David Barbero
-Digamos, para tener una perspectiva adecuada, que existe la opinión generalizada de que la obra ‘El príncipe constante’, de Pedro Calderón de la Barca, no ha tenido el reconocimiento que requiere su calidad dentro del teatro español del llamado siglo de oro.
-Curiosamente, en cambio, este texto ha sido especialmente valorado en otros países europeos. Ha contado con valedores muy destacados como el alemán Goethe, a principios del siglo XIX; los rusos Meyerhold y Maiakowski, al principio del siglo XX; y el polaco Grotowski, ya en la segunda mitad del siglo pasado.
-Esta calidad se plasma principalmente en la consistencia del personaje protagonista, el infante portugués Fernando, diseñado con una personalidad contundente y ejemplar. Calderón de la Barca sabe evidenciar valoraciones positivas sobre determinadas virtudes humanas. Pone en valor ideas sobre libertad personal, Denuncia las conveniencias o manipulaciones de la política. Muestra una concepción neo estoica de la religión y defiende los planteamientos éticos con todas las consecuencias en el ejercicio del poder. Hay que añadir el mérito añadido de su calidad literaria y la fuerza del texto.
-Esta puesta en escena de la Compañía Nacional de Teatro Clásico ha tenido, desde el principio, la intención de remediar el descuido existente hacia esta obra. En este sentido, hay que destacar la dirección y versión de Xabier Albertí, un absoluto entusiasta de Calderón y en concreto de de esta obra.
-Su entusiasmo ha llevado a un análisis muy meticuloso del texto y a una potenciación del mismo hasta el punto de que todo el montaje está dirigido hacia él. Se podría decir que la puesta en escena se convierte en un homenaje y se traduce en un recitado reverencial, muy cuidado y positivamente enfatizado, del mismo.
-Para contribuir a ese énfasis sobre la palabra, se limitan los movimientos y en las acciones de los personajes. Se impone la sobriedad en los decorados y en el colorido. En el vestuario, se utilizan ropas de estilo actual, sobre todo los trajes oscuros, lo que colabora en el tono uniforme del espectáculo.
-En el campo de la interpretación, de acuerdo con la idea general del montaje, se presta una atención casi absoluta al recitado y la matización verbal en los diálogos y los monólogos. Se cuida mucho la dicción del verso, que, en determinados momentos, exige gran atención por las dimensiones de los parlamentos y la complejidad sintáctica.
-Se cuenta con un reparto amplio y de calidad. Hasta 14 interpretes. Con nombres muy reconocidos. Arturo Querejeta, Rafael Castejón, Beatriz Arguello, entre muchos destacados. También hay jóvenes muy preparados. Sobre todos ellos, destaca la maestría de Lluís Homar, en el personaje protagonista del infante Fernando.
-Es preciso poner en valor que esta representación ha llegado a Bilbao al poco tiempo de su estreno en Madrid, dado que el teatro Arriaga ha colaborado en esta producción de la Compañía nacional, en unión del teatro Principal de Vitoria y del Teatro Soho de Málaga.
David Barbero
-Comenzaré agradeciendo a quienes me habían recomendado que no se me ocurriera perder la extraordinaria antología del Kabaret yidis que el teatro Arriaga ha ofrecido esta tarde.
-Ha resultado una joya de calidad en todos los sentidos y con inmensos atractivos incluso para los no aficionados a ese género imprescindible del cabaret.
-Advirtamos que no se ha tratado de una representación cabaretera con todas las consecuencias. Ha adoptado el formato de concierto, protagonizado el cuartetoJerusalén, reconocido internacionalmente. Los cuatro componentes han hecho gala de su reconocida maestría. Las canciones han sido son interpretadas por la soprano israelí Hila Baggio, extraordinaria como cantante y muy expresiva como actriz. Tanto en los momentoscómicos como en los más emotivos. Tanto vocal como actoralmente. Incluyendo numerosos momentos de humor en los que han colaborado también los virtuosos instrumentistas.
-El recorrido cronológico se ha fijado en el periodo de entreguerrasmundiales de la primera mitad del siglo pasado. Ha mostrado la evidencia de que aquellos años veinte no fueron sólo locos y alegres. Había otras muchas emociones, situaciones, conflictos, miserias y también grandezas. Las canciones muestran la picaresca, el amor, la risa, la crítica, las protestas y las costumbres para superar las precariedades sobrevenidas.
–El recorridogeográfico nos ha llevado por las principales ciudades centroeuropeas, Varsovia, Praga y Viena. También ha dado un salto hasta América. Nos ha llevado al Hollywood naciente en aquellas décadas. Las referencias más concretas se han circunscrito a la situación de los judíos, sus guetos, sus residencias, sus problemas y sus aspiraciones. Pero también ha habido otras alusiones musicales y vocales.
-Tres compositores, también judíos, son losautores de las canciones y las melodías interpretadas.Los más clásicos son Schulhoff, que murió en un campo de concentración nazi, y E. W. Korngold, que pudo escapar a Norteamérica y siguió su carrera en la meca del cine. A ellos dos, se une el actual Leonid Desyatnikov, que aporta arreglos más modernos a sus canciones.
-Por los aplausos y las manifestaciones de aceptación de los asistentes, se puede asegurar queha resultado una gozosa experiencia musical y un deleite escénico aprovechar esta propuesta de Kabaret Yidis incluida en la programación del teatro municipal bilbaíno.
David Barbero
-Esta tarde he asistido, en el Palacio Euskalduna de Bilbao, al estreno de una comedia bien representada y con la novedad de incluir registros no habituales sobre el escenario. El título es ‘El dilema de jamón’.
-Así que comienzo reconociendo el mérito de sus dos protagonistas, Gurutze Beitia y Txemi Parra. Éste último es, además, quien firma el texto. En los cárteles del crédito, la dirección escénica no se atribuye a nadie, por lo que puede ser responsabilidad también de los protagonistas.
-Os pongo en antecedentes. Gurutze y Txemi llevan trabajando juntos en programas cómicos televisivos desde hace tiempo. Esa actividad les ha permitido una notable complicidad en ese tipo de humor. Han cogido experiencia en las maneras de provocar la hilaridad y las risas en el público televisivo. Asimismo tienen familiaridad con la construcción de tipos cómicos, hasta el punto de dominar los recursos más efectivos.
-Los dos, pero quizá Txemi más intensamente, tienen experiencia de escritura de guiones de lo que se llama, en la jerga televisiva, comedia de situación. Ha formado parte de equipos de creación de diversas series de ese estilo.
-Con estos antecedentes y complicidades, no puede sorprender a nadie su decisión de unirse en este proyecto de estrenar la comedia ‘El debate del Jamón’, escrita por él e interpretada por los dos.
-Con el ánimo de no descubrir el argumento de la obra, os presentaré sólo a los personajes que intervienen. Gurutze interpreta a la madre de un niño con nombre árabe. El personaje de Txemi es un judío convertido, cuyo hijo va al mismo centro escolar.
-De esa manera, queda hábilmente planteado un posible conflicto de religiones complicado por la intolerancia de las personas. También fija dos tipos poco habituales que dan mucho juego humorístico con sus ‘rarezas’. Los enfrentamientos suelen empezar por motivos pequeños que se van ampliando sin motivo aparente, pero con intencionalidad clara. En este caso, ese motivo viene aludido en el título de la obra con la palabra ‘jamón’, un inocente alimento que unas religiones toleran y otras no.
-Después de este rodeo explicativo, regreso a mi opinión adelantada en el primer párrafo. Allí he aludido a que es una comedia que incorpora, con bastante eficacia, los recursos experimentados y aprendidos en los programas televisivos.
-Se nota el dominio del diálogo breve y chispeante. La interrupción provocadora de malentendido. Los gags verbales. La comicidad inmediata de determinados gestos o movimientos. El juego de los equívocos. La intencionada conducción del espectador por un camino que pronto resulta ser falso. El silencio o la música entre palabras para destacar su fuerza.
-Es posible que se note, a veces, una aplicación demasiado literal de esas técnicas televisivas. Quizá al escenario no le convenga que los personajes estén tanto tiempo sentados. En el teatro, pueden notarse más las reiteraciones por pequeñas que sean. Puede exigir que el ritmo sea siempre ascendente sin ningún bajón. El final quizá tenga que ser, o al menos parecer, más contundente, para que el aplauso se produzca inmediatamente.
-Además de incorporar estos recursos cómicos no habituales, ha funcionado la complicidad cómica de los intérpretes. Seguramente más por parte de Gurutze Beitia. A lo largo de la obra, el público ha expresado su satisfacción con muchas risas cómplices y con aplausos unánimes a la finalización de la obra.
David Barbero
-La ratificación de que Miren Gastañaga y Eneko Sagardoy son dos grandes intérpretes, que pueden afrontar cualquier personaje por complicado que sea, no es la única conclusión que he sacado esta tarde en el Teatro Arriaga. Pero sí creo que es la más destacada.
-He asistido al estreno en euskera de la obra ‘Maitasunaren itxiera’ de Pascal Rambert, autor del texto y responsable de la dirección. En esta última labor, ha contado con la ayuda de Lucía Astigarraga y Nagore Navarro.
-Esta obra se había presentado en ese mismo escenario hace unos años en castellano, con el título de ‘La clausura del amor’. En aquella ocasión, interpretaron los dos únicos personajes Bárbara Lennie e Israel Elejalde, otros dos muy destacados intérpretes.
-Como espectador, ya en aquella ocasión me pareció que lo más destacado era su labor interpretativa. Por encima de la novedad del texto y de la linealidad de la dirección escénica.
-Hay que reconocer a Pascal Rambert, como autor, su preocupación por buscar novedades o planteamientos poco habituales para sorprender o llamar la atención. Lo digo en sentido positivo. Pero esas innovaciones se dirigen fundamentalmente a los problemas internos de la escritura teatral, a la concepción teórica del texto. Pero no favorecen ni ayudan a una mejor comunicación con el público. Aunque teóricamente los espectadores sean los auténticos destinatarios, reciben la sensación de que el autor no camina de modo directo hacia ellos.
-Rambert Tiene una predilección especial por los parlamentos largos, con estructuras de monólogos. Evita las replicas inmediatas. Pone distancia a los enfrentamientos verbales. También coloca barreras a los encuentros o a los desencuentros físicos. Como director, tampoco se muestra muy partidario de las acciones materiales. Pone su énfasis en los conflictos interiores, en las emociones, en el lenguaje, en los tonos, en los gestos, en las expresiones.
-Para los intérpretes, este tipo de textos significa un reto, una dificultad, una prueba de calidad. No cuentan con el apoyo de la réplica verbal inmediata a sus palabras. Tienen que construir todo su discurso dramático prácticamente solos. Y el silencio en que deben permanecer durante la mitad de la obra no es menos complicado. Tienen que mantener el ‘tipo’ propio y colaborar en la concentración del compañero sin decir una sola palabra y en posición casi estática.
-Éstos fueron los atractivos interpretativos que encontraron, muy acertadamente, Miren y Eneko cuando asistieron a aquella representación en castellano de hace unos años. Inmediatamente tomaron la decisión de realizar las gestiones para protagonizar ellos la obra en euskera. Ahora, lo han conseguido, con el apoyo del teatro municipal bilbaíno, después de intensas y no siempre sencillas negociaciones sobre los derechos del texto. Han logrado además ser dirigidos por el propio autor. Habrá, creo, también, representaciones en castellano. Incluso puede existir pronto un nuevo texto escrito por Rambert expresamente para ellos.
-Regreso a la conclusión principal ya señalada al principio. Gastañaga y Sadardoy superan la prueba con nota elevada. Se les nota el deseo, las ganas, la firme decisión y la identificación con estos personajes. Se siente su trabajo de inmersión total. Su apropiación de todos los matices, gestos y movimientos. Su entrega interior y exterior. Sobre todo, cuando tienen el protagonismo hablado. Pero también en los momentos de silencio.
-Son dos intérpretes que, a pesar de su juventud, han adquirido un bagaje intenso y variado de recursos. Tienen una gran capacidad expresiva. En los últimos años, han afrontado con total decisión y compromiso personajes complicados, variados y difíciles.
-El fruto de todo ese trabajo, y de esas oportunidades bien aprovechadas, se puede ver en esta obra. Demuestran estar preparados, y además deseosos, para cualquier reto por difícil y exigente que sea. El incondicional aplauso final así se lo ha reconocido.
-Enhorabuena muy merecida sin duda.
David Barbero
-Esta tarde, he comprobado, en el Teatro Arriaga, la gran capacidad que tiene la danza para emocionar. Ha ocurrido -y no es la primera vez- durante la actuación de la Compañía Nacional de Danza, bajo la dirección de su nuevo responsable artístico Joaquín de Luz.
-Han desarrollado un programa triple. Me voy a permitir comenzar el comentario por la segunda pieza, dadas sus connotaciones de proximidad. Lleva el título de ‘Arriaga’. Lógicamente, el nombre se debe a que se basa en la música compuesta por Juan Crisóstomo Arriaga, cuyo nombre también lleva el teatro municipal de su villa natal.
-La coreografía de esta pieza está firmada por Mar Aguiló, Pino Alosa y el propio Joaquín de Luz, el director de la compañía. La conclusión es ¡qué moderna resulta la música de Arriaga! Qué plástica. ¡Y qué capacidad tiene para emocionar! Qué ágil y, a la vez, con cuánta energía.
-La pieza de apertura ha sido completamente distinta. Bueno, retiro lo de completamente. Lleva el título de ‘Remansos’. Muy significativo de la sutileza de su contenido. La música es de otro grande. Enrique Granados. Dinámica y expresiva. Han recuperado la coreografía del memorable Nacho Duato. Enfatiza en su planteamiento geométrico. Expresiva y, además, emociona.
-El cierre ha estado dedicado a una primicia recién estrenada. Una armoniosa síntesis de clasicismo y modernidad. El clasicismo lo ponen las polifonías de Tomás Luis de Vitoria. Lo actual es una composición ex profeso de Pablo Martín Caminero. Ha sonado, por contraste, a futurista. A veces, incluso a la tan actúa tendencia distópica. En la idea creativa, también ha tenido mucha incidencia el coreógrafo Antonio Ruz.
-En ella, además de la síntesis aludida entre lo clásico y lo moderno, hay otros enfrentamientos enriquecedores de lo sacro con lo popular. Lo religioso y lo profano. Lo coral y lo individual.
-Entre los comentarios inmediatamente posteriores, a la puerta del teatro, ha habido unanimidad sobre la originalidad de las coreografías. Sobre la armonía, sin anular los contraste ni la variedad. Sobre el ritmo. Sobre la innovación sin pretenciosidad. Sobre la conjunción de todos los elementos visuales y sonoros. ¡Ah! Los juegos con las luces y con las sombras. La composición progresiva de los conjuntos. La estudiada y trabajada espontaneidad de los solos, los dúos, los tríos, los sextetos.
-Los aplausos y los gritos de admiración han sido bastante más extensos e intensos que de de costumbre. Justo reconocimiento y emotividad compartida.
-No entra en mi intención dar consejos. Pero no os privéis de emocionaros y de admirar la calidad – y las calidades – de esta Compañía Nacional de Danza.
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