Desde la fila tres del patio de butacas
Por David Barbero | 23 abril 2018 - 11:36 am
Categoría: General

David Barbero

-En este pasado fin de semana, el teatro Arriaga de Bilbao ha conseguido dos llenos totales con las representaciones de la obra ‘Esto no es la casa de Bernarda Alba’. Está basada en el texto casi homónimo de Federico García Lorca. Es una adaptación de José Manuel Mora, dirigida por Carlota Ferrer.
-Los llenos teatrales son siempre de agradecer. Sobre todo, cuando la primavera y el buen tiempo influye en la decisión de los espectadores. En esta ocasión, los expertos en los gustos del público atributen esta masiva afluencia al ‘morbo’ del travestismo y a la popularidad de algunos de los artistas participantes. Pero también habría que apuntar la curiosidad por disfrutar de planteamientos escénicos novedosos.
-El ‘morbo’ aludido está en el elenco de intérpretes. En el texto de Lorca, todos los personajes son femeninos. En esta adaptación, son representados mayoritariamente por hombres. Habría que señalar otra característica. El grupo que ha llegado a Bilbao tiene novedades respecto al que estrenó la obra en Madrid. Una variación importante es que la propia directora se incorpora como actriz y asume el decisivo papel de Adela.
-También el novedoso título de ‘Esto no es…’ ha sido motivo de interpretaciones variadas. Algunos han buscado un deseo de diferenciarse del original de García Lorca. Otros han querido ver un guiño de modernidad aludiendo a un recordado título en el revolucionario arte plástico moderno. Pero en el propio texto de la obra, se alude nuevamente a un deseo de profundizar más en los planteamientos feministas de la obra.
-Las alusiones a la profundización en el debate del genero, cobra más fuerza por la concreción de los objetivos de la adaptación en el programa de mano. Allí se dice que los personajes femeninos interpretados por hombres facilitan la comprensión y la denuncia de la rigidez de los roles sexistas establecidos.
-En los parlamentos introducidos en la obra también se pretende insistir en ese deseo de potenciar esa denuncia feminista. Es muy significativo un monologo puesto en boca del personaje de Angustias, en un intento de explicar las teorías socioeconómicas sobre la importancia del dinero en la estratificación social y personal.
-Como es ya habitual en los espectáculos de esta joven y muy valorada directora, se presta una especial atención a los elementos coreográficos a los que se quiere dar una significación especialmente potente, a pesar de que los movimientos en danza contemporánea son asépticos por naturaleza.
-En este sentido, hay que reconocer y agradecer la valentía, el coraje y hasta la osadía de afrontar una obra clásica, aunque moderna, con ese talante. También hay que valorar las aportaciones, las alusiones artísticas interdisciplinares y las incorporaciones plásticas. Especialmente oportuno puede ser la recuperación del ‘prólogo’ de Federico García Lorca reivindicando a los poetas en el teatro. Pero también hay que señalar los riesgos de sobrevalorar los efectos estéticos a costa de devaluar las intenciones proclamadas de hacer una denuncia social o feminista.
-Las interpretaciones actorales están asimismo impregnadas de connotaciones, alegorías, rupturas o ensoñaciones intencionalmente significativas, aunque a veces resultan ambiguas en la eficacia para transmitir conceptos o emociones concretas al público.
-Se nota una exigencia en el cuidado de la interpretación. Pero a veces confunde la ambigüedad o desestructuración de los personajes. En este sentido, quizá se pudiera percibir una benevolencia de la directora con ella misma como actriz.
-En el juego de incorporaciones y recortes en el texto original de Lorca, existe también el peligro de prescindir o minus valorar elementos considerados decisivos en la intención de la denuncia. En ese sentido, puede ser de complicada justificación colocar tras un telón semi trasparente las escenas finales muy importantes en el desarrollo de la acción. Es posible que algunas propuestas queden devaluadas por el esquematismo de la escenografía con que la obra se ha presentado en Bilbao.
-Esas connotaciones adquieren una remarcada presencia en el mitin final con el que se recoge la ‘moraleja’ de la obra. Quizá exista un deseo de compensar las aludidas ambigüedades o abstracciones del espectáculo. Sin embargo, esa intervención larga puede reforzar la lentitud del espectáculo. En el proceso de profundización de la denuncia feminista, ese mitin quizá evidencie un discurso, aunque encendido y militante, poco elaborado, estándar, simplificado, con pocas aportaciones originales y sin ritmo teatral.
-En definitiva, muchos espectadores, pudieron salir de este moderno y estético intento de profundización en los conflictos de género, con la sensación de que las sutiles y elaboradas denuncias de Federico García Lorca son más contundentes y eficaces.

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