Desde la fila tres del patio de butacas
Por David Barbero | 1 mayo 2022 - 10:36 pm
Categoría: General

DAVID BARBERO

-Reconozco que, con la danza, mantengo un desequilibrio entre el deseo de encontrar un sentido y las ganas de dejarme llevar por lo que veo. Como una inquietud inestable entre el intento de unir el entendimiento y las emociones a la hora de disfrutar de estos espectáculos.

-No en todas las piezas, termino conciliando el desequilibrio o culminando los dos deseos, que, en ocasiones, resultan incluso antagónicos. Con lo que el disfrute se convierte en más interactivo.

-Dado que en este fin de semana se ha celebrado el día internacional de la danza, esta tarde he ido a la sala la Fundición de Bilbao, ya que allí se trata a este tipo de arte escénica con cuidado, mimo y atención.

-Precisamente, se ha estrenado allí estos días la pieza ‘Cucú’, una creación de Angela Corbajo y Rosa Sanz. La primera con vinculaciones vascas. La segunda, con raíces valencianas. Y ambas con influencias andaluzas.

-También comparten el ser bailaoras, bailarinas, coreógrafas, investigadoras y docentes. Y han coincidido en el Master de investigación y análisis del flamenco de la Universidad de Cádiz. Por lo tanto, había una vinculación favorecedora entre el entendimiento y las emociones, que más arriba he comentado.

-Me había informado previamente de que la pieza ‘Cucú’ parte de las interrelaciones de la distancia, la velocidad y el tiempo. Nace de la inquietud de las personas por lograr su propia adaptación a la medida de sus vidas. Ha surgido y crecido sobre ejercicios e improvisaciones cercanas a la vida, incluso la cotidiana, de las dos creadoras y sus colaboradores.

-Así que en ese interesante y apasionante ejercicio polivalente he estado durante toda la pieza. Por un lado, abierto a las emociones del baile. Simultáneamente, intentando captar esas connotaciones más de carácter conceptual. Y, a la vez, disfrutando de las cualidades y el arte de Ángela Corbajo y Rosa Sanz. A ellas, se ha podido ver esta tarde en la Fundición de Bilbao, muy seguras de lo que deseaban transmitir y poseedoras de las técnicas para lograrlo.

-En definitiva, una manera placentera y satisfactoria de celebrar el día internacional de la danza, disfrutando de este arte y tratando de asimilarlo.

Desde la fila tres del patio de butacas
Por David Barbero | 1 mayo 2022 - 12:00 am
Categoría: General

David Barbero

-Para no engañar a nadie, confesaré desde el principio mi debilidad por Arthur Miller. Y entre sus obras, ‘Muerte de un viajante’ ocupa un lugar privilegiado. Creo que fue uno de los autores que mejor entendió y denunció la deshumanización y el engaño social que traía el capitalismo descarnado en la mitad del siglo pasado.  He estado a punto de afirmar que, a mi juicio, fue el mejor representante del teatro social norteamericano.

-Esta obra la estrenó justo en el año 1949. Y desde el principio, tuvo un impacto extraordinario. Obtuvo un gran éxito también de público. Los premios Pulitzer, Tony, de los críticos de Nueva York. Se hizo muy pronto una película que también repitió el éxito y los buenos comentarios. Sobre todo, significó un serio y profundo análisis, así como una valiente denuncia, de esa lacra social y humana tan profunda.

-Esta tarde, he vuelto a ver esta obra en el Teatro Social de Basauri. La adaptación la firma Natalio Grueso. La dirección es de Rubén Szuchmacer. Entre los intérpretes más conocidos, destacan Imanol y Jon Arias, padre e hijo en la vida real, que también representan esos papeles en la ficción.

-Señalaré que el teatro estaba completamente lleno. Supongo que ese éxito debe atribuirse principalmente a la fama del actor protagonista. Pero espero que una parte de los espectadores haya acudido motivada por el atractivo del texto y de su autor.

-Es preciso señalar que la interpretación de Imanol Arias está especialmente cuidada en matizaciones y actitudes, así como en encarnar el carácter de fracaso personal.  A la adaptación y a la dirección, quizá se le pudiera pedir una precisión mayor en la clarificación y la agilidad del desarrollo expositivo.

-Después de haber realizado una declaración tan favorable hacia el autor y hacia el texto, no puedo sino manifestar mi satisfacción de que ‘Muerte de un viajante’ se siga representando. Además, en los carteles y anuncios se insiste en presentarlo como la denuncia del capitalismo salvaje. Incluso se añade que ‘resulta tan actual como cuando se escribió’.

-En esta última afirmación no creo estar muy de acuerdo. Desde luego, ayuda a que los espectadores reflexionemos sobre esa perversa naturaleza del capitalismo y que hagamos el trasvase de lo que sucedía entonces, hace más de setenta años, a los tiempos actuales. Y reconozco que ese ejercicio siempre es saludable.

-Sin embargo, los tiempos y las circunstancias han cambiado. Ese capitalismo salvaje ha aumentado en todas las direcciones. Pero ha adquirido nuevas formas, difíciles de identificar con las de entonces. Quizá por esa razón, los comentarios que he oído a la salida se referían más a la psicología de los personajes o a los problemas internos de la familia, que a la explotación humana del capitalismo.

-Pero bien viene recordar a Arthur Miller y a su viajante Willy Loman.

Desde la fila tres del patio de butacas
Por David Barbero | 29 abril 2022 - 10:57 pm
Categoría: General

-Esta tarde he acudido al teatro Arriaga de Bilbao para volver a recibir uno de los impactos más fuerte que he recibido entre las, muchas, representaciones a las que he asistido en el teatro. Incluyo todos los géneros.

-Esa fuerte impresión artística y emocional la recibí, hace casi un año, en junio del 2021. También en el Teatro Arriaga. Con la ópera, en alemán, ‘Erwartung’, que, en castellano, se traduce como ‘La espera’

-Curiosamente yo, como espectador, estaba sentado en el escenario. Los que actuaban se hallaban en el patio de butacas. Se habían cambiado los papeles. En el centro de ese patio, había una peana para elevar el piano, único instrumento. El pianista era Andrej Hovrin. La interprete, la soprano lituana Ausrine Stundyte, interpretaba apasionada y desesperadamente el papel de la protagonista. He dicho interpretando. No solo cantando. Quizá sea más exacto decir viviendo. Caminando, por entre las butacas. Buscando. Llorando. Esperando, sin esperanza. Martirizándose físicamente. En algunos momentos, es acompañada por el actor Gaizka Chamizo. Todos, bajo la dirección de Calixto Bieito.

-La acción de ‘Erwartung’ se desarrolla, esencialmente, en un instante. El momento en que encuentra, muerto, a su amante. Todas las emociones, contradictorias y también complementarias, están concentradas en ese tiempo momentáneo. Pero, a la vez, se expanden. Hacen explosión. También en el tiempo. Pero, sobre todo, se expanden en el sentimiento. En la emoción. En el impacto contenido y sostenido.

-Cuando esta tarde, acudía al teatro, todavía tenía vivo ese impacto, aunque han pasado tantos días y tantas obras teatrales, de todos los géneros, por medio. He deseado revivirlo.

-Lo he vuelto a ver también desde las butacas situadas en el escenario. Puntualizo. Esta vez me he colocado justo detrás de las pocas filas de butacas colocadas en el escenario. Pero he presenciado todo el espectáculo de pie. Son sólo cuarenta minutos. Pero también parecen un instante.

-Me he colocado intencionadamente de pie, para no perderme ningún detalle. Para no tener ninguna distracción. Para ver, sin ningún obstáculo los movimientos, las expresiones, los gestos. Hasta los golpes de las flores contra el cuerpo inerte del amante. Los cambios de luces, las carreras, los saltos. Los escondites debajo del piano.

-He estado con todos los sentidos abiertos por la curiosidad de los cambios de tono, los gemidos, las protestas, los insultos, las súplicas, las declaraciones de amor desesperado. Para sentir la atmosfera oscura, densa, húmeda del bosque laberíntico creado también por las filas de butacas.

-Y cuando se han ido apagando todas las luces y se ha hecho el oscuro final, he tenido que darme como una sacudida para salir del encanto, o de la abducción y volver a la realidad.

-Pasará el tiempo, pero el impacto continuará en mí. También estará la soprano Ausrine Stundyte, Y el pianista Andrej Hovrin. Y el actor Gaizka Chamizo. En el bosque oscuro, denso y húmedo de árboles misteriosos. No, perdón. Que eran las filas de butacas, aunque parecieran un laberinto.

-Memorable instante de emociones e impactos, concentrado y a la vez expandido. ‘Erwartung’.

Desde la fila tres del patio de butacas
Por David Barbero | 25 abril 2022 - 11:47 pm
Categoría: General

David Barbero

-Vengo directamente de asistir, en el Palacio Euskalduna de Bilbao, a la segunda representación de la ópera ‘Alzira’ de Giuseppe Verdi, dentro de la temporada número 70 de la Asociación Bilbaína de Amigos de la Ópera.

-Con este título se completa, exitosamente, el magno y difícil proyecto ‘Tutto Verdi’, en el que se han logrado representar todas las composiciones de este prolífico musico italiano y en todas sus versiones.

-He enfatizado lo de ‘exitosamente’ porque, cuando este proyecto se inició en el año 2006, casi nadie creía que se iba a poder completar. Y lo de ‘difícil’ indica que ha tenido que superar numerosos contratiempos, entre los que la pandemia ha sido quizá el más grave, pero no el único.

-Debe otorgarse el justo reconocimiento a los perseverantes responsables que han mantenido su esfuerzo con constancia para lograrlo.

-‘Alzira’ ha terminado siendo el título de cierre del ciclo, por las dificultades para conseguir un montaje de esta ópera, que apenas se representa. Desde luego, no está entre las más famosas ni entre las preferidas del propio autor. Incluso tiene una temática, colateral entre los gustos operísticos. Trata de la conquista de América por los españoles y tiene como protagonistas a indígenas de las tierras peruanas.

-La representación que se está ofreciendo en Bilbao muestra también que ya están presentes en ella algunas de las características musicales que darían mucha fama a Verde. Pero, sobre todo, evidencia que su estructura se acerca mucho a la de un concierto. Quizá el objetivo principal era experimentar las formas de potenciar los ‘concertantes’ para fortalecer los finales de los actos.

-Estas características han permitido que se hayan lucido, sobre todo, los tres protagonistas. Han sido la soprano Carmen Solís, el tenor Sergio Escobar y el barítono Juan José Rodríguez. Además del director Daniel Oren, al frente de la orquesta Bilbao – Sinfonietta.

-Sin embargo, en Perú y en algunos otros países latinoamericanos, tienen esta ópera en una gran estima, casi como un himno patriótico. Los que se preparan para cantantes líricos ensayan reiteradamente todas sus partes. Hay aficionados que sólo escuchan estas arias. Es un fervor que óperas muy famosas desearían tener.

-Esto demuestra que las adhesiones, incluso las artísticas, tienen muy diversas motivaciones. No siempre basadas en cualidades objetivas.

-Pero los méritos del gran ciclo ‘Tutto Verdi’ sí que lo son. Por esa razón, pide un remate potente, a la altura del esfuerzo realizado.

 

Desde la fila tres del patio de butacas
Por David Barbero | 22 abril 2022 - 11:38 pm
Categoría: General

David Barbero

-Acabo de salir del teatro Arriaga de Bilbao donde he visto ’El Golem’ de Juan Mayorga y Alfredo Sanzol. Tengo en el cuerpo, todavía, la sensación de desasosiego, y hasta de frustración, por no haber alcanzado a captar todo lo que creo que lleva dentro.

-Y no puedo, ni debo, echar la culpa a nadie, salvo a mí mismo, a pesar de haber puesto toda la atención y el esfuerzo para lograrlo.

-Llevaba ya muchas curiosidades esta tarde al acudir a ver esta obra. Había hablado y leído sobre ella. Había recabado opiniones y había analizado comentarios.

-Una de estas curiosidades, y no menor, era comprobar el resultado del encuentro profesional entre un gran autor, Juan Mayorga, y un gran director, Alfredo Sanzol. No habían coincidido hasta ahora. Y ambos habían manifestado el deseo mutuo de trabajar juntos.

-La ocasión ha surgido por la propuesta de Juan a Alfredo de su revisado texto titulado ‘El Golem’. Indico lo de revisado, porque Mayorga lo tenía escrito desde hace algún tiempo. Pero lo ha retomado y completado a raíz del fuerte impacto sufrido por la pandemia y las reacciones sociales o personales que ha provocado.

-El título alude directamente al mito del poder de la palabra que es capaz de dar vida a una figura de barro con sólo insuflarte intencionadamente sus articulados sonidos.

-El texto desarrolla el efecto trasformador, para bien y para mal, de las palabras. Sobre todo, como profundo revulsivo de la personalidad. También su efecto destructivo, en tiempos de ‘fakes’ y de posverdades.

-Se puede decir, o al menos yo lo he entendido así, que este texto es una reflexión en profundidad sobre lo que somos o creemos que somos. O lo que nos hacen ser. Una reflexión que no se queda siempre en las coordenadas de la lógica racional. En momentos, no pocos, se pasa a los movedizos pasos oníricos. O a las paradojas simbólicas. E incluso transita hasta los caminos laberínticos de la mente.

-Espero que, con lo que os estoy contando, deduzcáis que no es una pieza cómoda ni fácil para presenciarla en actitud pasiva. Requiere y exige una atención muy despierta. Por esa razón, ya he confesado mi frustración de no haber llegado hasta el final.

-En el título de este comentario, he aludido a la profundidad del tratamiento y a la dificultad de su comprensión. Incluso, alguien a mi lado ha utilizado la palabra oscuridad.

-En cuanto a la dirección y la puesta en escena de Alfredo Sanzol, se percibe la misma intención de moverse dentro del mundo oscuro y retorcido de la utilización de las palabras para transformar, sibilinamente, las mentes y los cuerpos de las personas. Y de toda la sociedad.

-La idea que me ha venido a la mente, durante la representación, ha sido la de laberinto. Laberinto en la oscuridad. Y móvil. Y envolvente. Para producir esa sensación desasosegante de la manipulación intencionada e interesada.

-Otro punto de referencia importante es la interpretación. Debo reconocer que, previamente, alguien me había traslado un cierto morbo sobre el trabajo de la protagonista, la actriz Vicky Luengo, al desconfiar de los premios recibidos por sus interpretaciones en series de Televisión. Pero su actuación en esta obra demuestra una consistencia extraordinaria y no deja ninguna duda sobre su gran capacidad. El mismo reconocimiento hay que hacer de sus compañeros Elena González y Elías González, aunque su intervención sea menor.

-Sería injusto no señalar los méritos de Alejandro Andújar en la oscura y laberíntica escenografía, de Fernando Velázquez y Sandra Vicente en la parte sonora.  Y también a los cuatro encargados de mover, tantas veces y con tanta propiedad, los elementos escénicos. Tanto que han tenido que salir a recibir los aplausos del público.

-Así que una obra y una representación escénica para pensar. Puntualizo. Para seguir todavía pensando, como consecuencia de no haber sabido captar todo lo que tiene a primera vista.

 

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