David Barbero
-Hagamos un ejercicio para reconstruir cómo eran la conexión y la influencia de la ópera en la sociedad en tiempos pasados. O imaginémoslo. Podíamos coger como ejemplo a Verdi y su incidencia en los movimientos políticos en Italia. O a Wagner en Alemania.
-Pero tomemos el caso, muy apropiado, de ‘La clemenza di Tito’ de Mozart que se está representando en el Palacio Euskalduna de Bilbao dentro de la temporada número 70 de la ABAO. Debo adelantar que yo la he disfrutado esta tarde-noche con fruición.
-Nos colocamos en la última década del siglo XVIII. Europa estaba conmovida por las ideas revolucionarias procedentes de Francia. La época de los absolutismos reales y la creencia de que el poder llegaba a los reyes por derecho divino estaba dando las últimas.
-En Austria, el emperador Leopoldo II iba a ser coronado. Con ocasión de tal acontecimiento, se encarga una ópera. Y sus creadores aprovechan para tratar el tema del poder. La manera de gobernar. Para hacer una propuesta de gobernanza. Para proponer un modelo. Y así influir en la sociedad del momento en que fue compuesta esa ópera.
-Como libreto, se elige un texto de Caterino Tommaso Mazzola. Basado en otro del reconocido Pietro Metastasio. Trata sobre el emperador romano Tito. Se alaba su tolerancia y su clemencia en medio de las intrigas palaciegas para hacerse violentamente por el poder. Se le pone como ejemplo a imitar por el rey que va a ser coronado, por su clemencia y tolerancia.
-Para componer la música, se estudian diversas posibilidades. Al final, se decantan por W. A. Mozart, que era masón y estaba influenciado por las nuevas ideas sociales. Entonces, estaba terminando ‘La flauta mágica’. Pero realizó el compromiso en poco tiempo para tenerlo preparado en la fecha indicada.
-Resultó que al homenajeado, Leopoldo II, no le gustó mucho el regalo. También se provocó polémica ideológica y una reacción en la sociedad de entonces. Algo similar a lo que ocurría con los estrenos de los aludidos anteriormente Verdi, Wagner y otros.
-Sucede que, ahora, se repone esta destacable ópera de Mozart, casi tres siglos después. Coincide también con un tiempo de turbulencias políticas y crisis sociales. Se realiza una puesta en escena muy cuidada. Se elige a cantantes de gran calidad. Se respeta, como intocables, el texto y la música de entonces.
-En estas circunstancias, como sucede ahora con las grandes reposiciones operísticas, ‘La clemenza di Tito’ se queda en un acontecimiento estético, lúdico, musical, para los especialistas aficionados al género. Pero no transciende al ámbito social, o político o ideológico. No conecta con la sociedad de hoy más que estéticamente.
-Los comentarios sobre el acontecimiento han alabado la excelencia de la música que compuso Mozart ha muchísimo tiempo. También se han referido a excelentes cualidades de los cantantes. Ha habido muchas alabanzas y muy merecidas para Vanessa Goikoetxea, Daniela Mack o Paolo Fanale. Se han hecho referencias positivas al director musical Riccardo Frizza y a la orquesta de Euskadi. También se ha alabado la puesta en escena de Fabio Ceresa.
-Yo mismo he hecho, más arriba, alusión a mi satisfacción artística durante la representación de ‘La clemenza di Tito’. Pero no ha habido referencias sobre la aplicación de esas ideas, o la conexión con el momento actual, o las connotaciones que podría tener con los gobernantes de hoy.
-Por esa razón, a la salida, me han venido a la cabeza varias preguntas: ¿Se ha convertido la ópera en un museo donde se exhiben bellos cuadros antiguos? ¿Qué habría que hacer para lograr la deseada implicación? Si hay que conectar la sociedad y la ópera, ¿qué debería hacer la sociedad? ¿Qué debería hacer la ópera?
-No creáis que he dado con la solución. A mí, me parece muy difícil.
David Barbero
-Esta tarde, a las siete, he asistido, en la sala La Fundición de Bilbao, a la representación de la obra ‘Lázaro’. Por precisar más, debo decir que ha comenzado con unos diez minutos de retraso. La adaptación, la dirección y la interpretación ha sido responsabilidad de Roberto Hoyo. En síntesis, es la actualización de la novela picaresca clásica, ‘El lazarillo de Tormes’.
-Por la mañana, yo había tenido una polémica. Advierto desde el principio, que no se ha producido ninguna violencia ni la sangre ha llegado al río. Ha sido una confrontación de opiniones. Se ha producido cuando, he comentado mi intención de acudir a la actualización teatral de este texto clásico.
-Las posiciones encontradas eran las siguientes. Unos opinaban que los clásicos deben ser respetados. Y se aseguraba que generalmente los añadidos son de inferior calidad y las supresiones no están justificadas. Enfrente, se defendía que, en teatro, la referencia debe ser siempre el público al que se dirige el espectáculo. Por lo tanto, es oportuno acercar el texto clásico a las preocupaciones y a las formas de expresión actuales.
-Como suele suceder en las discusiones, tampoco en esta ocasión se ha llegado a ningún acuerdo. Nadie de los participantes ha cedido un ápice de sus posiciones.
-La actualización que he visto después ha sido integral. Con todas las consecuencias. Se han respetado, eso sí, el espíritu del personaje, la situación general, algunas expresiones, pocas, y el tema de la picaresca, o la vida arrastrada y semi canalla. Pero la ambientación, las referencias, los trapicheos, los conflictos y, desde luego, el ambiente, han sido traídos hasta hoy mismo. Y colocados en los ambientes y formas en que esa vida se desarrolla ahora.
-Se han incluido ritmos actuales como el rap o la ‘Break dance’. Por supuesto, se ha cambiado el estilo literario. Se han utilizado expresiones directas y coloquiales. Es decir, formalmente la actualización ha dado la vuelta a la obra, como se hace con un calcetín.
-En esa labor, a mi juicio, Roberto Hoyo, de tan sólo 25 años, ha demostrado tener cualidades y habilidad muy destacadas. Tanto en la autoría como en la dirección y en la interpretación. Ha planteado la comunicación con el público de una forma innovadora incluso a lo existente en este momento. Y como actor, ha realizado una exhibición de ductilidad, naturalidad muy trabajada, capacidad de reacción inmediata y expresividad.
-En esta labor escénica, ha estado acompañado por Marco Felipe Ferreira, como diseñador del sonido en directo. Su labor ha contribuido de modo decisivo a conseguir la calidad técnica y el objetivo actualizador. De la exactitud en la iluminación, se puede afirmar lo mismo.
-Es preciso añadir que Roberto Hoyo viene realizando este trabajo de acercar clásicos desde hace un poco de tiempo, dada su juventud. Tiene desde hace tres años compañía propia. Para que sirva de referencia, ya ha aplicado este tratamiento a personajes clásicos tan diferentes y emblemáticos como Hamlet o Don Juan.
-Así que, al salir del teatro, lo primero que he hecho ha sido llamar a los participantes en la inútil discusión de la mañana. Les he dicho que deben ir mañana a ver la obra ‘Lázaro’, que se vuelve a representar en la sala La fundición de Bilbao. Les clarificará mucho las ideas.
David Barbero
-Esta tarde me he ratificado en la idea de que el circo camina hacia el espectáculo integral. Ha sido en el Teatro Arriaga de Bilbao. Allí he asistido a la representación de la pieza ‘Passagers’ de la compañía circense de Canadá ‘Les 7 doigts’.
-Debo precisar. No quiero decir que todos los espectáculos de circo vayan en esa dirección. Sé que hay chistes malos, malabaristas poco entrenados y hasta payasos aburridos y sesiones circenses planas.
-Pero el circo, en las carpas y sobre los escenarios, va incorporando elementos expresivos muy potentes para sorprender, encandilar, atraer la atención y no soltarla. También para contar historias, o inventarlas. Para provocar emociones. Para excitar la imaginación. Incluso para difundir actitudes ante la vida y la sociedad.
-‘Passagers’, como se alude en el título, toma al tren como símbolo o metáfora de la vida. A modo de un viaje con numerosas estaciones. En cualquiera de ellas, te puedes incorporar a la aventura o abandonar el trayecto. Y durante el tránsito, quizá te encuentres con sorpresas que cambien tu vida. También puedes tú tomar iniciativas que llevarán a encuentros enriquecedores. O es posible que descarrille, o se pare o se quede sin luz.
-En el tren, como en la vida, caben todo tipo de personajes. Me corrijo. Caben todo tipo de personas. Eso parece más real. Cada una lleva, en la mochila, las experiencias sufridas y las esperanzas por disfrutar. Otras toman la opción de tirar esa mochila por la ventanilla y saltar de asiento en asiento sin compromisos ni preocupaciones.
-La autora, directora y coreógrafa de este espectáculo es Shana Carroll. Ella dirige también la compañía, en cuya creación participó hace ya un par de décadas. Dice que se le ocurrió la idea de este espectáculo como reacción a la muerte de una persona querida.
-Recogió todos los sentimientos, ideas, dolores, quejas, también dudas y explicaciones sobre lo que es la muerte, la marcha, también la vida y los encuentros. El comienzo y el fin. Sobre todo, el muy variado recorrido que hay entre esos dos extremos.
-Para expresarlo y contagiarlo a los espectadores, ha utilizado todos los recursos y medios a su alcance. Acrobacias, (des)equilibrios, juegos, luces, proyecciones, música, danza, saltos peligrosos, colores, trapecios. Y mucha imaginación, claro.
-Como en todo espectáculo escénico, el objetivo es contagiar al público, no dejarle indiferente. Hacerle contener la respiración. En este caso, se trata de que los espectadores suban al tren, jueguen, se diviertan, sientan emociones, piensen, y se bajen cuando quieran o vuelvan a subir.
-Por todos estos motivos, os decía al principio que esta tarde, en el Teatro Arriaga de Bilbao viendo ‘Passagers’, me he ratificado en la idea de que circo camina hacia el espectáculo integral. Seguramente más deprisa que otros géneros escénicos.
David Barbero
-He intentado hacer cuentas sobre cuántas veces he visto el monólogo ‘Cinco horas con Mario’ escrito por Miguel Delibes e interpretado por Lola Herrera. No he podido precisar el número. Hoy debo añadir una más. Esta tarde he vuelto a verlas, la obra y la intérprete, en el Teatro Campos Elíseos de Bilbao
-Aunque parezca que sigue inmutable, la evolución que han experimentado esta obra y su protagonista me parece excepcional. Ya ha comenzado su quinta década desde que se entrenó en 1979. Me refiero a la evolución personal y emotiva. Unida a la también transformación sufrida por la sociedad en ese periodo. Y me siento afortunado de haber podido vivirla y analizarla.
-Las tensiones, conflictos y esperanzas de aquellos años del estreno, tras la dictadura, en el comienzo de la transición. Con el texto de una novela que se escribió en pleno franquismo, en 1966, y que reflejaba sociedad de entonces. Sobre todo, la situación de la mujer.
-Los que la vimos ya entonces, la encajamos como una propuesta para revisar situaciones, vivencias y comportamientos que había que cambiar y superar. Los tiempos sociales y políticos eran de transición, de camino, de búsqueda.
-Para la protagonista, Lola Herrera, significó también una catarsis personal. Vivida muy conflictivamente. De la que salió fortalecida. Dice que, en aquel momento, sintió rechazo por Mechu, su personaje.
-Alguna década después, volvió a retomarla con otro espíritu. Más reconciliada con el personaje y quizá consigo misma. La sociedad también había evolucionado. Se iban recuperando derechos y libertades. La situación de la mujer mejoraba. Quizá no con la rapidez deseada. Y la obra se adaptó a ese cambio.
-Hubo una etapa posterior, en la que el texto de Delibes y su representación escénica se miraron como un reflejo del pasado. Casi pieza de museo. La sociedad, ya entrada en Europa y con el euro en lugar de la peseta, se movía en otras coordinadas. Creía que se habían superado definitivamente muchas situaciones y peligros.
-Pero parecen amenazar ahora tiempos ya viejos, con enfrentamientos que se juzgaban prehistóricos. Con defensores de ideas pretéritas. Con amenazas de volver a situaciones de la Menchu inicial, la de la novela del año 66 del siglo pasado. Y ‘Cinco horas…’ sigue ahí.
-Con todas estas evoluciones, la representación de esta tarde, en el teatro Campos, ha adquirido una perspectiva distinta. La intérprete se mantiene ágil de mente y de cuerpo. De actitud corporal y de intención en las frases. El teatro Campos estaba completamente lleno. El público se ha reído, creo, más sonoramente que en otros tiempos. Para aplaudir con más entusiasmo se ha puesto de pie al final. Quizá sea como el rechazo a esa amenaza a la que se puede volver. Quizá evidencie una advertencia. Quizá contenga un motivo de resistencia.
-Además, está la diferente situación personal de Lola Herrera, actriz incombustible. Ahora con 86 años, encarnando el mismo personaje que cuando tenía 44, en su joven madurez. Siendo ella la misma, o posiblemente distinta en un porcentaje elevado. Y vete a saber lo que queda.
-He tenido la sensación esta tarde, al salir de la función, de haber asistido a la demostración de que el teatro, las obras, los intérpretes, están siempre vivos. Pase lo que pase.
David Barbero
-Os pongo en situación sobre este comentario.
-Ya había visto la obra ‘Contado por ellas’ hace algún tiempo. Y entonces, publiqué en este mismo lugar mi opinión. Recuerdo que fue positiva hacia la obra, hacia la autoría, la dirección y la interpretación de Bea Insa. Alabé también la valentía y el compromiso social que significa este espectáculo.
-He seguido con bastante detención la trayectoria de la polifacética Bea. A las autoría, dirección e interpretación ya citadas, hay que añadir la producción, la promoción, la labor pedagógica, y otras muchas actividades en el mundo teatral. Incluso canta y domina instrumentos musicales.
-Todo ese intenso y extenso trabajo ha convertido a Bea en una teatrera conocida y valorada aquí y fuera de aquí. Hace poco, por ejemplo, ha venido de presentar este trabajo el Sudamérica. Aquí desarrolla una actividad muy encomiable con numerosos proyectos, siempre dignos de interés.
-Casi siempre se ha visto obligada a realizar su trabajo con escasez de medios y en circunstancias no siempre favorables. Por esa razón, es de festejar que, en esta ocasión, tenga la oportunidad de presentar su trabajo en un teatro de la categoría del Arriaga. Puede considerarse como un reconocimiento a su trabajo y su calidad.
-Situados aquí, diré que he acudido esta tarde al teatro municipal de Bilbao a ver de nuevo ‘Contado por ellas’ con un propósito concreto. Vi esta pieza en un local pequeño, con muy poca distancia entre el escenario y los espectadores. Se estableció una comunicación muy directa entre la intérprete y el público, casi una complicidad, una cercanía emocional…
-No pongo ningún ‘pero’ a la representación de esta tarde, ni a los complementos y adaptaciones escénicas, hechas para las nuevas dimensiones del escenario y el patio de butacas. Todo lo contrario. Es digno de alabar el esfuerzo. Pero …
-…Pero yo me quedo con la experiencia de ‘Contado por ellas’ en la distancia corta.
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