Desde la fila tres del patio de butacas
Por David Barbero | 19 noviembre 2016 - 11:06 am
Categoría: General

David Barbero

-Ayer estuve viendo, en el Teatro Serantes de Santurtzi, la obra ‘Tierra del fuego’, escrita por Mario Diament, adaptada por David Serrano, dirigida por Claudio Tolcachir e interpretada por un amplio elenco de actores capitaneados por Alicia Borrachero. Hay que advertir que, dentro de este elenco, figuran dos actores palestinos para dar más verosimilitud a la propuesta.
-Debo advertir antes que, hace unos días, había visto la representación de ‘La mirada del otro’ con una temática muy similar en el contenido. También es un encuentro entre una víctima de la violencia y el terrorista.
-Hay que reconocer, desde el principio, que esta representación de ‘Tierra del fuego’ se ha planteado con una notable seriedad y trabajo tanto en el contendido como en las formas.
-Ya el programa de mano advierte que el autor se ha tomado la preocupación de documentarse en profundidad sobre las relaciones entre Israel y palestina.
-Reconocerás que eso es lógico.
-Es lógico pero no siempre se hace. Y esa documentación se nota. Lo mismo que se nota el deseo de profundizar en las causas del conflicto y analizar las motivaciones emocionales de todos los implicados.
-En la construcción dramática, también se ha llevado a cabo un trabajo esforzado. Se ha indagado en la psicología y actitud de los distintos personajes. A cada uno de ellos, se le ha dotado de razones subjetivas para hacer lo que hicieron. Está muy lejos de plantear una batalla de buenos y malos.
-También se ha cuidado y mucho el tratamiento escénico. El juego de interpelaciones y conversaciones cruzadas es muy estimable. También hay cuidado en dar movimiento a todos los elementos de la escena. Tolcachir es un maestro en estas cuestiones.
-Es, en conjunto, una obra que proporciona una visión muy completa y poliédrica del drama humano y también del conflicto histórico de la violencia, el terrorismo, el enfrentamiento y la guerra entre estos dos pueblos.
-He hecho al principio una alusión a ‘La mirada del otro’. Se centra en el encuentro entre una víctima y un terrorista de ETA. Tiene un planteamiento distinto. Es mucho más austero, directo, inmediato. Quizá menos elaborado en el análisis histórico y en los movimientos escénicos. Pero va orientado a producir emociones directas y lo logra.

Desde la fila tres del patio de butacas
Por David Barbero | 13 noviembre 2016 - 12:36 pm
Categoría: General

David Barbero

-Fui ayer por la tarde hasta el Teatro Serantes de Santurtzi con el siguiente pensamiento. ‘A ver cómo funciona sobre el escenario una novela que ha tenido éxito entre los lectores como libro en papel’.
-Representaban ‘El pinto de batallas’. Es una adaptación o versión de la novela original del conocido y polémico escritor y académico Arturo Pérez Reverte. Es una obra muy personal de este autor. Él mismo es el protagonista. Y trata directamente sobre sus propias inquietudes.
-A favor, contaba que el director y responsable de la versión fuera Antonio Álamo. Un triunfador en lides literarias y escénicas.
-Aquí debe incluir una laguna mía. Antes de ir a la representación, había buscado datos sobre si la adaptación del texto al teatro había sido obra de Pérez Reverte. Había encontrado explicaciones contradictorias. Así que acudía con esa duda.
-Los actores, Alberto Jiménez y Jordi Rebellón, también se podían considerar valores favorables.
-A la salida del teatro, y también durante la representación, mi pensamiento era: ¿Por qué algo que ha triunfado en el libro no funciona en el escenario?
-Lo fui pensando durante bastante tiempo. Es una cuestión importante y útil para mí. Sin embargo, no llegué a conclusiones definitivas ni útiles. Sólo a meras suposiciones.
-Es de suponer, para mí, que se deba a que las claves literarias de una novela no sean las mismas que las de una obra teatral. Seguramente el texto sea demasiado narrativo, aunque esté dialogado. Es posible que le falte tensión dramática.
-Quizá era un planteamiento más de debate teórico o de auto reflexión que de confrontación emocional. Los actores se esforzaron en gritar algunos párrafos y decir otros en voz muy baja. Pero eso es sólo un truco.
-Hay que reconocer que es buena la idea de pintar de cara al público y que la pantalla esté detrás. Pero la aparición de los trazos y colores era también narrativa o informativa.
-En definitiva. No insistas. No descubriste la causa auténtica de que ese texto de novela no funcione en teatro.

Desde la fila tres del patio de butacas
Por David Barbero | 10 noviembre 2016 - 11:55 am
Categoría: General

David Barbero

-Ayer felicité al organizador del Festival contra la censura en Bilbao por haber incluido, en esta undécima adicción, la obra de teatro ‘la mirada del otro’. Me pareció un acierto.
-Había oído hablar de este proyecto encaminado a lograr el entendimiento, la comprensión, la convivencia y el respeto. Me había parecido un propósito muy digno de alabanza en el campo social y en el humano.
-Añado ahora mi positiva valoración en los aspectos teatrales. Acepto que las valoraciones son subjetivas. Pero a mi juicio, merece un sincero reconocimiento en el planteamiento escénico de la idea, en el tratamiento del texto, en la austera y eficaz dirección, en la concentrada y emotiva interpretación. Los aspectos técnicos también están cuidados.
-Así que mi felicitación a todos los participantes.

Desde la fila tres del patio de butacas
Por David Barbero | 7 noviembre 2016 - 11:21 am
Categoría: General

David Barbero

-Ayer por la tarde, había un ambiente especial en la sala teatral de la Hacería de Bilbao. Olía a expectación y entusiasmo. A pesar de que, en la calle, llovía.
-Hubo que poner varias filas de butacas más. El público había desbordado las expectativas de los organizadores.
-Se estrenaba la obra ‘Verano de cristal’, bajo la dirección de Richard Sahagún, sobre el texto que Tennessee Williams tituló ‘Repentinamente, el último verano’.
-El estreno corría a cargo de la compañía titular de la sala. Todavía joven. Había incluso la presentación de alguna joven actriz incorporada a última hora.
-El espectáculo fue seguido con un intenso interés. La inmediatez entre el público y los actores aumentaba la comunicación.
-En cuanto las luces se apagaron, los aplausos, y otras manifestaciones de aprobación, fueron largos, intensos y entusiastas.
-Inmediatamente, la proximidad del espacio propició las felicitaciones directas y los abrazos. El olor inicial de expectación y entusiasmo pasó a ser de satisfacción y bien ganado orgullo.
-Los actores y las actrices dejaron escapar las tensiones acumuladas y controladas. Combinaban el entusiasmo juvenil y la madurez que van adquiriendo. También se notaba la complicidad de una compañía estable y la sinceridad de un grupo amigo.
-Era el fruto de un trabajo serio y bien planificado. Era la recompensa al esfuerzo y al entusiasmo. Era el resultado de la labor cuidada en cada uno de los pasos establecidos y llevados a cabo con detalle. Era la consecuencia de la atención con que está siendo pulido el cristal.
-Sólo queda reiterar la felicitación y desear la continuidad, que parece asegurada.

Desde la fila tres del patio de butacas
Por David Barbero | 6 noviembre 2016 - 12:56 pm
Categoría: General

David Barbero

-Confieso que fui a ver ‘La estupidez’ del reconocido y polémico autor argentino Rafael Spregelburd con sentimientos encontrados.
-La curiosidad estaba por delante.
-La duración de tres horas largas estaba por detrás.
-Spregelburd significa una manera nueva de plantear el texto teatral y el espectáculo en su conjunto. Tiene un pensamiento por detrás, una elaboración teórica meditada. También presenta una práctica expositiva de esas ideas. Incluso desarrolla una actividad pedagógica y expositiva notable.
-La obra se presentó ayer en el festival de teatro de Santurtzi. El Serantes. Siempre se agradecen esas propuestas arriesgadas.
-Me sorprendió que la sala estuviera llena. Y eso que es grande. Además ya se advertía de la larga duración. Es una muestra de la confianza que se han ganado sus programadores.
-También se indicaba que era una obra compleja en su estructura, que se desarrollaban varias tramas a la vez. Se advertía que no tenía una narrativa lineal. Se indicaba que las escenas no mantenían una relación de fácil comprensión.
-Los espectadores con los que hablé al terminar se quejaban de esa excesiva complejidad, de esa dificultad premeditada de comprensión, de la perplejidad en que el autor obliga a estar durante toda la obra, de la falta de gratificaciones intelectuales para el espectador.
-Casi todos reconocían la esforzada labor de los cinco intérpretes. Aplaudían la elasticidad y el trabajo para pasar en muy poco tiempo de un personaje a otro muy distinto. Coincidían en su gran trabajo y su extraordinario esfuerzo.
-Esta refleja el premeditado propósito de Rafael Stregelburd. Es partidario de prescindir de la fábula y la narración lineal. Cree que son maneras viejas y perjudiciales para el arte escénico actual. Manifiesta que desea realizar un teatro con gran complejidad. Asegura que quiere provocar la incertidumbre. Afirma que no busca hacer un teatro capturable por la razón. Intenta una comunicación más directa, aunque complicada, con la emotividad.
-Por lo tanto tres horas y media muy bien empleadas. Seguramente no se puede decir que es un espectáculo bonito ni fácil. Pero tiene un gran interés.

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