Desde la fila tres del patio de butacas
Por David Barbero | 6 noviembre 2021 - 12:42 am
Categoría: General

David Barbero
-Me voy a arriesgar. Yo lo definiría como un manifiesto generacional. O una declaración de intenciones. Incluso, de voluntades. O una decisión de compromiso. Muy bien expresada por Juana Lor, una de las actrices integrantes del cuarteto. La síntesis de ese manifiesto sería lo siguiente: Aunque no logremos hacer una obra que cambie el mundo, nos mantendremos intentándolo sobre el escenario.
-Ahora comienzo a contaros, desde el principio, lo que he hecho y dónde he estado esta tarde noche.
-He acudido con gran interés a Pabellón 6 del OFF Bilbao. Incluso, he desechado otras propuestas interesantes. Alguna de ellas tenía tanto interés, para mí, que he realizado equilibrios para cambiarla de fecha. He ido al estreno de la obra ‘Tratando de hacer una obra que cambie el mundo’.
-En el proyecto están, Juana Lor, Ainhoa Artetxe, Graciela Doniz, Haizea Águila, Javier Liñera, María Casanueva, Fernando Alcanzar, Quique Gago. Incluso he oído hablar de una colaboración de Arantza Uriarte, aunque no he sabido identificarla. Todavía. Y podría citar a más implicados de interés en el proyecto.
-Han trabajado sobre un texto, ya conocido, procedente de un grupo teatral chileno llamado ‘La-resentida’. Quizá esa procedencia y el momento de su escritura se noten en algunas lejanas referencias.
-Como el título de la obra indica, aluden a sus propósitos innovadores. Expresan su intención provocadora y declaran su deseo de romper los tabúes o superar las lacras existentes. Mientras, debaten sobre si el arte, y el teatro en concreto, puede o sirve realmente para cambiar el mundo.
-Todos estos propósitos los ejercitan estando ‘encerradas en un teatro bajo tierra’ durante varios años. Intentado hacer esa obra que cambie el mundo que han dejado arriba. Me ha recordado lo que decía Federico García Lorca sobre que el verdadero teatro era el que se hallaba ‘bajo la arena’. Sin embargo, alguien, a mi lado, lo ha relacionado con los confinamientos por la pandemia, aunque este texto es anterior.
-Me permito apuntar otra relación. Este debate sobre la función del teatro, creo recordar que ya estaba en una pieza anterior de la joven compañía de pabellón 6. ‘¿Qué fue de Ana García?’. Además, da la coincidencia de que una parte de este equipo de ‘Cambiar el mundo’ estaba en aquel proyecto. Por lo menos, Javier Liñera, Juana Lor, Ainhoa Artetxe, Graciela Doniz,… Eso querrá decir algo sobre sus inquietudes y preocupaciones.
-Volviendo al aquí y el ahora, este ‘Tratando de hacer una obra que cambie el mundo’, con incorporación de alusiones más próximas, es, creo, un fiel reflejo de los propósitos, iniciativas, deseos y trabajos de los nuevos grupos emergentes que están surgiendo en nuestro entorno con el objetivo de ‘cambiar el mundo’. Y también ir renovando el panorama teatral existente.
-Dentro de ese proceso de recambio, hay que añadir otro punto. Además de la incorporación de nuevas/os intérpretes, directoras/es y, -quizá no tanto -, autoras/es, es preciso señalar la aparición, con fuerza, de un nuevo público, dispuesto a participar.
-Hoy era día de estreno en Pabellón 6. Y ha sido esperanzador recibir el mensaje de que, a pesar de todo, se mantiene el reto de ‘Tratar de hacer la obra que cambie el mundo’.

Desde la fila tres del patio de butacas
Por David Barbero | 4 noviembre 2021 - 11:49 pm
Categoría: General

David Barbero
-Desde que esta tarde noche he salido del teatro Arriaga de Bilbao, estoy intentado hacer una definición completa del espectáculo que allí he visto. Es difícil, porque tiene numerosos elementos y se le puede considerar desde diversos ángulos.
-Es una muestra de teatro testimonio. Una denuncia de mal trato por motivos religiosos. Una mezcla de teatro y música. Una gran lección de calidad humana. Una exhibición de virtuosismo musical. Una auto ficción. Una autobiografía escénica.
-Me estoy refiriendo al espectáculo ‘Yo soy el que soy’. Está protagonizado principalmente por el muy destacado violinista Aaron Lee. Es el principal protagonista por varios motivos. Por una parte, es el personaje del que trata la historia que se cuenta. También es interprete. E incluso por más motivos.
-Casi todo parte de la autobiografía que recientemente ha publicado este violinista, nacido en Madrid, pero con antecedentes surcoreanos. En ese libro, define su vida como una historia de supervivencia, una búsqueda de libertad, identidad y aceptación. Y también de perdón.
-Su familia estaba integrada por profesionales de la música. La madre era pianista. El padre, director de orquesta. Él, Aaron, violinista desde los cuatro años. Pero hay un elemento importante. La familia es muy tradicional y muy religiosa. Seguramente ‘MUY’ hay que escribirlo con mayúsculas. El padre tiene un puesto destacado en su comunidad eclesial. Y su pensamiento es fundamentalista.
-Cuando Aaron les confiesa su homosexualidad, no sólo entran en colera. Mucho más. Hay castigos. Malos tratos. Queda prácticamente secuestrado. Tratado como un enfermo. Y repudiado, con todas las consecuencias. Hasta que decide huir de casa y hacer la vida por su cuenta. Aunque también con notables dificultades, hasta conseguir un puesto titular en una importante orquesta, por sus extraordinarias cualidades y conocimientos.
-Su autobiografía, especialmente emotiva, es la base del espectáculo. Pero está complementada con muchos elementos artísticos, escénicos, y sobre todo musicales. Ya he adelantado que él está sobre el escenario con su violín. Demuestra su calidad y su virtuosismo. Además, está acompañado por un pianista, Miguel Ángel Castro. Otro detalle, curioso y significativo, es que el personaje de Aaron es interpretado y narrado, con notable pasión, por una actriz, María Romero. Que también es cantante.
-He pretendido, de esta manera, daros todos los datos para que os hagáis una idea aproximada de la naturaleza de este espectáculo tan peculiar y difícil de definir.
-Debo reconocer que he salido del teatro tocado emocionalmente. El punto de más emoción está situado al final. No lo digo por descubrir ningún secreto. Sino como exposición de la gran calidad humana de Aaron Lee. Después de haber sido tan mal tratado, sentado en el borde del proscenio, muy cerca del público, afirma que él ha aprendido a perdonar a esos maltratadores, sus padres, e incluso les agradece las cosas buenas que le han dado.
-¡Menuda lección!

Desde la fila tres del patio de butacas
Por David Barbero | 3 noviembre 2021 - 11:25 pm
Categoría: General

David Barbero
-Cuando caminaba esta tarde hacia el teatro Arriaga, me ha entrado la curiosidad por saber cuál era la definición de la palabra ‘Charada’ en el diccionario de la RAE. Quería saber si coincidía con mi idea. Como estaba en la calle, he recurrido a Google, a través del móvil.
-Juego y pasatiempo consistente en adivinar una palabra o una idea a partir de una pista sobre su significado. Más o menos lo que pensaba. He buscado otras definiciones para contrastar. Y todas insistían en el aspecto lúdico de las sugerencias.
-El motivo de esta curiosidad era que me encaminaba a ver, en ese teatro, la obra titulada ‘Charadas’. En plural. Es una producción de la compañía ‘Krego – Martín danza’. La idea y la dirección escénica corresponden a Aitor Basauri. Mientras que la coreografía la firma Judit Ruiz.
-Las componentes de la compañía, y protagonistas de la obra, son Begoña Krego y María Martín. Hasta ahora más conocidas como bailarinas y coreógrafas. Por lo visto hoy, podrían ser definidas como artistas polifacéticas.
-En consonancia con su título, sus ‘Charadas’ son un juego escénico polifacético, una mezcla intencionada, con elementos de danza, de teatro y de humor. Su objetivo es combinar los movimientos de la danza y las palabras del teatro para profundizar en la comedia y contactar con el público de modo humorístico.
-Ambas intérpretes asumen en la ficción el papel de hermanas con los nombres de Roseta e Isadora. Mantienen una constante y frenética actividad de juegos y búsquedas, en su imposibilidad de abandonar esa mansión, a pesar de su voluntad de buscar horizontes más libres y gratificantes.
-Como la definición académica también sugiere, no falta una sutil intención metafórica sobre la oculta naturaleza humana, y de modo muy marcado, sobre la situación femenina.
-Así que los objetivos de estas ‘Charadas’, los lúdicos y los intencionados, parecen cumplidos.

Desde la fila tres del patio de butacas
Por David Barbero | 31 octubre 2021 - 11:27 pm
Categoría: General

David Barbero
-Digamos para empezar que Álvaro Murillo es uno de los personajes más interesantes, curiosos, originales y sorprendentes del mundo del flamenco y la danza contemporánea. Por sus planeamientos, sus inquietudes, sus investigaciones, su actitud. Y también su figura. Su barba intencionadamente expandida, su larga melena y sus zapatos rojos.
-Aquí en Bilbao, tipos como él difícilmente se podrían encontrar fuera del ámbito de La Fundición y sus interesantes aportaciones. A Álvaro Murillo, lo han traído dentro del Festival Internacional de Danza Contemporánea Dantzaldia, que ellos vienen organizando desde hace más de dos décadas
-La pieza que ha interpretado esta tarde lleva el título de ‘Flamencas’. Tiene una estructura en la que él se siente cómodo. Es una fusión de flamenco y danza contemporánea, a lo que se añade una explicación hablada a modo de síntesis. Con todo ello, se expone el fruto de sus investigaciones. En este caso, sobre la influencia de la mujer en el flamenco.
-Esta actividad investigadora es importante en el trabajo de Murillo. Él es extremeño. Comenzó en la Universidad de Extremadura. Sus primeros estudios estuvieron relacionados con el deporte. Primero, experimentó con la danza contemporánea. Y posteriormente, añadió el flamenco. Pero no se ha quedado ahí. Ha seguido investigando.
-Otra de estas investigaciones ha tratado sobre los orígenes del flamenco entre los esclavos africanos. Para ello, viajó y convivió con sus descendientes en África. Ahora, está realizando su tesis doctoral sobre la aplicación de la danza y el flamenco en los pacientes crónicos. También ha profundizado en las raíces literarias y folclóricas de ‘Bodas de sangre’ de García Lorca.
-No creáis que expongo todo esto como una muestra de erudición libresca. Quiero comunicar que todos estos aspectos, esta actitud, este planteamiento, esta forma de trabajar y de vivir el arte marcan la diferencia de Álvaro Murillo. Y definen su perfil artístico singular. E incluso todo su trabajo en equipo. Con su hermano Daniel, que toca el cajón y el bajo, a la vez que es el responsable del diseño y aportaciones gráficas. Y otros artistas polifacéticos.
-Lo dicho al principio. Uno de los personajes más interesantes, curiosos, originales y sorprendentes de este mundo del flamenco y la danza contemporánea. Traído por los chicos de la Fundición, dentro del festival Dantzaldia. Es muy posible que vuelva pronto por aquí. No olviden su nombre. Ni su figura.

Desde la fila tres del patio de butacas
Por David Barbero | 31 octubre 2021 - 12:03 pm
Categoría: General

David Barbero
-Voy a confesar otra de mis frecuentes equivocaciones. Ayer por la noche fui a ver, en el palacio Euskalduna de Bilbao, el espectáculo cómico ‘El sentido del humor: Dos tontos y yo’. Creado, dirigido y protagonizado por los muy conocidos humoristas José Mota, Florentino Fernández y Santiago Segura.
-Ése no fue el error. Mi equivocación consistió en que ya de modo previo, antes de ver el espectáculo, llevaba dudas sobre su calidad escénica, sobre su estructura y su consistencia teatral. Incluso tenía el prejuicio de que esos tres ‘famosos’ se limitarían a repetir sobre el escenario las mismas ‘cosas’ que les funcionan en las ‘improvisaciones’ de la televisión.
-He entrecomillado los distintos prejuicios negativos que yo había encadenado en mi subconsciente. Y que resultaron estar lejanos a la realidad.
-Para empezar, cuando me acercaba al Euskalduna, ya se veía una cola larguísima de personas de todo tipo y edad preparadas para entrar. Incluso con bastante tiempo de antelación. Un público al que se le notaba la satisfacción, las ganas y el deseo de ver y participar de modo activo.
-El espectáculo resultó que estaba preparado al detalle. Con elementos complementarios. Con provocaciones cómicas desde el principio. Con guiños cómplices. Con músicas y eslóganes calculados para levantar el ánimo.
-Desde luego, no se trataba de lanzar los ‘numeritos’ habituales de sus intervenciones televisivas. Existía una estructura establecida. Unos movimientos calculados. También se habían estudiado los ritmos y los silencios, fundamentales para que un gag o un chiste funcione.
-Tampoco me voy a pasar en alabanzas. Desde luego, no todo era perfecto. Ni todas las escenas funcionaban. Algunas podían, a mi juicio, ser eliminadas para mejorar y aligerar el conjunto. Determinados parlamentos lograron más efecto cómico y otros resultaron más flojos.
-Uno de los elementos más positivos fue logro de un público activo, cómplice, participante, atento a captar las insinuaciones y la intención oculta de cualquier gesto. Con reacción inmediata a las provocaciones intencionadas de los cómicos.
-Esto de la conquista de los espectadores, en número y en complicidad, en entusiasmo y en participación, incluso en adhesión incondicional, es un asunto pendiente para las artes escénicas. Seguramente hay artistas que prefieren que el público sea serio, distante, silencioso, reflexivo. Pero quizá ese criterio merezca una revisión. O al menos, una puesta en estudio.
-A título personal, yo ayer me apunté la lección de que me debo mirar ese prejuicio. El plural, esos prejuicios.

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