo de novedad es muy relativo. Llevamos muchos siglos de teatro. Se han hecho muchas cosas. Es difícil inventar algo.

-Tu aludes al desarrollo de la pieza. Dices que es circular, repetitivo, con elipsis, cortando el plano. No te voy a decir que no. Acepto que tú tienes un criterio mejor y sobre todo más abierto y con menos prejuicios que yo. Lo digo de verdad. Conozco mis limitaciones. Tengo más dudas que certezas. Pero en este caso, teniendo que opinar, me temo que lo circular se quede en que comienza y termina en el mismo punto. En que no avance, en que no progrese. Eso no sería tan positivo.

-Acepto que los personajes son perdedores, hundidos e inadaptados, como tú dices. Pero los personajes perdedores, hundidos e inadaptados, hay que trabajarlos. Deben tener personalidad propia. Tienen que estar definidos. Tienen que tener un objetivo dramático. Tienen que avanzar. A esos jóvenes uno y dos, como se llaman en la obra, no sé si les pasa eso. Tengo mis dudas. Y sobre la chica tengo todavía más dudas.

-Dices que es como una ‘road movie’ con tintes cinematográficos.

Bueno. Me reconocerás que, en todo caso, es una ‘road movie’ estática. ¿Desde dónde parte? ¿Hasta dónde llega? ¿Qué trayecto recorre?

-Dices que tiene un espíritu que conecta con los jóvenes. Desde luego, estoy lejano de mi juventud y tampoco conozco muy bien los gustos de los jóvenes actuales. Pero te pregunto. ¿Estas segura o es tópico? ¿Conecta con los jóvenes o con las ideas que tenían los autores y actores cuando eran jóvenes? Todos son calvos ya. Los años pasan para todos. ¿Tienes datos sobre la aceptación de los jóvenes? ¿Obras como ésta atraen a los jóvenes al teatro? ¿A cuántos? ¿Este tipo de obras trae a gente al teatro, sea joven o vieja? Ahora dicen que el teatro está atrayendo a más gente. No sé si es cierto ¿Es a este teatro al que viene a ver más gente joven? Yo no tengo datos. Pero ….

-Aludes al ritmo narrativo. Son dos puntos distintos: Ritmo y narrativo. El ritmo. ¿De verdad había un ritmo ágil? ¿No se imponía el estatismo y la reiteración? Fíjate si soy positivo que digo reiteración en lugar de repetición. Lo de narrativo. ¿Es que el nuevo camino del teatro va por la narración? Yo parto de que las cosas en el teatro deben suceder en el escenario, no contarlas. Si quieres no utilizo la palabra cuenta cuentos ni aludo a los monólogos enlazados de la televisión. Esto último hasta lo podrían tomar como ofensivo. Pero eso de que nos cuenten tantos cuentos y que no los veamos, no los vivamos, me huele a poca novedad. Y desde luego no me huelle a trabajo serio y profundo.

-Dices que consigue actualizar el texto teatral en ‘los tiempos’. Eso no lo percibí. Y me fastidia. De verdad. Es lo que estoy buscando. Desde luego, para utilizarlo yo también. ¿Me lo puedes explicar? Te lo digo de verdad. Para mí sería de gran utilidad.

-Me preguntas sobre si en La Fundición sólo veo cosas interesantes de analizar. No sé si me he explicado mal. Cosas interesantes de analizar es lo máximo que se puede encontrar en el teatro. Yo estoy encantado con vosotros, con la Fundición y con vuestra programación. No tengo que insistir en eso. Estoy encantado con haber visto esta obra. Fíjate lo que nos está permitiendo reflexionar. Pero desde hace mucho tiempo, yo, desgraciadamente, no voy al teatro a disfrutar. Ni leo una novela para disfrutar. Insisto en lo de desgraciadamente. Voy a analizarlas, las obras de teatro y las novelas. Sé que es una deformación profesional. Pero es así. Eso me pasa en La Fundición, el Barakaldo, el Arriaga, Madrid, Barcelona y Nueva York, las poquísimas veces que he ido. ¿No te pasa a ti? ¿No ves las obras para analizar si son adecuadas o no para programarlas? Si has logrado superar esa tentación, no solo te felicito. Sobre todo, te envidio.

-Una última cosa. (Por ahora). Importante. Aunque diga las cosas con pasión, no responde a una seguridad o firmeza de criterio. Me muevo en la más absoluta de las incertidumbres y las dudas. Debo decirlo más claro. Estoy disperso, perdido, desorientado. Eso a mis años es grave. Pero tampoco hay que lamentarse. Eso es lo que hay.

Si te parece que esto nos puede ayudar a reflexionar, seguimos.

Un saludo.

David Barbero

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