Desde la fila tres del patio de butacas
Por David Barbero | 13 noviembre 2022 - 11:43 pm
Categoría: General

David Barbero

-He vuelto a disfrutar esta tarde, en el teatro Arriaga de Bilbao, la magnífica pieza teatral ‘Una noche sin luna’ sobre Federico García Lorca, escrita e interpretada por Juan Diego Boto y dirigida por Sergio Peris-Mencheta.

-Ha resultado un nuevo placer contemplar el teatro completamente lleno. Y cómo al final ha premiado a Juan Diego Boto con una ovación larga, sentida, profunda, entusiasta y muy agradecida.

-Ha sido una ocasión para revivir la visión que Lorca llamó ‘teatro bajo la arena’. Lo contraponía al teatro en la superficie. Decía que había que hacer un túnel subterráneo para extraer su fuerza oculta. Allí es posible la autentica representación. Se puede encontrar la verdad. Se convierte en un viaje mágico, alucinante y catártico.

-Ha constituido un excelente acercamiento al mundo de García Lorca y su manera de entender el teatro. Ha sido   un viaje –sobre todo interior – acompañado del propio Federico por los aspectos menos conocidos de su vida y de su obra. Dibuja su figura con otras referencias, desde otras fuentes, con otros colores.

-Para aumentar la atracción de esta pieza, todavía influye más el presentar a Lorca y su pensamiento vivo como un espejo sobre la actualidad, sobre lo que nos rodea hoy, sobre lo que somos en este momento. Con un enfoque muy preciso y desde una posición clara. Con unas denuncias evidentes y muchas ironías reconocibles.

-Pero lo que, sobre todo, hace que este viaje resulte mágico es la conexión emocional que se establece entre el espectador y el personaje-intérprete. Se plantea como un recorrido común, sincronizado, quizá metido dentro de Lorca. Exige – y también proporciona –, una actitud participativa, abierta por parte del público. Por parte de cada uno de los espectadores.

-Sin duda, hay que atribuir el mérito de esta identificación a Juan Diego Botto. En la doble labor de  autor e intérprete. En el texto, se nota un gran conocimiento de la vida, la obra y todo lo que rodeó a García Lorca. En los aspectos más destacados y en  los más ocultos. Se percibe, además, que no ha sido una investigación inmediata para escribir esta obra. Es fruto de una vivencia continuada y de una lectura habitual de sus textos más diversos.

-Se ve el resultado de un meticuloso trabajo que incide hasta en los más mínimos detalles. En las actitudes, los gestos, la colocación de las manos, la de las piernas, los tonos. La precisión de los cambios de voz. La trabajada naturalidad. Las atmósferas emotivas de cada momento. Y la gran atención prestada a la manera de comunicarse – en plural, las maneras – de comunicarse con el público.

-Sería una injusticia no valorar positivamente la aportación de Sergio Peris Mencheta, como director, en la configuración de este espectáculo. La precisión y la riqueza de estímulos. El uso comunicador y simbólico de todos los elementos escénicos. La capacidad de exprimir los significados posibles de cada detalle.

-En definitiva, una incomparable tarde-noche de gran teatro.

 

Desde la fila tres del patio de butacas
Por David Barbero | 13 noviembre 2022 - 1:12 am
Categoría: General

David Barbero

-Soy consciente de que utilizar la palabra receta tiene connotaciones peyorativas. Yo aquí pretendo utilizarla, de modo aséptico, como definición de una fórmula repetida por un autor director y sin contenido a destacar.

-El autor y director aludido es el francés Pascal Rambert. Acostumbra a dirigir las obras escritas por el mismo, en los distintos países donde se presentan. Y en ellas, las últimas, mantiene una misma receta tanto en la escritura como en la puesta en escena y sin que se puedan destacar aportaciones emocionales o de contenido.

-Hace media docena de años, estrenó en París ‘’Clóture de l’amour’. Aquí, la traducción del título a español era ‘La clausura del amor’. La protagonizaron Bárbara Lennie e Israel Elejalde. Poco después, en euskera, interpretaron esta obra Miren Gastañaga y Eneko Sagardoy con el titulo de ‘Maitasunaren Itxiera’.

-Las tres versiones las dirigió el propio Pascal Rambert. Y en las tres utilizó es esquema escénico de un ring de boxeo, donde los dos miembros de una pareja de peleaban y lanzaban a gran velocidad todo tipo de culpas y reproches en largos monólogos.

-Hace unos tres años, el mismo autor y director, Pascal Rambert, estrenó otra obra con dos personajes. En este caso, dos mujeres jóvenes. Se titulaba ‘Hermanas’. Las protagonistas eran Bárbara Lennie e Irene Escolar.  También la dirigió él.  Y también el esquema expositivo se basaba en largos monólogos de ambas enfrentadas, como si fuera otra pelea de boxeo, aunque esa vez vez no hubiera ring.

-Ahora, Pascal Rambert presenta ‘Finlandia’. Trata de una pareja que se pelea por la custodia de su hija y lanza a gran velocidad larguísimos parlamentos con argumentos superficialmente feministas. También lo ha escrito y lo dirige él. Ahora los interpretes, dentro del mismo círculo, son Irene Escolar e Israel Elejalde.

-He contado todo esto para justificar la utilización de la palabra receta en el título.

-Muy pocas novedades se han podido apreciar en la obra y en la puesta en escena  de esta tarde en el Teatro Serantes, dentro del festival internacional de Santurtzi. La pelea tiene lugar en una aséptica habitación de hotel, que no tiene ni cortinas para sus grandes ventanales. Quizá la mayor innovación, -no se sabe si para bien-, es la introducción de una niña en la parte final de la representación.

-En el programa de mano, el propio Pascal Rambert asegura que, como autor,  se ha limitado a dejar salir, o expulsar, el texto de forma brutal, rápida y sin pausa. La verdad es que se nota esa acción de juntar gran cantidad de palabras sin el trabajo de seleccionarlas ni cuidar la manera de unirlas.

-Sobre su labor de dirección, él mismo dice que se ha preocupado sólo de las habilidades ultra rápidas de los intérpretes para cambiar de velocidad en el lanzamiento de las palabras.  Hay que afirmar que también se nota que sólo se ha preocupado de eso.

-Tanto Irene Escolar como Israel Elejalde han demostrado, en otras muchas interpretaciones teatrales, sus grandes cualidades. Sin embargo, este trabajo como lanzadores de palabras es muy probable que no se deba juzgar bajo criterios interpretativos.

-La obra tiene una duración estandar. Pero si se hubiera reducido, no se habría perdido mucho.

Desde la fila tres del patio de butacas
Por David Barbero | 10 noviembre 2022 - 11:43 pm
Categoría: General

David Barbero

-Esta noche debo confesaros mi perplejidad ante la pieza de danza contemporánea que he presenciado esta tarde dentro del festival Dantzaldia en el Azkuna Zentroa de Bilbao, ‘Screensaver (Salva-pantalla) ’.

-Lo de expresar mi perplejidad no es ninguna crítica hacia la pieza ni hacia su creador e intérprete Manuel Rodríguez. Él viene precedido por numerosos premios y reconocimientos nacionales e internacionales. También galardonado por esta misma creación, que viene presentando desde 2014.

-Para ser más preciso, añadiré un adjetivo relacionado con al curiosidad que esta pieza me ha despertado. Así que se podría definir como una perplejidad curiosa. Así lo he escrito en el título del comentario

-En todo caso, si hubiera alguna crítica, debo dirigirla hacia mí mismo, ya que he sido incapaz de conectar directamente con esta creación multiartística, ni descubrir el significado, las reflexiones y las emociones que el autor ha querido transmitir.

-Teóricamente sé que Manuel Rodríguez trabaja en la danza y en las artes visuales diversas, con criterios y parámetros nuevos. Incluso he leído que, en esta pieza,  ‘reflexiona  sobre cómo el acto visual, a través de lo sensorial, del símbolo y de la forma, puede convertirse en un acto de fe’.

-También tenía conocimiento previo de que, en su intención, ‘el cuerpo actúa como un salvapantallas que se activa  para trascender hacia un nuevo plano cognitivo, que se proyecta hacia el infinito’.

-Ha ido lanzando alusiones con las pantallas encendidas de una tablet y un móvil. Ha jugado con varitas quizá imantadas. Ha interpretado escondido tras telas oscuras. Ha realizado una exhibición atractiva con gestos, muecas y ligeras contorsiones corporales. Pero yo he sido incapaz de trascender esos movimientos y manifestaciones exteriores.

-Os puedo asegurar que he mantenido, durante todo el tiempo de la actuación, una actitud abierta y premeditadamente positiva. He estado atento a todos los detalles. Incluso había repasado su intensa, variada y muy premiada trayectoria, para estar mejor predispuesto.

-Pero reitero mi confesión de que no he logrado la buscada conexión emocional y artística. Así que me doy golpes de pecho. Hago propósito de la enmienda. No me desanimo. Y lo seguiré intentando.

-Mantengo mi convicción de que conectar con las formas y experiencias artísticas actuales es un objetivo recomendable. Incluso obligatorio.

Desde la fila tres del patio de butacas
Por David Barbero | 6 noviembre 2022 - 12:42 am
Categoría: General

David Barbero

-Una consideración previa y subjetiva. A mi juicio, ‘El rey Lear’ es quizá la obra más complicada de Shakespeare. Y la más oscura. No lo digo en sentido negativo. También es en la que se pueden encontrar más connotaciones con la actualidad. Pero esa tentación suele impedir ver los graves riesgos de trivialización y banalización.

-Desde el principio, hay que decir que ‘Lear’, el espectáculo que este fin de semana se ha estrenado en el teatro Arriaga de Bilbao, es el trabajo más personal de Richard Sahagún. Al que ha prestado más dedicación, entusiasmo, tiempo, pasión y entrega.

-Firma la adaptación, en la que ha trabajado hasta el último momento. Lo mismo ha sucedido con la dirección. Ha prestado una premeditada atención a la selección de los intérpretes. Hacia el espacio escénico, la parte estética, lo visual, ha dedicado un cuidado pormenorizado.

-En la adaptación de ‘Lear’, ha primado el premeditado objetivo de traer hasta este mismo momento, la ambición, el poder, la corrupción y la violencia que hay en el texto y en los personajes de William Shakespeare.

-El propósito principal de la dirección escénica ha estado enfocado hacia esa actualización y esa aproximación. Ha sido muy importante en su intención el logro de los impactos visuales, la contundencia de determinadas escenas y de acciones seleccionadas.

-En ese sentido, destaca la atención prestada a la selección de los interpretes. Empezando por Gonzale Cunill, como personaje protagonista. Las tres hijas. Y los personajes esenciales respetados del texto original. Entre ellos, hay que citar la labor de Lidia Otón, Emilio Tomé, Paule Barcenilla, Helena Lanza, Marc Domingo, Kepa Alesso e Irati Herreros.

-En ese interés por el impacto plástico, visual y estético, ha sido fundamental su colaboración con el artista plástico Fernando Bayona. El cuidado prestado a la búsqueda de las imágenes impactantes, intencionadamente rupturistas y, en determinados momentos, oníricas.

-En esa línea, es preciso destacar la muy meticulosa labor de iluminación y creación de atmósferas realizada por Iñaki García. Quizá no sea habitual que los espectadores presten especial atención a estos aspectos considerados ‘técnicos’. En este caso, merecería la pena prestarla con el cuidado de mantenerla hasta el final, porque en ese momento puede estar una de las atmósferas más conseguidas.

-Así que, con todos estos mimbres, larga vida para este ‘Lear’.

Desde la fila tres del patio de butacas
Por David Barbero | 5 noviembre 2022 - 12:37 am
Categoría: General

David Barbero

-Lo voy a decir claramente. Esta tarde, cuando me encaminaba en metro hasta el centro Muxikebarri de Getxo para ver la representación teatral de ‘Oceanía’, llevaba la sensación de ir a tiro hecho. Me habían hablado muy bien de ella varias personas de cuyo criterio me fío.

-Otra confidencia. Esta obra la tuve  en mi agenda hace ya meses con las entradas en la mano. Y entonces me fastidió mucho no poder consumar la satisfacción por un accidente imprevisto. Esta tarde, me he asegurado de que eso no se repitiera.

-Los ‘culpables’ de tal seguridad tenían nombres y apellidos. El actor Carlos Hipólito. El director José Luis Arellano. El personaje protagonista Gerardo Vera, recientemente fallecido, a quien está dedicada la obra y es el autor de su magnífica y valiente auto ficción.

-He dicho auto ficción. Pero no sé si es la definición exacta. Oficialmente se define como su testamento, el resumen de su legado intelectual, su mensaje, su auto semblanza.  Ahí está su pasión por el teatro, su sabiduría escénica, sus muchas habilidades, su vida entregada a las artes escénicas. También la fascinación por el cine. Asimismo está su compromiso político.

-Pero hay que decir que sobre todo, está él. Su personalidad. Su manera de ser. Su vida. Sus relaciones personales. Amorosas. Su familia. De modo muy destacado, está la muy especial relación con su padre. Las fases de esa conflictiva relación.

–Es preciso decir que es una historia expuesta con mucha habilidad escénica, con notable sutileza narrativa, con el conocimiento y la sabiduría que Gerardo Vera fue adquiriendo a lo largo de su exitosa carrera sobre las tablas. También hay que destacar su valentía para exponerlo con absoluta veracidad.

-Sin embargo y con la misma fuerza, es preciso afirmar, a mi juicio, que, sin la presencia interpretativa de un actor con las cualidades y la maestría de Carlos Hipólito,  el resultado no hubiera sido tan positivo.

-Al principio, he reconocido mi predisposición muy favorable hacia este espectáculo, influido por las opiniones de amigos de cuyo criterio me fío. Voy a añadir para terminar otro ‘sin embargo’.

-Cuando te hablan muy bien de un texto, puede suceder que te crees expectativas demasiado elevadas, y, después, no te parezca tan excelente. En concreto, ha habido momentos de la representación en que la meticulosidad me ha chocado con el ritmo. Y que lo anecdótico ha invadido lo significativo.

-Pero allí estaba Carlos Hipólito para remediarlo.

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