Desde la fila tres del patio de butacas
Por David Barbero | 23 agosto 2018 - 10:59 am
Categoría: General

David Barbero
-Pocas personas habrá que no vean en el mítico Pichichi un personaje escénico de extraordinaria enjundia. Y también serán pocas las que consideren que el género tragicómico del cabaret no es el apropiado para su tratamiento en el teatro.
-Por estas razones, y unas cuantas más, se puede augurar que el cabaret ‘Yo soy Pichichi’, que se estrenó ayer en Pabellón 6, va a disfrutar, en ese escenario del Off Bilbao, de larga y floreciente vida. Incluso se puede pensar que traerá hacia el teatro a personas poco aficionadas a esta expresión cultural.
-Comencemos diciendo que la formula utilizada en el texto es a biográfica. Los llamados ‘biotip’ – si es que se llaman así – suelen ser un caramelo envenenando. Proporcionan material fácil de comunicar y entender por los espectadores. Pero impiden la construcción de una intriga que enganche en el desarrollo de la acción.
-En esta ocasión, esta dificultad se complica con la escasez de datos concretos y significativos sobre la vida de este futbolista legendario Pero ahí entra la labor de un reconocido y polivalente equipo para lograr el objetivo propuesto.
-Al frente de ese equipo, está Patxo Tellería con todos los recursos acumulados en sus oficios teatrales de autor, director y actor. En el resultado final, se notan en el hábil ensamblaje de elementos muy polivalentes.
-En el campo de la actuación, ha contado con actores y actrices procedentes de diversas escuelas, aunque caminan en la misma dirección. La labor de todos ellos es muy esforzada, entusiasta y de laudable calidad. Además, con el trabajo añadido de representar cada uno a diversos personajes.
-Los veteranos Felipe Loza e Iñaki Urrutia asumen la responsabilidad complementaria de meterse en la piel de dos personajes absolutamente históricos como son Unamuno y Aranzadi. En el desarrollo de la obra, van adquiriendo un protagonismo casi invasor de la trama principal.
-Junto a ellos, Lander Otaola, Yldenia Baglieto e Itziar Ituño demuestran también sus caulidades para desdoblarse en muy poco tiempo y defender personajes muy diferentes o cantar, o bailar…
-Especial atención hay que prestar a los músicos que, en directo, no sólo acompañan y matizan las acciones sino que tienen papel propio.
-Nos solemos olvidar de los oficios técnicos. Pero, también en esta ocasión, queda claro que su contribución es imprescindible y que la función no sería la misma sin ellos.
-¡Ah! Impresionante la salida final con la camilla.
-En definitiva, el reconocimiento de otro acierto teatral de Pabellón 6 y sus muchos colaboradores. ¡Larga vida para Pichichi!

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