David Barbero
-Este fin de semana, se ha estrenado en el palacio Euskalduna de Bilbao, el espectáculo teatral ‘Amor y humor’. Ha sido escrito, dirigido, interpretado y producido por los actores Ylenia Baglietto y Lander Otaola. Les acompaña en esta aventura el compositor, músico e intérprete Naiel Ibarrola. -Para afrontar esta – complicada – situación presente, se han esforzado en elaborar desde cero un nuevo espectáculo muy personal para los tres. No es una obra sin línea argumental al uso. Juega directamente con los sentimientos y las emociones. Han recurrido a elementos autobiográficos. Entonan canciones que les han marcado. Recurren al humor. Hay mucha poesía, clásica y moderna.
-No faltan reivindicaciones de apoyo a la cultura. Tienen mucha ironía. Existe complicidad con el público. Hacen una selección de textos y autores muy cuidada. Se ríen de muchas cosas. Lo desarrollan con claridad, con picardía, con gracia y hasta con elegancia. No faltan ni las piruetas ni las flexiones.
-Con esta larga enumeración, deseo transmitir la idea de que es un espectáculo variado y dinámico. Ambicioso. Con muy bien ritmo. Demuestra un nivel cultural notable. La comicidad es igualmente intencionada. Hasta han tendido tiempo para tomarse el pelo a sí mismos.
-Ylenia Baglietto y Lander Otaola, o al revés, como autores, hacen gala de una notable capacidad, cultura y habilidad. Como directores de sí mismos, demuestran ser exigentes además de cuidadosos. Como intérpretes, ratifican sus muchas cualidades. Su capacidad para la interpretación, la comicidad, el recitado, el canto, la comunicación, la empatía y la complicidad con el público.
-No creáis que me he olvidado de Naiel Ibarrola. Ha dado una nueva muestra de su gran talento como músico y como intérprete, también en la faceta actoral. Sus creaciones, improvisaciones y acompañamientos hacen que la música se convierta en un elemento vivo en las narraciones, los recitados, las bromas y los momentos emotivos. Adquiere ironía cuando es preciso y se llena de humor muy oportunamente.
-La pandemia y el confinamiento les ha obligado a realizar este salto al vacío. Han tenido que realizar ellos prácticamente todo. No han contado con ayudas públicas. Han asumido todos los costes y han luchado contra las adversidades añadidas.
-Los confinamientos, las restricciones de movilidad, las limitaciones lindantes y otras normas sanitarias les han obligado a realizar hasta malabarismos con las fechas. Inicialmente tenían previstos otros días de estreno. Los cambiaron para que pudieran llegar espectadores desde otros municipios.
-Ha resultado que este fin de semana todavía no están vigentes esas posibilidades de movilidad. Pero mantienen el convencimiento de que ‘el mundo es para los valientes’. Todo parece indicar que el público ha intuido la calidad de la oferta y ha respondido generosamente. A la vez que queda la esperanza para fechas ya comprometidas en este mismo local.
-Es un ejemplo de la vida de los cómicos en tiempo de pandemia y también una demostración de la calidad de estos teatreros.
David Barbero
-Antes de llegar a casa, esta tarde-noche, después de presenciar en el teatro Arriaga la obra ‘El salto de Darwin’, ya me había dado cuenta de que la culpa era mía por mis expectativas previas.
-Digamos que la obra ‘El salto de Darwin’, que se ha presentado en el teatro municipal de Bilbao, es un texto de Sergio Blanco, escritor uruguayo afincado en París. Está dirigido por Natalia Menéndez, que es la responsable artística del Teatro Español de Madrid. Allí ha tenido lugar el estreno mundial de este texto.
-El argumento de la obra recoge un viaje en coche que se realiza por la ruta Nº 40, que recorre Argentina de norte a sur. Lo lleva a cabo una familia en su Ford Falcon del año 1971. Lo hacen coincidiendo con la terminación de la guerra de las Malvinas en 1982.
-Llevan a cabo ese viaje con el fin de depositar allí las cenizas de su hijo muerto durante esa contienda. Pero el texto pone el énfasis en que, a la vez que ese viaje exterior, se produce también un recorrido interior. Todos los personajes deben realizar una transformación dentro de ellos mismos.
-Incluso se asegura que el autor tiene la intención de dar trascendencia a esas transformaciones individuales para lograr un reflejo social de mayor extensión. Ahí habría que colocar el deseo de denunciar el peligro de que el ser humano esté realizando un viaje de regreso hacia su animalidad. Se refuerza así la intencionalidad antibelicista de la pieza.
-Con esa intención, también se enfatiza un giro añadido al llevar a cabo este proyecto en un tono de tragicomedia. En numerosos momentos, la intensidad cómica se mezcla y hasta diluye el teórico dramatismo de la situación funeraria por la muerte reciente del familiar tan cercano.
-Se puede decir que existe un cuidado notable hacia los personajes. Seguramente resulta más evidente en los femeninos. La madre, la hermana y la supuesta novia del soldado muerto. Con esta última, el autor juega, al darle el nombre de Kasandra, para introducir referencias clásicas y sugerencias sicodélicas y eróticas.
-En este sentido, es preciso reconocer el merito y el esfuerzo a las actrices que las interpretan: Goizalde Núñez, Olalla Hernández y Cecilia Freire. Pero sería injusto olvidarse de Jorge Usón, Juan Blanco y Teo Lucadamo, que también luchan con sus roles complicados.
-Para finalizar, debo aclarar porqué al principio atribuía la culpa a mis expectativas previas. He acudido a ver esta obra muy ilusionado por contemplar cómo se proyectaba sobre el escenario algo tan curioso como una road-movie teatral. Y el planteamiento, – pido perdón -, me ha parecido estático. Ni siquiera las proyecciones de la ruta estaban en la dirección del coche. No debo ocultar tampoco que la comicidad me ha recordado el teatro costumbrista de hace décadas. Pero seguramente lo más perjudicial para el desarrollo dramático sea el recurso continuado a explicaciones sobre lo que tenía que suceder sobre el escenario y entenderse con la acción.
-¡Ay, las dichosas expectativas!
David Barbero
-Me ha sorprendido, y me ha alegrado, que esta tarde estuviera prácticamente lleno el patio de butacas del teatro Arriaga de Bilbao para ver la obra ‘The mountain’ de la compañía Agrupación señor Serrano.
-Es un grupo teatral que ha adquirido fama por realizar un tipo de teatro muy experimental. Utiliza con intensidad las últimas tecnologías en el desarrollo de sus actuaciones.
-Ese interés por parte del público Bilbao demuestra que aquí existe curiosidad cultural por las novedades artísticas. Hay que señalar que los asistentes han sido más jóvenes de lo habitual. Lo que resulta otro motivo de alegría.
-Esta compañía catalana fue fundada en Barcelona en el año 2006 por Alex Serrano. En este tiempo, ha adquirido una merecida fama internacional por sus planteamientos innovadores. Hasta tal punto se han ‘globalizado’ que este espectáculo lo realizan en inglés y añaden subtítulos en el idioma del país que visitan.
-Sus métodos no son ni habituales, ni convencionales. Utilizan un elevado porcentaje de elementos técnicos sorprendentes, inesperados y algunos con un contenido y un simbolismo más hermético, al menos todavía, que inmediato.
-Quizá el método que mantienen desde el principio de su trayectoria es la proyección en pantallas sobre el escenario de acciones simuladas en pequeñas maquetas. Pero la evolución les ha llevado a realizar ahora esas proyecciones a través de drones.
-Suelen tratar temas de notable impacto. De vigente actualidad. Acostumbran a plantear cuestiones debatidas, polémicas, que preocupan a la sociedad de este momento. No se rigen por unos planteamientos localistas. Tienen inclinación a preocuparse por cuestiones internacionales y de interés muy extendido.
-Con estos presupuestos, sus espectáculos no tienen un desarrollo lineal. No siempre cuentan una historia. Se pueden parecer a un debate, a una exposición, o a eso que llaman una performance. Tampoco se rigen por la típica triada de planteamiento, nudo y desenlace. El desarrollo de la acción lleva líneas más sinuosas, o más simples. Mezclan historias paralelas o divergentes. Establecen conexiones o argumentos que no siempre resultan lógicos.
-En el caso de la obra que esta tarde han puesto en el teatro Arriaga, su título ‘The mountain’ no alude a todo su contenido. El tema fundamental es la verdad. Las posibles dudas sobre su existencia. Sus relaciones, no siempre opuestas, con la mentira intencionada. Se plantea como un debate sobre las noticias falsas. Se muestra la sutil y a veces inexistente separación entre la realidad y lo inventado. Evidentemente es un asunto de rabiosa actualidad, polémico y con una extensión global.
-En la obra, se presentan varios acontecimientos históricos conocidos como la primera expedición al Everest, liderada por George Mallory, la impactante realización radiofónica de ‘La guerra de los mundos’, realizada por Orson Welles, mítines políticos protagonizados posiblemente por Vladimir Putin. Y otros acontecimientos en los que la verdad y la mentira están en juego directo o en pelea inseparable.
-Este tema controvertido favorece que el escenario y algunas otras partes del teatro se conviertan en una invasión de imágenes, cámaras, pantallas, y proyecciones. Hay mucho impacto de estímulos visuales y sonoros.
-Todos estos elementos colaboran en la composición de un gran espectáculo integral, sorprendente, llamativo. Impactante para los sentidos, con el objetivo de dejar impresionados a los espectadores. Pero quizá se pueda generar la duda sobre si permiten tratar los temas en profundidad.
-Es una muestra clara de la gran importancia que están adquiriendo las nuevas tecnologías en el desarrollo de las artes escénicas. Todo indica que provocarán una revolución en este campo artístico. Seguramente esos cambios se van a producir de forma rápida.
-Por esa razón, es un privilegio poder asistir a estas experiencias y ser testigos de los nuevos caminos que se abren.
David Barbero
-Hace unas semanas, comenté en este espacio el estreno de la obra teatral ‘La mejor madre del mundo’ en el teatro Arraiga de Bilbao. Describí la buena impresión que había causado. Y añadí una coletilla. Aludí a que esa obra se iba a representar durante unas semanas en Pabellón 6, también de Bilbao. Y manifesté mi interés en volver a verla allí.
-Había dos motivos para ese interés. Me pareció que, además de haber arrancado con mucha seguridad en el estreno, esa pieza podría madurar con algunas representaciones más. Y otro aspecto. Desde el principio, pensé que las emociones que transmite ‘La mejor madre del mundo’ funcionarían mejor en las distancias cortas.
-Así que esta tarde he ido a Pabellón 6. Lleva allí varias semanas de representaciones seguidas. He podido analizar estos dos aspectos de mi curiosidad.
-Sobre el asentamiento de la obra, puedo decir que su desarrollo parece todavía más armonioso y equilibrado. Como si se hubieran limado algunas pequeñas aristas del estreno. Esto beneficia a una propuesta que presenta un tema tan trascedente como el de la maternidad desde un punto de vista distinto al habitual. Permite una comunicación más convincente, más aceptable.
-En cuanto al juego de las distancias cortas, he tonado más su efecto en los matices de las interpretaciones. La seguridad en las actitudes y en los cambios. La complicidad que se ha conseguido en el equipo. Se podría decir lo mismo de la exactitud de los responsables técnicos. Desde cerca, se nota mejor el ‘buen terminado’ de cada uno de los elementos.
-Hay una comprobación que no tenía prevista. Me ha surgido en el desarrollo de la representación de esta tarde. Desde luego, entre el público había muchas más mujeres, en una proporción todavía mayor a lo habitual. Pero a lo que me refería a que he observado reacciones a matices, diálogos, gestos, o alusiones que yo no llegaba a percibir. Reflexionándolo después, he querido justificarlo por el tema tratado, la maternidad. Pero me he quedado con la sensación de que existe, en ellas, una sensibilidad más fina que no se limita a los temas netamente femeninos.
-Esa percepción me ha llevado a otra evidencia comprobada no sólo esta tarde. Es la cada vez mayor incidencia, – no sé si la palabra empoderamiento es correcta – de la mujer en el teatro.
-No es sólo el mayor número de mujeres ‘teatreras’ en todos los campos y categorías de las artes escénicas. Sus problemas, preocupaciones, intereses y situaciones están cada vez más presentes. Son tratadas con más profundidad. E interesan más. Están presentadas a su estilo. Desde sus puntos de vista. Lógicamente femeninos.
-Para mí, es evidente que esto, que ya está ocurriendo en el teatro, es reflejo de que también sucede, o está a punto de suceder, en la sociedad. ¡Afortunadamente! Constituye un punto de esperanza de que se pueda cambiar este tinglado violento, competitivo e injusto, basado en la lucha por el poder. Difícil tarea. Está muy enquistado. Se ha montado durante siglos con criterios masculinos, aunque en él participen también algunas mujeres interesadas.
-‘Que no se frustre’, me ha parecido oír esta tarde en Pabellón 6, al salir de la representación de ‘La mejor madre del mundo’.
David Barbero
-Federico García Lorca expuso un concepto que llamó ‘teatro bajo la arena’. Lo contraponía al teatro en la superficie. Decía que había que hacer un túnel subterráneo para extraer su fuerza oculta. Allí es posible la autentica representación. Se puede encontrar la verdad. Se convierte en un viaje mágico, alucinante y catártico.
-De ese ‘teatro bajo la arena’, me he acordado esta tarde en el teatro Arriaga de Bilbao durante la representación de ‘Una noche sin luna’. Escrita e interpretada por Juan Diego Botto y dirigida por Sergio Peris Mencheta.
-No es que considere que esta obra representa ese ideal lorquiano. Pero sí que es, a mi juicio, un excelente acercamiento al mundo de Federico García Lorca y su manera de entender el teatro.
-No se trata –sólo- de una semblanza diferente, otra visión, otro punto de vista sobre la trayectoria del excelente poeta y autor teatral. Constituye un viaje –sobre todo interior – acompañado del propio Federico por los aspectos menos conocidos de su vida y de su obra. Dibuja su figura con otras referencias, desde otras fuentes, con otros colores.
-Para aumentar la atracción de esta pieza, todavía influye más el presentar a Lorca y su pensamiento vivo como un espejo sobre la actualidad, sobre lo que nos rodea hoy, sobre lo que somos en este momento. Con un enfoque muy preciso y desde una posición clara. Con unas denuncias evidentes y muchas ironías reconocibles.
-Pero lo que, sobre todo, hace que este viaje resulte mágico es la conexión emocional que se establece entre el espectador y el personaje-intérprete. Se plantea como un recorrido común, sincronizado, quizá metido dentro de Lorca. Exige – y también proporciona -, una actitud participativa, abierta por parte del público. Por parte de cada uno de los espectadores.
-Sin duda, hay que atribuir el mérito de esta identificación a Juan Diego Botto. En la doble labor de autor e intérprete. En el texto, se nota un gran conocimiento de la vida, la obra y todo lo que rodeó a García Lorca. En los aspectos más destacados y en los más ocultos. Se percibe, además, que no ha sido una investigación inmediata para escribir esta obra. Es fruto de una vivencia continuada y de una lectura habitual de sus textos más diversos.
-En cuanto a la encarnación de García Lorca, se ve el resultado de un meticuloso trabajo que incide hasta en los más mínimos detalles. En las actitudes, los gestos, la colocación de las manos, la de las piernas, los tonos. La precisión de los cambios de voz. La trabajada naturalidad. Las atmósferas emotivas de cada momento. Y la gran atención prestada a la manera de comunicarse – en plural, las maneras – de comunicarse con el público.
-Sería una injusticia no valorar destacadamente la aportación de Sergio Peris Mencheta, como director, en la configuración de este espectáculo. La precisión y la riqueza de estímulos. El uso comunicador y simbólico de todos los elementos escénicos. La capacidad de exprimir los significados posibles de cada detalle. Ya habían trabajado juntos en un proyecto anterior: ‘Un trozo invisible de este mundo’. Y habían logrado efectos similares.
-También hay que expresar el reconocimiento a los responsables de la escenografía, por los recursos plásticos y útiles que proporciona; de la iluminación, por la exactitud en los momentos y lugares de luz; y del espacio sonoro, por la creación de atmósferas.
-En definitiva, una tarde-noche en la que sólo ha estado ausente la luna porque no ‘debía’ estar allí.
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