Desde la fila tres del patio de butacas
Por David Barbero | 18 enero 2017 - 2:06 pm
Categoría: General

David Barbero

-Al comienzo de la función de ayer en el teatro Arriaga, nos advirtieron que no se trataba de un espectáculo al uso sino de una experiencia personal que superaba los límites habituales de la teatralidad.
-Se trataba de ‘Último tren a Treblinka’, la más reciente propuesta de Vaivén Producciones. Se presentaba en el teatro municipal de Bilbao, dentro de la gira iniciada a raíz de su estreno en san Sebastián, como capital europea de la cultura del año pasado.
-Ya previamente, los ‘espectadores’ no nos habíamos colocado en las habituales butacas o palcos. Habíamos ocupado nuestros puestos en la mesas de comedor o en las literas correspondientes. Éramos miembros del orfanato que Janusz Korczak montó en Varsovia en los años de la persecución nazi.
-De esa manera, quedaba ya claro que no íbamos a asistir a una representación teatral. Íbamos a vivir en ese orfanato el último día antes de que los niños y los educadores fueran obligados a tomar ese fatídico tren que les llevaría hasta el horno crematorio de Treblinka.
-La experiencia se desarrolla con una naturalidad muy notable. Eso no quiere decir, sino todo lo contrario, que no haya exigido un trabajo cuidadoso en todos los campos de la producción, la interpretación y la dirección.
-La idea original de Ana Pimenta y Fernando Bernués ha sido desarrollada con una notable profesionalidad y sabiduría teatral. Ha contado con un muy ajuntado texto de Patxo Tellería. La mano de Mireia Gabilondo se ve precisamente en hacer ver que todo fluye con naturalidad y sin artificio.
-Importante el clima de emotividad profunda que se va creando y contagiando a todos.
-A la vez hay una exposión nítida del proyecto teórico y efectivo que llevó a cabo Janusz Korczak. Creó una república infantil independiente basaba en la tolerancia, el amor y el respeto precisamente en el foco de mayor intolerancia.
-El elenco de actores y actrices es amplio. Hacen un muy buen trabajo de interpretación. Está orientado a que no parezca una interpretación por la naturalidad conseguida y contagiada. Es de justicia indicar que al frente del elenco estaba ayer, en castellano, Alfonso Torregrosa.
-Sería difícil encontrar entre los asistentes alguna opinión discrepante, si siquiera parcialmente.

Desde la fila tres del patio de butacas
Por David Barbero | 15 enero 2017 - 12:32 pm
Categoría: General

David Barbero

-Un grupo de los espectadores que asistimos ayer al estreno, en el Teatro Arriaga de Bilbao, de ‘Engel in Amerika’ nos pusimos de acuerdo, en el último descanso, para calificar así esa experiencia.
-Sobre el adjetivo, alguno opinaba que era más apropiado ‘apasionante’ o ‘enriquecedora’. El substantivo también había quien prefería sustituirlo por ‘vivencia’ o ‘experiencia’. Pero la mayoría del grupo coincidía en lo expresado arriba.
-Otra coincidencia era la satisfacción por participar en un espectáculo que te obligada a mantener una actitud activa, atenta, dinámica, con cuidado de no perderse detalle, de intentar captar todos los matices.
-Se trataba del estreno en Bilbao del montaje que ha hecho el Theater Basel, Basilea, sobre el reciente clásico norteamericano ‘Angels in America’. Allí se convirtió en un acontecimiento no solo teatral sino social y humano. Incluso hasta político. Posteriormente pasó a una miniserie de Tv que también tuvo un muy notable eco. Su autor Tony Kushner, ganó el premio Pulitzer y fue galardonado por las adaptaciones televisivas.
-Muchos ven un elogiable ejemplo de cómo en el teatro se puede tratar un problema social o una situación inquietante de la comunidad. También perciben un tratamiento interdisciplinar, nada superficial, aportando visiones complementarias que hacen más serio y profundo ese tratamiento.
-Esta versión en alemán está guiada por la mano del joven director australiano Simon Stone. A raíz de este montaje, ha iniciado ya una carrera, también cinematográfica, en Europa.
-Las características de su montaje resultaron ser uno de los grandes atractivos que provocaron esa aventura investigadora de los privilegiados espectadores que decidimos acudir a este estreno. Su planteamiento diáfano y abierto proporcionaba un desarrollo dinámico, cuasi cinematográfico. Ofrecía una vivencia directa de los distintos pasos de la historia con movimientos rápidos de escenas, con conversaciones cruzadas para mayor agilidad, con elementos mínimos que te situaban en una atmosfera diferente.
-La disposición de pequeños camerinos para cada intérprete de cara al público posibilitaba también una vivencia de los entresijos del espectáculo.
-La calidad de los diferentes intérpretes, con misiones multiplicadas, se demostraba sin necesidad de aparatosidad ni auto recreo. A pesar del rápido cambio de situaciones, partían ya de la emotividad exacta de cada momento.
-Toda esa mecánica de relojería, suiza precisamente, funcionaba gracias a una meticulosidad exacta en los detalles técnicos. Pero a la vez se causaba una sensación de ligereza sin rigidez.
-Hay que reconocer que fueron proporcionalmente pocos los espectadores que aprovecharon esta oportunidad y se decidieron a correr esta interesante aventura que brindaba el Teatro Arriaga.
-Varias integrantes del grupo que analizamos el espectáculo en los descansos recordaban, también con satisfacción, momentos similares con ‘Guerra y paz’ de Pandur y en croata, o ‘El jardín de los cerezos’ y otros espectáculos extranjeros que se han podido analizar y saborear en ese mismo teatro en años anteriores.
-Había satisfacción por comprobar que directoras de Madrid y espectadores de ciudades distantes se habían acercado hasta Bilbao para disfrutar de este acontecimiento,
-Uno de los objetivos señalados para estas próximas temporadas es colocar a Bilbao den la escena europea. Además del acercamiento de los profesionales creativos locales, el público tiene que tener las oportunidades, y aprovecharlas, de participar de lo que se está haciendo en otros lugares de referencia.
-Como remate, reiterar la satisfacción de los que participamos en esta aventura que recordaremos.

Desde la fila tres del patio de butacas
Por David Barbero | 14 enero 2017 - 2:52 pm
Categoría: General

David Barbero

-Confieso que yo también fui ayer a ver la obra teatral ‘Yo, Feuerbach’ por las recomendaciones sobre la gran interpretación del actor protagonista Pedro Casablanc.
-Pusieron la obra ayer en la sala de Kultur Leioa. Además se anunciaba que va a haber muy pocas posibilidades de verla por estos lares.
-No restaré fuerza a los adjetivos admirativos de las muchas personas que me habían recomendado ver esta interpretación. Pedro Casablanc viene bordando todos los papeles teatrales que le proponen o elige durante un tiempo ya largo.
-Hay que reconocer que le proponen o elige con mucha frecuencia papeles que son monólogos o semi monólogos.
-Puede ser que esos papeles proporcionen más felicidades para lucirte. Pero también tienen sus riesgos.
-Lejos de mi intención quitarle meritos. Es un gran actor y ahora se halla en estado de gracia.
-En concreto, este papel del veterano y enigmático actor Feuerbach es un claro ejemplo de su virtuosismo interpretativo. Es un rol lleno de matices, de situaciones variadas y comprometidas. Tiene muchas situaciones extrovertidas. Otras son contenidas. Algunas se desarrollan de modo enigmático. Hay momentos dramáticos. Otros rozan la comicidad. Los puntos poéticos también los borda. Está esplendido en todas las posturas y situaciones.
-Dejado esto completamente claro, es preciso decir también algo sobre la obra y sobre el espectáculo en su totalidad.
-Estos proyectos basados en una interpretación tan potente tienen el riesgo o el peligro de desatender otros detalles también importantes.
-Puede ser que no se den facilidades para hacer ver que la obra reflexiona sobre las miserias y las grandezas de la condición humana, sin limitarse a la trayectoria de un actor en horas bajas, en situación compleja y con elementos psicológicos controvertidos.
-Es posible también que el peso del personaje opositor, antagonista o acompañante pierda fuerza. Eso puede favorecer el lucimiento del protagonista. Pero resta entidad al conjunto de la obra.
-Hay que advertir que el texto es del muy reconocido autor Tankred Dorst. Ha sido aligerado de otros personajes anecdóticos para esta función. Pero mantiene su entidad.
-Eso no desmerece la calidad de la adaptación hecha por Jordi Casanovas. Cumple los objetivos marcados de forma adecuada.
-Pero volvamos a lo más destacado. Si tienen ocasión, no se pierdan la magnífica interpretación que hace Pedro Casablanc de Feuerbach.

Desde la fila tres del patio de butacas
Por David Barbero | 13 enero 2017 - 12:32 pm
Categoría: General

David Barbero

-Hoy les voy a exponer una opinión teatral seria, preparada y equilibrada sobre teatro. No es la mía. Por eso tiene esas cualidades. Es la de una compañera espectadora que ayer me abordó amigablemente al salir del espectáculo.
-Les sitúo. Ayer estuve viendo en la sala BBK de la Gran Vía bilbaína la obra ‘Las hermanas Rivas’. Es una obra de procedencia argentina. Sus mentores son Mariano Rochman y Adriana Roffi. Ellos la rescataron de un relato de Jorge Luis Borges. Los papeles femeninos fueron interpretados por Regina Ferrando y Luciana Drago. Previamente habían sido encarnados por otras actrices como Carlota Ferrer y Esther Ortega.
-Salía yo de la sala pensando en cómo se había adaptado el espectáculo a un escenario de cortas dimensiones, cuando tuve la conversación con esa compañera aficionada y entendida en teatro.
-A ella, le había gustado la representación. La veía ajustada. Valoraba positivamente las aportaciones de los adaptadores y directores. Incluso consideraba que determinados toques de humor y detalles escénicos evidenciaban una visión femenina y una sensibilidad destacada.
-Me explicó también su opinión favorable a las novedades introducidas sobre la narración de Borges. Su título era significativo: ‘La intrusa’ Destacaba que el cambio de sexo de los protagonistas daba una dimensión diferente a la propuesta.
-Reconozco que esta conversación me permitió percibir elementos escénicos y psicológicos que se me habían escapado. La obra vista aumentó en interés para mí.
-Así que debemos dar las gracias a esta espectadora aficionada y perspicaz. Yo lo hago con agradecimiento.

Desde la fila tres del patio de butacas
Por David Barbero | 11 enero 2017 - 11:39 am
Categoría: General

David Barbero

-Acudí ayer al Teatro Arriaga con sonrisa esperanzada a pesar de la lluvia abundante. Comenzaba una nueva temporada abierta a las sorpresas.
-Me parecía curioso empezar la programación con un concierto instalación. El título era atrevido: ‘Y entonces viniste a robarme el ama’. Se anunciaban dos voces femeninas, coro y cuarteto de cuerda. Había el gancho de conocer el trabajo de la diseñadora escénica alemana Rebecca Ringst.
-En la puerta, un ortodoxo del bell canto me dijo: ¡A ver lo que hacen estos alemanes con un concierto!
-Nada más entrar en el patio de butacas, me sorprendí por ver el escenario empaquetado de modo inquietante.
-¡Ya está bien de suspense! Cuéntanos cómo fue el espectáculo.
-¡Hizo honor al título!
-Resultó que la actriz tenía arte, intención, calidad, simpatía, maldad, complicidad…
-Resultó que la soprano, además de cantar bien, interpretaba, se peleaba, comunicaba emociones y jugaba.
-Resultó que los miembros del cuarteto, o quinteto, y el pianista eran virtuosos.
-Resultó que el coro Ensamble Alegría impresionaba y sorprendía con sus sonidos vocales. Y además sabían participar en la fiesta y en la intriga.
-Resultó que el envoltorio del escenario tenía un sentido estético muy estudiado.
Resultó que Rebecca Ringst es más de lo que aquí llamamos diseñadora escénica.
-Así que estos alemanes, y sus acompañantes locales, efectivamente ‘vinieron a robar el alma’

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