-Ayer fui al teatro Barakaldo a ver El Buscón. Es una adaptación libre de Alfonso Zurro sobre el texto de Francisco de Quevedo.
-Iba convencido de que Zurro no me decepcionaría. Es un director y un autor de teatro experimentado y que tiene todas las garantías.
-Como venía de un escarmiento morrocotudo con la adaptación de ‘La regenta’, me congracié con las adaptaciones de los clásicos.
-Zurro trae hasta la actualidad, al mismísimo siglo XXI, toda la picaresca que Quevedo puso en el XVII.
-Hablemos algo de Quevedo. ¡Qué lenguaje! ¡Qué ironía! ¡Qué matices lingüísticos, sociales, ideológicos, humanos, filosóficos! Encanta oírle y leerle.
-Estábamos con el espectáculo dirigido por Alfonso Zurro. Me interesó mucho la técnica para acercarlo a la realidad actual, mediante la mezcla de escenas situadas alternativamente antes y ahora.
-El ritmo que imprime a la obra es extraordinario.
-Para los actores y las actrices tiene que ser agotador.
-El remate final, identificando a los políticos actuales con los más tramposos de los pícaros de todos los tiempos, es fascinante. Coherente. Pero a la vez inesperado. Ideológicamente afortunado.
-¿Es que no vas a poner ni un solo pero, aunque sea colateral? Si todo son alabanzas, van a pensar que lo haces porque sois amigos.
-No sería el primero que rompiera una amistad por una crítica severa.
-Diré dos cosas. Creo que no son necesarias tantas escenas, tantas ‘picardías’. Quizá si se suprime un cuarto de hora al espectáculo, algunos lo agradecerían.
-¿Y la otra?
-No sé si se podría lograr que esas ‘picardías’, en lugar de caminar en paralelo o en circunferencia, fueran ascendiendo de una a otra, con una especie de argumento entrelazado, hasta culminar en la conclusión final.
-¿Estás seguro de que eso mejoraría la obra?
-Voy a ser prudente. Rectificaré el título. A mí, me pareció un mal espectáculo teatral el que ha producido Teatros del canal de Madrid, bajo la dirección de Marina Bollain y con adaptación de la propia directora y de Vanesa Montfort. Yo lo vi ayer en el Teatro Arriaga de Bilbao
-Incluso seré relativista. Reconozco que, con una sola visión, no se puede juzgar una obra de teatro en profundidad.
-Otra salvedad. Sé que montar una obra de teatro cuesta mucho tiempo, trabajo, estudio y hasta dinero. Eso es digno de respeto.
-Con esas salvedades, ¿qué quieres decir sobre esta versión de La regenta?
-Principalmente: Para hacer una crítica de los programas televisivos del corazón no es necesario destrozar una obra tan extraordinaria como es La regenta.
-Además, ni siquiera se hace una buena crítica de ese tipo de programas.
-Comienza la función resumiendo lo que dice el diccionario Wikipedia sobre la expresión: La regenta. Si empezamos con ese nivel, no se puede llegar muy lejos. Pero es que, además, se retrocede.
-Existe una frivolización y una devaluación de la protagonista, del resto de los personajes y de la acción de la novela.
-La mayoría de los actores y actrices son inadecuados para sus papeles.
-No vale la explicación de que inicialmente se pensaba hacer otra adaptación de esa novela, que fue derivando hacia lo que ha terminado siendo.
-La dirección escénica es muy pobre. No ha sabido ni implicar a los actores y actrices en sus propios papeles. Es lo fundamental. Ha insistido en que hagan algunos gestos o muecas. Pero no va más allá.
-Eso lleva a una interpretación mecánica y artificial.
-Si quieres una explicación, te puedo decir que la directora está más acostumbrada a dirigir ópera.
-Como no he visto las óperas que ha dirigido, no puedo decir nada sobre eso.
-Antes de que se me olvide, el vestuario es inadecuado totalmente. Sobre todo en los personajes femaninos.
-No hace falta que sigas. Ha quedado ya clara tu opinión.
-Insisto en lo de las salvedades iniciales. Puede haber otras personas a quienes les haya podido gustar.
-No estaría mal que todo el equipo hiciera un acto público de reparación o desagravio a La regenta y a su autor, Leopoldo Alas ‘Clarín’.
-Ayer pude comprobar, una vez más, que Itziar Lazkano es una actriz lorquiana.
-Itziar Lazkano es una actriz total. No sólo lorquiana.
-Lo decía porque ayer fui a ver el Cuartito del Arriaga en el escenario. Intervino ella en un espectáculo titulado ‘Lorquinaas’.
-El nombre ese de Cuartitos del Arriaga en el escenario es curioso. ¿No?
-Estaba dedicado a las cuatro principales heroínas del teatro de Federico García Lorca. Doña Rosita, la sotera, Bernarda Alba, Yerma y Mariana Pineda.
-¿Itziar representó a todas?
-Un poco de cada una. Tuvo tiempo para otros poemas y textos del autor.
-De todos modos, un trabajo duro ese de pasar de un personaje a otro tan diferente.
-La selección de los textos y la dirección corrieron a cargo de Felipe Loza. Buen trabajo.
– También intervino el pianista Iñaki Maruri.
-Conclusión: Itziar Lazkano está preparada para todo lo que el echen.
-Ayer fui a ver, en la sala de La Fundición en Bilbao, la obra ‘San Lorenzo mártir’ por la compañía Teatro Xtremo de Andalucía. Más en concreto de Jaén.
-Si lo trajo La Fundación, será interesante.
-Puntualicemos. Si lo trae la Fundición, será experimental, moderno, novedoso.
-El calificativo de experimental es complicado de definir.
-Lo he usado para entendernos.
-¿Qué te pareció la obra?
-Quisiera aprovechar para hacer un elogio del público que va a ver ese teatro experimental.
-Es un público sacrificado. Recibe pocas satisfacciones o recompensas agradables a su búsqueda por encontrar caminos teatrales nuevos.
-En general, en el teatro, es difícil encontrar espectáculos de los que salgas gratificado, pleno, satisfecho, con las expectativas cumplidas.
-En el teatro experimental, es todavía más difícil.
-El público del teatro experimental acude siempre con esa esperanza. ‘Esta vez, voy a encontrar algo realmente nuevo, trabajado, novedoso, interesante, curioso, vivo, avanzado …’
-Digamos una cosa. ¡Y no es por desanimar! A los teatreros experimentales les importa un pito el público. Ellos no trabajan para gustar a los espectadores. No es ése su objetivo.
-El público del teatro experimental no pedimos que trabajen para gustarnos. No vamos a encontrar cosas ‘bonitas’. Aspiramos a ver investigaciones, vislumbrar ideas, percibir nuevos tratamientos, búsquedas honestas. Nos basta con sorprendernos, o enfadarnos, o irritarnos. Estamos dispuestos y deseosos a participar en ese juego, o trabajo o comunión de buscar juntos.
-Voy a decir una afirmación contundente y, por lo tanto, falsa. Los que se dedican al teatro experimental son, en su mayoría, teatreros inmaduros que están buscando su camino. Experimentar en teatro, sin embargo, requiere una madurez notable. Por eso, la gran mayoría de las obras llamadas experimentales son simplemente obras inmaduras, verdes, deficientes, muy imperfectas.
-No estoy de acuerdo en la palabra madurez.
-¡Yo no estoy de acuerdo en nada!
-¡El teatro y todas las artes avanzan gracias a las experimentaciones!
-¡A las buenas experimentaciones!
-Te estas desviando. Habías prometido un elogio del público del teatro experimental. Has destacado el mérito de acudir a este tipo de teatro, a pesar de …
-¡Ojo! Ese público es muy minoritario.
-Más mérito todavía para el que va.
-Después, hay que alabar el esfuerzo que hace durante el espectáculo por conectar con la obra, percibir los signos, los símbolos, los guiños. Tratar de ‘entender’ o sentir, o imaginar.
-¡Demasiadas flores estás echando al público!
-Para terminar, partiría una lanza por las ‘Fundiciones’ que posibilitan que ese ‘sufrido’ público de teatro experimental tenga dónde ir, y por lo tanto, pueda existir.
-¡Chapeau, por ellas!
-Ayer fui a ver en el Teatro Social de Basauri otro monólogo de Rafael Álvarez, ‘El brujo’.
-¿Cómo se titulaba?
-Era completamente de El Brujo. Lo interpretaba. Lo dirigía. Lo había escrito. El espectáculo estaba distribuido por su distribuidora.
-También escribe el texto que aparece en el programa de mano.
-¿Vas a decir cómo se titula el monólogo que viste?
-En ese programa de mano, asegura que estaba de vacaciones en el Caribe y que allí se enamoró de los personajes femeninos de Shakespeare. Comenzó por Rosalinda, de la obra ‘Como gustéis’. Siguió con Catalina, de ‘La fierecilla domada’. Con Beatriz, de ‘Mucho ruido y pocas nueces’, con Julieta, la de Romeo, y con otra Rosalinda, la de ‘Trabajso de amor perdidos’.
-Así que dejó de preparar otro monólogo diferente que quería preparar y preparó éste.
-¿Éste cuál es?
-¡Ah! Se titula ‘Mujeres de Shakespeare’.
-¿Has dicho algo de un monologo diferente?
-Creo que ése es el problema. De un tiempo a esta parte, los monólogos de El Brujo se parecen mucho unos a otros.
-Eso no pasaba al principio.
-Rafael Álvarez se ha dado cuenta de que la gente va a verle a él. No importa el monólogo que presente.
-Ayer el teatro de Basauri estaba completamente lleno.
-La gente se río mucho. Sobre todo, se rió con las cosas de El Brujo. No, con las cosas de Shakespeare.
-Entonces, el Brujo tiene razón.
-Yo no he dicho que no tenga razón. Sólo he insinuado que sus espectáculos de los últimos tiempos me parecen semejantes los unos a los otros.
-Has dicho eso, Pero yo me he fijado en el tono en que lo has dicho. Y no me ha gustado ese tono.
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