Desde la fila tres del patio de butacas
Por David Barbero | 29 octubre 2021 - 11:32 pm
Categoría: General

David Barbero
-Siempre he defendido que el teatro debe ser un reflejo de la sociedad en que se desarrolla. Un lugar donde se expongan, se reflejen y se debatan los problemas que esa sociedad tiene. Comprometido con su tiempo y con los problemas que afectan a la gente.
-Ese compromiso implica rigor, honestidad, valentía, responsabilidad, seriedad y equidad a la hora de tratar esos problemas sociales, o políticos o religiosos o del tipo que sean.
-Voy a caer intencionadamente en una reiteración. Creo que el teatro comprometido debe tener un tratamiento ‘teatral’. No debe ser un reportaje periodístico. Ni un debate audiovisual. Ni un juicio. Ni un mitin político, o religioso o doctrinal. El teatro está incluido en las artes escénicas y a sus exigencias debe responder.
-Este planeamiento no está reñido con defender también el teatro cómico, el satírico o el de divertimento. Incluso, se puede coincidir en que el humor puede ser una de las mejores maneras de afrontar esos problemas sociales.
-Estas consideraciones eran las que hacía esta tarde, mientras me encaminaba al teatro Arriaga para ver la obra ‘Altsasu’. Como el título indica, trata sobre los acontecimientos que tuvieron lugar en esta localidad navarra en octubre del 2016. En ellos, se vieron implicados miembros de la guardia civil y jóvenes de la izquierda abertzale.
-Aquellos hechos se hicieron polémicos muy pronto. La polémica se fue extendiendo geográficamente y aumentando con manifestaciones, opiniones, acusaciones, posicionamientos a favor y en contra. Hubo intervenciones políticas. Más enfrentamientos verbales en los prolegómenos del juicio, durante el mismo y después de la sentencia.
-El tratamiento de la obra vista hoy toma su base de las actas del juicio. Se ha realizado también una amplia investigación. Se han buscado testimonios en todas las direcciones. Se han adoptado posturas de honestidad, imparcialidad, búsqueda del entendimiento y se han potenciado más preguntas que las aseveraciones absolutas.
-El resultado es una obra muy intensa. Con escenas que analizan los hechos. Otras, dedicadas a los personajes intervinientes. Alusiones a la situación social. A las implicaciones personales. Las connotaciones políticas. Con una mirada muy especial puesta en las decisiones judiciales.
-En el tratamiento escénico, se utiliza una manera muy ágil de conectar las escenas. Con intercambios inmediatos de personajes. Superando las limitaciones de tiempo o de espacio. Con muy pocos elementos físicos para concretar situaciones o lugares. Habría que destacar el planteamiento dinámico, innovador, ágil, eficaz y moderno de llevar la acción y el desarrollo dramático.
-Me ha parecido determinante que cada intérprete tenga que encarnar personajes situados en ambos bandos y se vean obligados a entender y defender ambas posturas.
-También se ha potenciado el juego simbólico e imaginativo. Las referencias artísticas. La introducción de connotaciones festivas o las figuras emblemáticas del carnaval de Alsasua.
-La autoría y la dirección son de María Goiricelaya. Ella también ha llevado a cabo la investigación. Ha definido el propósito del análisis y la exposición. La producción es de la compañía Dramática Errante. Entre los intérpretes, figuran Ane Pikaza, Nagore González, Egoitz Sánchez y Aitor Borobia. Todos han realizado un muy destacado trabajo, especialmente por la necesidad de seguir el vertiginoso ritmo expositivo. Por los cambios constantes. Por la necesidad de adoptar nuevos, y hasta enfrentados, registros en escasos segundos.
-He prestado atención a las reacciones del público, porque este tipo de obras tiene una relación más directa y más viva con los espectadores. Ha existido un silencio atento y expectante durante la representación. Después, los aplausos han sido unánimes. Hay que reconocer que unos más entusiastas que otros. Al salir, la gente hablaba en grupos. Es lo que se perseguía.
-Al volver a casa, tras ver la obra, he caminado reafirmándome en la defensa del teatro como reflejo de la sociedad en la que vive, como escenario de los problemas existentes y con una relación estrecha con las preocupaciones de la gente de ahora y aquí mismo.
-Es la manera, a mi juicio, de que las artes escénicas estén vivas y no se acerquen a convertirse en piezas de museo.

Desde la fila tres del patio de butacas
Por David Barbero | 28 octubre 2021 - 10:43 pm
Categoría: General

David Barbero
-Deseo decir públicamente, y en el tono más alto posible, que amo a los payasos. Tengo hacia ellos el mayor de los respetos y la mejor de las estimas. Me parece el personaje escénico más inteligente, emotivo, sabio y entrañable.
-En el terreno profesional, la especialización del clown creo que es a más difícil, la que requiere más capacidades, recursos más elaborados, dotes mejor ordenados y cualidades más definidas. Su aprendizaje exige perseverancia, meticulosidad, estado de ánimo. Pide actitud, además de aptitud.
-En el campo personal, me parece que un payaso no puede ser mala gente. No puede tener envidia, ni odio, ni ser violento o agresivo o malvado. Ni es capaz de engañar conscientemente. Quizá pueda ser glotón o perezoso. O incluso presumido. Pero es imposible que un payaso haga mal a nadie.
-Toda esta declaración, absolutamente sincera, viene a cuento de que esta tarde he asistido en el Teatro Campos Elíseos de Bilbao al espectáculo titulado ‘Clowns’. Es una creación de Productores de sonrisas. Quizá se pueda decir que pertenece al género del circo. Pero supera todos los límites.
-Los protagonistas son los payasos. En concreto, cinco. Cada uno diferente, irrepetible. Con distintos trajes, maquillajes, dibujos, tintes o tonos. Pero con el mismo espíritu. Iba a escribir con la misma humanidad. Pero me ha superado la duda. Hay muchos humanos que han rebajado mucho el nivel.
-Merecen ser citados por sus nombres o apelativos. Gensi, Isa Belui, Davis Vassallo, Luigi Belui y Housch-Ma-Housch. Los dos primeros son carablancas y se encargan de presentar y poner orden en le espectáculo. Los otros tres intentan desbaratarlo todo. Hacer que el caos aparente se convierta en risa. O en sonrisa. Y así haga feliz a mucha gente.
En este espectáculo, se pueden ver las técnicas tradicionales y actuales de este viejo oficio. También se percibe la notable evolución que está experimentando el circo en general y las actuaciones de los payasos, en concreto.
-Asimismo se puede encontrar un recuerdo y homenaje a los grandes nombres del pasado. En el espectáculo, está presente Charles Chaplin. Pero se palpa la nostalgia de Charlie Rivel, Buster Keaton, George Karla o el mismo Marcel Marceau.
-Esta tarde el teatro Campos Elíseos estaba completamente lleno. El público era diferente y mucho más ruidoso que en otras ocasiones. Se notaban las risas, los gritos, los saltos y los aplausos de los más pequeños. Pero también había numerosos adultos, que no necesitan chistes verdes o burlas exageradas para reírse.
-El espectáculo va a representarse todos los días del largo fin de semana. Con varias sesiones diarias. No lo dejen pasar.

Desde la fila tres del patio de butacas
Por David Barbero | 26 octubre 2021 - 1:00 am
Categoría: General

David Barbero
-Confieso que siento una oculta satisfacción cuando llega alguna ópera que no pertenece a las clásicas composiciones italianas. Sé que es ir un poco contra corriente. Los gustos mayoritarios suelen seguir las obras más conocidas de Verdi, Rossini, Donizetti, Puccini o Bellini. Desde luego, no tengo nada contra ellos. Todo lo contrario. Pero dejo constancia de esa ‘debilidad’.
-Así que esta tarde-noche he acudido contento a disfrutar de ‘De los cuentos de Hoffmann’, con la que la Asociación Bilbaína de Amigos de la Ópera, ABAO, ha inaugurado su temporada número setenta. En esa satisfacción, estaba también la constatación de que este arranque significa el fin de la situación negativa que ha sufrido la ópera durante toda la pandemia.
-`Los cuentos de Hoffmann’ es una de las cumbres de las óperas francesas. En unión de ‘Carmen’ y de ‘Manon’. Cuenta con un argumento más novedoso, complejo y mejor elaborado de lo habitual. Con matices literarios más elevados y con elementos de mayor elaboración. Hay que destacar los valores musicales del compositor Jacques Offenbach. Pero en esta ocasión, no se puede olvidar uno de citar al libretista de Jules Barbier. A pesar de su tendencia a recrearse en los elementos accidentales del argumento y ralentizar así el desarrollo de la acción.
-La ABAO tiene a gala, y merecidamente, su cuidado a la hora de elegir las mejores voces para sus representaciones. En esta ocasión, ese cuidado ha sido exquisito, y más teniendo cuenta que el elenco es amplio. En él, destacan la soprano Jessica Pratt afrontando el reto de las tres amantes tan distintas y exigentes; el bajo menorquín Simón Orfila, que encarna a los malvados; y, seguramente sobre todos ellos, el tenor Michael Fabiano, que asume el papel protagonista de Hoffmann. Pero sería injusto no valorar al resto de cantantes, incluidos los muy reconocidos interpretes locales.
-Los que se fijan con detención en la actuación de la orquesta, en este caso la BOS, han expresado sinceras alabanzas. También, para el muy competente director musical, Carlo Montanaro. Ellos, en unión del coro, han recibido los sonoros aplausos del público en reconocimiento de su labor.
-En cambio, sobre el director de escena, Vincent Huguet, la mayoría opinaba que se había fijado más en la espectacularidad del escenario que en clarificar el desarrollo de la acción y en potenciar la evolución interior de los personajes. Una monumentalidad escénica que ha dificultado el movimiento de los intérpretes e impedido la creación de las diferentes atmósferas.
-En su conjunto, esta representación de ´Los cuentos de Hoffmann’ ha significado un gozoso regreso a la fiesta de la música y el canto lírico, en el arranque de esta temporada número setenta que promete ser digna de aprovecharse y ser disfrutada.

Desde la fila tres del patio de butacas
Por David Barbero | 23 octubre 2021 - 10:54 pm
Categoría: General

David Barbero
-He de decir que no siempre coincido con los planteamientos escénicos e ideológicos del director teatral Albert Boadella. Y cuando coincido, a veces, no lo hago de modo completo. Pero tengo, hacia él, respeto e incluso admiración. Mantener sus criterios y criticar con valentía a los poderosos le ha costado estar en la cárcel, recibir numerosos ataques, perder ayudas y ser discriminado.
-La compañía Els Joglars, que él fundó y dirigió durante muchos años, ha sido el grupo teatral más emblemático de las últimas – muchas – décadas. Ha tenido un estilo propio inconfundible. Muchos de sus espectáculos se han convertido en referencia. Algunos de los personajes, criticados o caricaturizados por ellos, están en la mente de muchos aficionados al buen teatro comprometido.
-Tras abandonar Els Joglars, Boadella ha mantenido su peculiar genio y figura con algunos matices diferenciadores. También con ciertas polémicas propias de su estilo y propósito. Sus espectáculos teatrales, en los últimos tiempos, se han acercado más a la música, en especial a la lírica. Pero siempre ha conservado sus características de identificación y, en muchas ocasiones, su intención provocadora. Ésa sí que marca de la casa.
-Así, hemos llegado a su último espectáculo, ‘Diva’, que esta tarde he tenido ocasión de ver y disfrutar en el teatro Arriaga de Bilbao. He visto en él, casi todos los rasgos definitorios del polémico creador. También está la atención – con elementos de fascinación y de repulsa a la vez – por grandes figuras en sus respectivos campos. En este caso, son la mítica soprano María Callas y el multimillonario Aristóteles Onassis.
-A la cantante, la sitúa intencionadamente en los últimos años de su vida, en los momentos de decadencia. Pero le atribuye una notable grandeza, no solo como artista. Pueden apreciarse, en el tratamiento de su figura, elevados tonos de la tragedia clásica griega. En cambio, el diseño del multimillonario está cercano de la caricatura exagerada, como los personajes catalanes ridiculizados en sus tiempos más críticos. Pero también le atribuye algún rasgo de nobleza.
-En el dibujo de estos dos personajes, hay que destacar la pericia de Boadella en la creación de su perfil, en los detalles definitorios y en la dirección de los actores. Un detalle: si ven el espectáculo, fíjense en las manos de la protagonista. Son de admirar la ágil coexistencia de la actualidad y el recuerdo. Los rápidos cambios de personalidades. Los pasos instantáneos de situación. Las inteligentes elipsis. La elegancia de los rasgos expositivos.
-Pero también hay que atribuir el mérito a los dos intérpretes, habituales en sus últimas producciones. La actriz y soprano – o al revés – María Rey-Joly realiza una reencarnación muy meritoria de la diva de la ópera. La sitúa en esa ambivalencia de la grandeza y la decadencia. Una gran versatilidad para sugerir diversas emociones, o sentimientos encontrados o atmosferas complementarias.
-El pianista y tenor Antonio Comas dobla y matiza dos personajes. Con transformaciones por un solo gesto, o una diferente entonación. Con Onassis, camina seguro en los matices bufonescos y críticos de su personaje. También marca las diferencias instantáneas cuando pasa a encarnar al admirador último.
-Así que la alusión del título al ‘genio y figura’ lleva intención de positiva valoración hacia el poliédrico Albert Boadella. También a los destacados intérpretes. E incluso a los personajes retratados.
-Un detalle. Albert Boadella ha salido a corresponder a los aplausos finales en el Teatro Arriaga, aunque no se trataba de un estreno absoluto. Yo lo he interpretado como un reconocimiento a este teatro y a este público.

Desde la fila tres del patio de butacas
Por David Barbero | 22 octubre 2021 - 11:18 pm
Categoría: General

David Barbero

-Confieso que he sido seguidor fiel de los espectáculos del grupo ‘Tricicle’. Creo que los vi todos. Incluso los primeros, cuando no eran tan famosos. Cuando yo hacía entrevistas en ETB, tuve largas conversaciones con ellos. En trío y por separado.
-Me ha interesado mucho su trabajo. No sólo los espectáculos protagonizados por ellos. Pero especialmente esas funciones. También su eficacia comunicativa en los gestos y movimientos. Su expresividad. Su humor. La compenetración entre ellos. Su profesionalidad.
-He seguido su actividad como creadores y productores de otros espectáculos. Muy variados. Desde ópera, a musicales, pasando por comedias, policiacos, y otros muchos géneros. Planteados siempre con mucho rigor, con análisis detenidos, gran meticulosidad y buenas dosis de imaginación.
-Me ha interesado especialmente su investigación -teórica, pero con aplicación práctica- sobre el mecanismo del gag en el humor. Sobre todo, la importancia del ritmo y el mecanismo de relojería que hay que aplicar a la conjunción de todos los elementos para lograr, en el momento preciso, el resultado cómico final.
-Hace ya un tiempo que están retirados de actuar en público en grupo. Todo parece que es definitivo. Se les echa de menos. Pero sus cerebros siguen funcionando, creando ideas y elaborando planes. Ahora para otros intérpretes.
-Todo esto viene a cuento de que esta tarde he estado viendo y disfrutando de un espectáculo unipersonal en el teatro Campos Elíseos de Bilbao titulado ‘Por fin solo’. Protagonizado en solitario por Carles Sans. Uno de los tres de Tricicle. El más alto, el de rasgos más marcados en el rostro.
-En definitiva, es un monólogo sobre el ‘Tricicle’. Anécdotas, curiosidades. Encuentros. Métodos. Complicidades. Bromas. Chistes. Por supuesto, es otra cosa. Predomina, casi en exclusiva la palabra. Dice que deseaba hablar. Pero se nota, para bien, el trabajo realizado en la comunicación gestual. También funciona el mecanismo de la conexión de cada elemento para lograr el estallido en el momento preciso.
-En la representación de esta tarde, he podido comprobar que continúa habiendo seguidores fieles de su trabajo. Por los aplausos y las risas, algunos mantienen la buena conexión. El público se ha mostrado satisfecho del reencuentro.
-No es que a Carles Sans se le de mal la comunicación verbal. Ni mucho menos. Además, la acompaña bien con gestos y movimientos. Pero yo mantengo la nostalgia de aquella eficacísima y divertida comunicación gestual. Porque realmente ahora es muy difícil encontrarla. Y en cambio, abundan mucho los monologuistas.

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