Desde la fila tres del patio de butacas
Por David Barbero | 12 diciembre 2019 - 11:47 am
Categoría: General

David Barbero

-‘Las obras de teatro se seleccionan fundamentalmente por la fama de las actrices y los actores que las protagonizan’. Esta frase sintetizó las opiniones de un grupo privado de tertulianos ayer a la salida del teatro Arriaga.
-Acabábamos de ver, en el teatro municipal de Bilbao, la representación de ‘La golondrina’ escrita por Gillem Clua. Está dirigida por Josep María Mestres. E interpretada por la conocida actriz Carmen Maura y el joven Dafnis Balduz.
-Esa misma opinión fue reforzada por otra frase. ‘El autor, el director y hasta el tema tratado son secundarios para esa elección’. Desde luego, no todos los participantes en ese debate improvisado pensábamos igual. O, al menos, eso decíamos.
-Yo reconozco, ahora, que uno de mis principales intereses, al ir ayer a esa función, era ver sobre el escenario a la muy reputada actriz, sobre todo cinematográfica, Carmen Maura. Últimamente se prodiga poco en el teatro.
-De acuerdo con la imagen, como actriz y como persona, que yo me he hecho de ella, esperada encontrarme una obra combativa, una actuación enérgica, una actitud hasta polémica, batalladora, moderna. Pero recibí la sensación de ser un trabajo más bien plano, sin gran impulso, con la necesidad publicitaria de contar con el tirón de una actriz de fama.
-El público, en cambio, manifestó mayoritariamente una evidente y sonora satisfacción por el trabajo realizado. Escuchó en atento silencio el texto y hasta rió educadamente los golpes de humor.
-Los participantes en el debate, al que he eludido, éramos pocos. Algunos nos quedamos con ganas de saber si es generalizada esa opinión de que lo más valorado, a la hora de elegir la obra de teatro, es la fama de los intérpretes.
-Nos hubiera gustado conocer otras opiniones.

Desde la fila tres del patio de butacas
Por David Barbero | 10 diciembre 2019 - 11:48 am
Categoría: General

David Barbero

-Ayer acudí, en el escenario del Teatro Arriaga de Bilbao, a lo que creo que es una pieza del teatro del absurdo. Se titula ‘Camiselle’. Y lleva un subtítulo ‘Una pesadilla sobre bebés robados’. Digo ‘creo que es’ y no afirmo que lo sea, por prudencia.
-El teatro del absurdo, por su naturaleza, no se puede – ni se debe – comprender. Por lo tanto, nunca se puede estar seguro de que lo sea.
-De todos modos, los creadores del espectáculo se autodefinen en esa dirección. Aseguran que hay una ‘mezcla de naturalismo con lo absurdo, del sueño con la realidad, de la pesadilla con el gozo’.
-Este grupo de creadores cuenta con Ángel Mirou como autor. Bea Insa es la directora e intérprete. En la interpretación, se añaden Loli Astoreka y Juanjo Otero. Están desarrollando una trayectoria muy interesante con obras de su propia factoría.
-Se equivoca quien piense que hacer teatro del absurdo es fácil. No se trata de poner escenas incongruentes una tras otra. Requiere un especial talento y una muy fina habilidad.
-Estas dificultades afectan a todos los participantes. Ya hemos aludido a la autoría, la dirección y la interpretación. No cometeré la injusticia de olvidarme de los otros oficios teatrales.
-Pero hay que incluir entre los que sufren estas dificultades, al público. A los espectadores. A los que se enfrentan a este tipo de piezas desde la butaca.
-Si esas dificultades deben ser generalizadas, el mérito y la valentía de afrontarlas, también deben ser repartidas en la misma proporción.
-Así que mi felicitación, por la valentía, a todos los ayer estuvimos sobre el escenario del Teatro Municipal de Bilbao. Los espectadores también estábamos allí arriba.
-¡Bueno! Quizá sea exactamente al revés. Esto es teatro de absurdo.

Desde la fila tres del patio de butacas
Por David Barbero | 9 diciembre 2019 - 11:11 am
Categoría: General

David Barbero

-Acudí ayer a Pabellón 6 de Bilbao con el fin de no perderme las representaciones de la obra teatral ‘Pretérito imperfecto’, escrita y dirigida por el joven David Caiña. Tenía yo prisa porque ha estado durante el fin de semana. La de ayer era el último pase, por ahora.
-No destripo nada, si digo que, con este título, se hace alusión al contenido de la obra. Trata de un viaje en el tiempo, hacia el pasado, que realiza una pareja para revivir la escena en la que se conocieron.
-En esta obra, mi tocayo da una nueva muestra de su habilidad en los diálogos, su capacidad cómica, su maestría en las escenas, su buena construcción de los personajes, sus recursos narrativos…
-Me voy a permitir viajar en el tiempo dentro de su biografía, todavía joven por sus pocos años. En el pasado muy cercano, ya ha sido escritor, profesor, guionista, autor, director. En ese mismo tiempo corto, tiene ya obras de teatro, guiones de largometrajes, de cortos, de novelas gráficas, de series, relatos,…
-Si buscamos títulos anteriores a este ‘Pretérito imperfecto’, sólo en esos pocos años, encontramos ‘Cómo hemos llegado a esto’, ‘El Chef’, ‘Cómo vender la muerte’, ‘Amargo era el postre’, ‘La vuelta al cole’, ‘El yonki del dinero’, ‘La casa encantadora’, ‘El primer tren que salga’, ‘Balance’, ‘Black Baccara’, ‘Nadie moría en Zeanuri’, ‘Nunca pasa nada’…
-Cambiemos el juego. Comencemos a viajar hacia el futuro. Pongamos una fecha cercana: Dentro de un lustro. ¿Qué será de mi joven tocayo David Caiña dentro de cinco años? ¿Cuántas cosas más habrá hecho? ¿Cuántas obras habrá dirigido? ¿Cuánto habrá escrito? ¿Cómo habrá mejorado su estilo? ¿Qué metas habrá alcanzado?
-Estas son las ventajas de viajar en el tiempo hacia adelante y hacia atrás.

Desde la fila tres del patio de butacas
Por David Barbero | 8 diciembre 2019 - 11:13 am
Categoría: General

David Barbero

-Ayer volví a ver en el palacio Euskalduna la comedia titulada ‘Freno de mano’. La había visto, en estas mismas salas, durante la semana grande del año pasado.
-En aquella ocasión, creo recordar que la obra pasó con más pena que gloria en la apreciación de los espectadores.
-Ahora el planteamiento tiene novedades. Han cambiado las dos actrices integrantes del elenco. Isabel Ordaz asume el papel femenino protagonista. Marta Urcelay se encarga del otro personaje femenino, más reducido. Además, se aprecian retoques en el texto y en el montaje.
-Josu Ormaetxe sigue siendo el protagonista masculino, a la vez que asume la producción del espectáculo. El director continúa siendo Celso Cleto.
-Así que la atención, esta vez, se centró en el trabajo de las dos actrices incorporadas.
-Isabel Ordaz pone en juego todas sus capacidades y maneras interpretativas. Es una actriz con unas características muy personales que la hacen cercana. Conecta con los espectadores de una manera emocional y cómplice. Sabe dar a sus personajes unas connotaciones superiores al texto.
-Marta Urcelay, además de actriz, es una trabajadora integral de todos los oficios teatrales. En esta ocasión, asume también la ayudantía de dirección. Su personaje tiene poca presencia en el escenario. Apenas le da tiempo a configurarlo.
-Se nota en ellas, y en resto del equipo, el deseo de mejorar la función en este reestreno. Lo cual es de agradecer.

Desde la fila tres del patio de butacas
Por David Barbero | 7 diciembre 2019 - 11:39 am
Categoría: General

David Barbero

-Escuché hace poco tiempo una entrevista al autor y director teatral en la que éste se autodefinía como ‘un cómico con temperamento filosófico’. Y precisaba que ‘no soy un filósofo con temperamento cómico’. El orden de los términos altera el producto.
-Cuando ayer llegué al teatro Arriaga para ver su última obra ‘la Valentía’, comprobé que lo repetía en el programa de mano. Al terminar la función, comprendí, otra vez, que era una autodefinición exacta.
-Me di cuenta también de que, en el teatro actual, caben la absoluta libertad, la imaginación, la ingenuidad inteligente y la ruptura de las normas.
-También entendí que ni la comicidad ni el pensamiento comprometido deben ser airados, agresivos, con dudosa profundidad o premeditada modernidad en la forma exterior.
-Yo me permitiría añadir que Alfredo Sanzol es ‘tipo’ absolutamente libérrimo. Lucha contra todas las ataduras. Esa libertad le permite caminar en contra de las corrientes preestablecidas y llegar al puerto que desea.
-Así, ‘La valentía’ es una obra que comienza pareciendo ingenua, deslavazada, contra los cánones de la modernidad, frente a las normas consensuadas sobre la construcción de escenas y personajes. Y lo es en todo su desarrollo.
-Pero sucede que esa ingenuidad aparente encierra una sabiduría profunda. La ruptura con los cánones y las normas se produce después de dominarlas. Se convierte, por lo tanto, en superación de esas herramientas.
-Los personajes desequilibrados demuestran tener una personalidad desbordante y atractiva. Las escenas son potentes y brillantes. La ingenuidad se convierte en compromiso. Y La excentricidad termina siendo inteligente.
-Otra comprobación: para realizar la función de esta manera, desde los intérpretes hasta cada uno de los técnicos deben estar imbuidos de esa misma ‘filosofía’.
-Con referencia a esta obra, que se está representando en el teatro municipal de Bilbao, Sanzol añade que ‘me gustan las historias con humor, aventuras y acción para poner sobre la mesa las paradojas esenciales del ser humano’.
-Una sugerencia. Sé valiente y vete a ver ‘La valentía’.

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